Los 16 años de una exploración empírica de plantas medicinales
Marco Angulo se unió desde los 22 años a investigadores chinos y alemanes. Buscaban en la Amazonía una cura natural.
Marco Angulo desarrolló el don de curar con hierbas cuando tenía 22 años y trabajaba con un grupo de científicos chinos y alemanes en la creación de un huerto de plantas medicinales en Taisha, cantón de la provincia de Morona Santiago.
Bergamota, relajante y protectora del cabello
Leer másLos investigadores, miembros de una fundación que impulsaba proyectos de asesoría técnica en el campo agrícola y medicinal en las comunidades Shuar, buscaban una cura o un calmante natural para la adicción a las drogas y este quinindeño de 60 años estuvo 15 años de su vida cultivando y experimentando con semillas de distintas especies. Angulo era una de las personas que preparaba el suelo, clasificaba las semillas y las plantas.
Trabajó en el cultivo e investigación de la Natema, planta con la que se elabora la Ayahuasca, una droga que manipulada a la inversa puede ser un calmante muy efectivo para las personas que tienen adicción, porque “es un alivio para el cuerpo y para el alma”, explica Angulo, quien de forma paralela tiene un negocio de venta de comidas en el barrio Unión y Progreso, en Quinindé (Esmeraldas), donde también recibe a sus pacientes.
Fue así como aprendió la utilidad, la forma de uso y para qué sirve cada una de las 120 variedades de plantas con los que trabaja en los diferentes tipos de tratamientos.
Entre estas plantas que utiliza se encuentran la chillangua, el chirarán, orégano serrano y costeño, diente de león, verbena, paico, hoja de menta, entre otras. Con ellas prepara brebajes, jugos y ensaladas ricas en fibras. “Todos esos montes que a veces están en el camino y los pisamos tienen el poder natural para curar a las personas. La verbena, por ejemplo, tiene los mismos efectos que la Aralen, que sirve para las molestias del cuerpo, anteriormente se la utilizaba para matar las amebas, combatir la gripe y subir las defensas. Y la cola de mono se la utiliza para arrancar los cálculos”, asegura Angulo, a quien sus pacientes llaman ‘El Maestro’.
Las especies que utiliza son nativas de la provincia de Esmeraldas y del Oriente ecuatoriano. El zapote negro es la base de los remedios naturales que crea Marco Angulo.
Crean boticas de remedios caseros en barrios populares
Leer másSe trata de un fruto de origen mexicano que es verde al principio y negro cuando alcanza su madurez absoluta.
“Esta es una fruta a la inversa, cuando está madura es curativa en el bien, y pintona o verde es curativa en el mal. Si se pasa la dosis para una persona que tiene cáncer lo puede matar. Una persona que no esté enferma y la ingiere, le da vómito hasta morir”, indica Angulo.
Pese a que su ámbito de acción son únicamente las plantas naturales, Marco se basa en la ciencia para determinar qué tipo de tratamiento sigue con cada paciente.
Para eso, siempre se remite a los exámenes de laboratorio que le llevan sus pacientes, algunos llegan a él después de haber perdido la esperanza en la medicina tradicional. “Eso me permite atacar el problema de raíz y no solo darle un calmante al paciente, sino curarlo. Yo reviso los niveles de creatinina, triglicéridos y demás detalles que contienen los exámenes médicos y a partir de eso decidimos el tratamiento a seguir”, agrega Angulo.
Por ejemplo, Marco Angulo utiliza la papa de una planta llamada Rampira para desinflamar la próstata cuando esta está infectada con cáncer. También es efectiva para combatir la inflamación en las vías urinarias, asegura. “La medicina natural, llevada responsablemente, con disciplina y con amor, puede salvar vidas, siempre con la ayuda de lo científico”, enfatiza Angulo.
- Reacciones
Algunos testimonios positivos
A sus 85 años, Miguel Ángel Angulo padecía de inflamación en la próstata y el colon. Estuvo dos meses padeciendo hasta que fue a una cita con Marco Angulo, con quien empezó un tratamiento que ahora le permite caminar sin muletas. “Busquemos la medicina alternativa, las plantas y la naturaleza son vida. Ahora todo el mundo me mira de otra forma”, sostiene este paciente. Darío tiene 78 años y le diagnosticaron hígado graso, agua en el hígado y los pulmones; anemia aguda, cáncer de próstata y diabetes. Ya no podía caminar, prácticamente estaba desahuciado y su estómago muy hinchado. “ Más de un año recorrió distintos hospitales y clínicas sin éxito, por lo que me recomendaron que visite a Marco Angulo”. Lo hizo y a punta de brebajes en dos meses recuperó la salud.