Las intervenciones pueden hacerse desde que los niños tienen días de nacidos; depende del caso.

Mas de 2.500 ninos nacen cada ano con defectos cardiacos

Los casos. Después de las neumonías y de las infecciones, las cardiopatías congénitas son la causa de muerte en el país, según el hospital Roberto Gilbert.

David había nacido sin complicaciones, al menos eso creían sus padres. Pero un día, casi al cumplir el primer mes, una gripe que le impedía respirar lo llevó a la sala de Emergencia de un hospital al sur de Guayaquil. Se había puesto morado y los médicos tuvieron que intubarlo. Diez horas después, estaba en el quirófano con un pronóstico que sus padres no esperaban: tenía un problema cardiaco.

Daniel Zúñiga, un comerciante de 41 años, recuerda lo duro que fue ese momento. “Los médicos me dijeron que mi niño padecía de una coartación de aorta, es decir que la arteria se va cerrando e impide el flujo normal de la sangre”, explica. Hoy David tiene un año siete meses.

Tania pasó por algo muy similar a lo de Daniel: también supo de la enfermedad de su hijo luego de una gripe. Nelson cumplió ya los cinco años y ha pasado por tres cirugías. Una situación parecida le tocó vivir a Liliana Loor, de 25 años, quien atiende a su hija en un hospital al norte de la ciudad. A los 22 días, vio cómo el tono de la piel de su pequeña Elizabeth se había puesto azul. “Le hicieron un cateterismo a los ocho meses, al año y medio le realizaron otro y a los dos años la operaron de corazón abierto. Hoy tiene seis años”.

Es un mal más común de lo que los padres creen, pues uno de cada cien niños nace con una cardiopatía (defecto cardiaco). “En el país, anualmente nace un promedio de 300 mil niños, lo que quiere decir que cada año se agrega cerca de 2.500 o más menores cardiópatas”, explica el doctor Simón Duque, jefe de la Unidad de Cardiología y Cardiocirugía del hospital Roberto Gilbert, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. De este grupo, el 75 % necesitará de una cirugía y de ellos la mitad deberá ser intervenido en los primeros tres meses de vida. Los casos de alta complejidad se atienden en esta unidad de salud, donde se han realizado más de 1.200 cirugías desde el 2013.

El doctor Darwin Zhune Villagrán, coordinador del área de Cirugía Cardiaca de este centro, reconoce el shock que esto implica para los padres. “Cuando usted le dice a un papá que su hijo tiene una cardiopatía, asocia la palabra con muerte y piensa que su niño está condenado y no es así. Ventajosamente, la mayoría de las cardiopatías tiene solución. Existe un pequeño número que no lo tiene y para ellos hay cirugías paliativas, que ayudan a tener una mejor calidad de vida al paciente”, indica.

Como se trata de casos frecuentes, hay una creciente lista de espera. Hasta diciembre, en el Roberto Gilbert están agendados 150 pacientes para estas cirugías (se realizan de una a tres al día). Igual ocurre en el hospital de niños Francisco de Ycaza Bustamante, del Ministerio de Salud. En la Unidad de Cardiología y Cirugía Cardiovascular se han realizado unas 250 intervenciones desde el 2016. Inicialmente se había planificado operar solo los casos de baja complejidad, pero los que llegaban eran severos, por lo que no podían esperar.

Hernán Montero, cirujano cardiovascular de esta casa de salud, explica que en el país falta conocer más sobre estas dolencias, lo que hace que muchos padres no busquen ayuda. Se estima que en Ecuador se opera a no más de 600 pacientes al año. El resto de los 2.500 que nacen con el problema, siguen en lista de espera o se quedan en el camino, porque sus padres no conocen que los niños padecen de ese problema de salud.

En Guayaquil, en el hospital Roberto Gilbert, el 90 % de los pacientes son derivados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) o del Ministerio. El Francisco de Ycaza también realiza cirugías gratuitas (este tipo de intervenciones en el sector privado tiene un costo que va desde los $ 10.000 y puede llegar a las decenas de miles de dólares, según la complejidad y el número de cirugías que se necesiten). Son cifras que buscan crear conciencia a dos días de que se celebre el Día Mundial del Corazón.

El primer examen, en el vientre

Cuando se trata de problemas de salud, hay que ganar tiempo. El doctor Ricardo Briceño, médico intensivista, dice que las embarazadas deben someterse a un ecocardiograma fetal entre la semana 26 y la 30. “Así podemos saber si viene un paciente con cardiopatía y dirigirlo a un centro especializado para subsanar rápidamente el problema de la cardiopatía”.

Hay que aprender también a detectar las alertas, que se presentan cuando el bebé se pone morado, se cansa y suda al tomar el seno. O tiene esos mismos síntomas cuando está más grande al mínimo ejercicio. ¿Cómo prevenir? Es complicado. La cardiopatía se da por varios factores, desde genéticos hasta el consumo de alcohol, tabaco y ciertos medicamentos.