Abalá Bucaram
De acuerdo con las conversaciones, el primer paso del plan era que Shy Dahan cambie de abogado por uno que sería asignado por la familia Bucaram.EXPRESO

44 minutos de audios entre israelí y Bucaram

Shy Dahan grabó a Jacobo y al expresidente Habla de un primer intento de asesinato. La defensa desvirtúa el peritaje

Las conversaciones giran en torno a tres puntos: evitar un acuerdo de colaboración con la Fiscalía, lograr que el israelí Shy Dahan cambie su versión y convencerlo de que no entregue a nadie la contraseña de acceso a su celular.

En el teléfono, el extranjero buscado por la Interpol, guardaba fotografías, videos y chats sobre la compra de pruebas para detectar el coronavirus. Catorce meses después de su asesinato en una cárcel de Guayaquil, el contenido comienza a salir a la luz. Pero su crimen se mantiene en la impunidad.

EXPRESO tuvo acceso a una parte de esa información. También recibió siete audios grabados por Shy Dahan en el tiempo que estuvo preso.

Los archivos suman más de 44 minutos de conversaciones entre el extranjero y el expresidente Abdalá Bucaram y su hijo Jacobo. Ambos son sospechosos de delincuencia organizada por la venta de los test. Están a punto de ser exculpados, gracias a que el juez Giovanny Freire los sobreseyó, el pasado 4 de octubre de 2021.

En agosto del año pasado se filtraron los primeros audios de estas conversaciones. Entonces, Abdalá Bucaram reconoció que su objetivo era poner un abogado al extranjero y que “para que el chico confíe” le dijo que tenía influencias y podía manejar el tribunal.

La última vez que hablamos, tú me enviaste un abogado. Yo hablé con él y fue una trampa.

Shy Dahan, israelí asesinado en prisión en 2020

Las nuevas grabaciones, que son pruebas en el proceso penal y sobre cuyas voces se hicieron pericias de identificación humana, explican cronológicamente los acercamientos entre los Bucaram y el israelí.

El 28 de julio de 2020, Jacobo llama a la cárcel a Shy Dahan y le pide que le diga cuál es su postura, ya que haber declarado que le vendió las pruebas PCR le ha metido en un problema, por el cual el entonces gobierno de Lenín Moreno le quiere perseguir políticamente.

CASO DELINCUENCIA ORGA (6790600)

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“Yo no pensaba ponerlo en problema, solo he dicho la verdad... Yo no fui como un sapo”, responde Shy Dahan, al tiempo de que se excusa por su poco español. En otra parte del diálogo, Jacobo, molesto, le increpa sobre el daño que les ha hecho a él y sus hijos. “Tienes que rectificar tu versión, porque si no yo te voy a encontrar en el último rincón del mundo”, dice y más adelante le repite: “no habrá lugar en el mundo donde te escondas”. A esto, Shy Dahan pregunta que cómo puede hacer para resolver el lío.

De acuerdo con las conversaciones, el primer paso del plan era que Shy Dahan cambie de abogado por uno que sería asignado por la familia Bucaram. El jurista no le cobraría nada y sería de confianza, ya que los otros defensores que tuvo solo buscaron obtener la clave de acceso a su teléfono. ¿Cómo sabría el israelí que la persona enviada es la correcta y no otro jurista que quiere engañarlo? Habría un código: Masim Massare.

Lo que se dice no son amenazas, son cuestiones que no entran a discusión... No puedo asegurar que sea mi cliente.

Francisco Onofa, abogado de la familia Bucaram

Una de las últimas conversaciones, la más larga (15:33 minutos), es con Abdalá Bucaram. Él empieza diciendo que está preocupado porque se ha enterado de que Shy Dahan graba las conversaciones. “Yo no te estoy grabando a ti, porque es llamada de WhatsApp. ¿Cómo podría?”, dice.

El extranjero también le asegura al expresidente que ha sido víctima de un atentado y que ya no confía en él. Y le narra detalles: “La última vez que hablamos, tú me enviaste un abogado. Yo hablé con él y fue una trampa. Tenía una balacera cinco minutos después de la visita del abogado”.

Shy Dahan cuenta que se salvó de milagro y lo acusa directamente: “Toda la gente corrió aquí (hacia mí) y usaron la clave que me diste, como 50 gentes. Tú me hiciste trampa, tú me mandaste a matar”.

“¡Tú dices que yo te he mandado a matar!”, le exclama molesto Abdalá Bucaram. “Ellos han dicho el código Masim Massare. El jefe de ellos, del pabellón 9, me dijo ese código que solo nosotros tenemos...”.

Abdalá le dice que las balaceras son muy comunes y que las ordena el Ministerio de Gobierno, entonces presidido por María Paula Romo. Afirma que el Estado es el que lo quiere matar para culpar a su familia.

Shy Dahan no cree y en su voz hay angustia. “Tú me dijiste ‘yo te doy seguridad’, este es el código. Llegó a mí gente con ese código”.

El hebreo también le cuenta que cree que el atentado tuvo el apoyo de la administración de la cárcel. “Es la primera vez, en dos meses que estoy aquí, yo baja de mi celda sin policía. Yo fui dos veces, tres veces, a las audiencias aquí en la cárcel. Llegó como siete, ocho policías escoltando a nosotros... No peleó otra mafia contra la otra, la misma gente de la misma banda corrió hacia mí... Yo pensaba que tú vas a protegerme”. Masim Massare, traducido del turco, es ‘masacre masiva’.

Francisco Onofa, abogado de Abdalá y Jacobo Bucaram, aseguró que las grabaciones son ilegales. “Cuando se obtiene un audio la ley dispone cómo hacerlo y para ello se tiene que tener una autorización a un juez, más cuando se presume el cometimiento de un delito”. Según él, en este caso no existió autorización para grabar las conversaciones.

Respecto a la autoría señala que la pericia de identificación de voz que efectuó la Fiscalía, cuya conclusión es que los intervinientes de los audios son el expresidente y su hijo, está mal hecha porque sus clientes no entregaron muestras de sus voces para cotejarlas.

Finalmente, sobre el contenido indica: “Lo que se dice no son amenazas, son cuestiones que ni siquiera entran a discusión de mi parte porque estaría afirmando que en realidad es la voz de mi cliente y yo no puedo asegurar eso”.

El detalle

Caso. El 4 de octubre, el juez Giovanny Freire sobreseyó a Jacobo y Abdalá Bucaram, Verónica Araujo y Bryan Pérez.