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El presidente, Daniel Noboa, y la vicepresidenta, Verónica Abad, mantienen una pugna en la que ambos guardan información.
El presidente, Daniel Noboa, y la vicepresidenta, Verónica Abad, mantienen una pugna en la que ambos guardan información.Foto: Flickr CNE

Abad y Noboa alimentan un albañal indigno con el Ecuador

Análisis | Ambos ejercen roles de víctima y victimario: Noboa es responsable de lo que ocurre y Abad no se queda atrás

El caso de Verónica Abad debe ser uno de los episodios de mayor neurosis política y absurdo institucional que ha vivido el Ecuador moderno. De hecho, en esta pugna entre el presidente Daniel Noboa y Verónica Abad se resumen todos los defectos, perversiones y retrasos mentales de los que adolece la institucionalidad y la cultura política del país.

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En esta historia donde Noboa trata por todos los medios de evitar que Abad se haga cargo del poder, mientras él hace su campaña para la reelección, no parece haber víctimas y victimarios. La verdad es que ambas partes ejercen esos dos roles a la vez: el gobierno de Daniel Noboa es responsable de lo que está ocurriendo y Abad no se queda atrás con sus declaraciones fuera de toda decencia política.

Se trata de una pugna a la que es muy difícil entender en su integridad porque hay vacíos de información que los dos protagonistas no le han querido dar a la población. Por ejemplo, las razones por la que los EE.UU. le retiraron la visa a Abad.

Irrespeto a la ley 

Para arrancar hay que decir que el nivel de perversidad y de falta de respeto con la ley con el fin de sacar a Abad del camino, que ha utilizado el Gobierno, es impresentable. Se trata de un abuso de poder ejercido por el Ejecutivo que no tiene precedentes. 

A Abad la enviaron a una guerra, dizque para que la solucione. Luego la enviaron a Turquía en medio de una serie de órdenes contradictorias que hizo que llegara tres días tarde, con lo que le hicieron en el Ministerio del Trabajo un sumario administrativo con el que se la sancionó por 150 días. Una decisión groseramente inconstitucional porque los motivos para sancionar y destituir a la vicepresidenta están en la Constitución, al igual que la del presidente de la República.

La herramienta del sumario administrativo

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Ambos están bajo el régimen de normas que están muy por encima del ridículo sumario administrativo que quieren imponerle a Abad. Luego vino la argumentación del Ministerio de Trabajo, en una audiencia, para defender la decisión que había sido interpuesta por una acción de protección a favor de Abad. 

Ahí se produjo uno de los momentos más bochornosos que pueden imaginarse en el desempeño del poder Ejecutivo: el delegado del Ministerio de Trabajo, que fue el encargado de sancionar a Abad, no supo decirle a la jueza qué normativa legal le facultaba a su organismo a sancionar con 150 días de suspensión. 

Y lo peor de todo es que esto se visualizó en vivo y en directo por miles o decenas de miles de personas. Si ya existía casi un consenso en la opinión pública de que lo que estaba pretendiendo el Ministerio de Trabajo es ilegal e inconstitucional, el episodio de la audiencia le dio ese toque de ridículo que necesita una decisión para que sea desechada por el organismo apelado.

Ahora bien, hay que ver y escuchar a la vicepresidenta Verónica Abad en su entrevista en Ecuavisa para entender toda complejidad y la dimensión de la pugna. En los pocos minutos que tuvo, Abad habló como si estuviera convencida de sí misma como una suerte de redentora o casi refundadadora del país. 

Abad está convencida y hace ofrecimientos

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La forma y el contenido de sus declaraciones eran las de una persona que está convencida de haber sido elegida para dirigir el destino del país por una inmensa mayoría. 

“Si el pueblo ecuatoriano me dice que los 3 puntos del IVA nos han solucionado la vida, pues creería que está justo pagar esa cantidad de impuestos. Algo que no ofrecimos al pueblo ecuatoriano, algo que no quisimos para el pueblo ecuatoriano. No le propusimos y los 5 millones de votantes no votaron para que nosotros le subamos impuestos, para que subamos los combustibles, para que tengamos una crisis eléctrica, para que haya subido la migración, para que haya desempleo”, sostuvo en lo que fue un portento de populismo y demagogia.

Luego vino su anuncio sobre los subsidios a la combustibles: sostuvo que eliminará cualquier medida que haya tomado el gobierno de Noboa para disminuir los subsidios estatales a los combustibles.

La vicepresidenta ignora efectos de medidas

Para comenzar, Abad no es consciente o no entiende lo que significaría dar de baja esas dos medidas tomadas por el gobierno de Noboa. Sin esos tres puntos del IVA que aumentó el presidente Noboa, con la aprobación de la Asamblea, y sin la disminución de los subsidios a los combustibles la economía ecuatoriana seguramente colapsaría en poco tiempo y los recursos financieros ofrecidos por los organismos internacionales quedarían suspensos.

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Abad actúa irresponsablemente: el riesgo país puede dispararse y los organismos financieros internacionales podrían darle la espalda al país. Todo esto, además, ocurriría durante un mandato que, con suerte, durará un mes y medio. 

El anuncio de Abad fue un ejercicio populista que representa todo lo peor que tiene la política ecuatoriana. Según su particular forma de ver las cosas, el gobierno no puede tomar una decisión que no haya sido ofrecida durante la campaña, lo cual es ignorar o pretender ignorar que en cualquier gobierno democrático hay medidas que se toman sin que necesariamente hayan sido ofrecidas en campaña.

¿Qué información esconden Abad y Noboa?

Lo dicho por Abad ayer fue una espantosa y siniestra expresión de mala fe política y humana. Es verdad que personalmente Abad ha sido pisoteada de la peor forma, incluso con temas familiares que no han sido probados. 

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Pero ella también se ha rebajado a lo personal y ha jugado en los mismos términos que Noboa. Ambos esconden información que permitiría tener una idea más clara sobre el origen de esta pugna, pero se han empeñado en ocultarla.

Así, la vehemencia brutal, ilegal e inconstitucional que el presidente Noboa ha aplicado para sacar del camino a Abad, se ha cruzado con una actitud demagógica y populista de una señora que evidentemente no se da cuenta del daño que le hace al país. 

Noboa es el responsable de haber escogido a alguien que emocionalmente no parece estar habilitada para ejercer el poder mientras que Abad sigue generando temor e incertidumbre con sus apariciones y anuncios alucinados.

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