Uno de los abatidos en Monte Sinaí era un niño de 12 años
Se habría dedicado a la extorsión y al robo, según una fuente policial
Isaac, un niño de 12 años, tenía la tarea de regresar a casa con la torta encargada por su madre para celebrar el vigésimo cumpleaños de su hermano. Sin embargo, su decisión de desviar su camino y enviar el pastel con un vecino resultó en una tragedia. El domingo 15 de septiembre, Isaac fue abatido junto con otros dos presuntos antisociales durante un enfrentamiento con militares en la cooperativa Cerro Porteño, en el sector de Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil.
Según una fuente policial, Isaac y tres personas más viajaban en un vehículo cuando, al ser ordenados a detenerse por los militares, abrieron fuego. “En el auto iban cuatro personas. El menor y otro joven de 19 años estaban en el asiento posterior. El conductor también murió, mientras que el copiloto quedó herido. Todos serían miembros de la organización Los Águilas, incluidos el niño de 12 años. Se dedicaban a la extorsión y al robo. Tiraron el arma antes de ser abatidos”, informó un investigador de la Policía a EXTRA.
Reacciones de la familia y el barrio: desconcierto y miedo
La familia de Isaac, al acudir al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil para retirar el cuerpo, expresó su desconcierto sobre la relación del menor con las personas que lo acompañaban. “Mi hermana lo mandó a comprar una torta para el cumpleaños de su hermano. Nunca regresó. A los pocos minutos la llamaron para decirle que había sido abatido por los militares. Lamentablemente, se desvió del camino. Si hubiera regresado directamente a casa, estaría vivo. La torta quedó guardada en el refrigerador”, relató la tía del niño.
Las Fuerzas Armadas explicaron en un comunicado que, durante un operativo de control de armas, detectaron un vehículo sospechoso que no acató la orden de detenerse y cuyos ocupantes abrieron fuego. “Ante esta agresión, las Fuerzas Armadas iniciaron una persecución y respondieron al ataque”, indicó el documento.
Los vecinos del sector reconocieron a las personas en el auto abatido. “Dos de ellos le robaron a un familiar. Siempre cometían sus fechorías aquí. Apenas se iba la policía, volvían para extorsionarnos. Nos pedían dos dólares semanales”, comentó una residente, aún aterrorizada por el incidente.
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