Abierta la zona cero de Tarqui, en Manta
Las 600 familias del sector ruegan para que les permitan el reingreso
Un año tardó en abrirse la zona cero del terremoto, en Manta, pero aún hay restricción para tres pequeñas áreas, en las que hay infraestructura por demoler.
El retorno de las familias empezó ayer, en la tarde, tras recibir la noticia de la apertura, al haberse culminado con los trabajos de restablecimiento de los servicios básicos y la reconstrucción de las calles, aceras y bordillo.
“Los nuevos estudios de suelo determinaron que sí es posible el ingreso de los residentes a la zona, más aún cuando los servicios básicos están culminados”, dijo el capitán de Navío Freddy Endara, comandante de la Fuerza Conjunta del Litoral, que festejó la decisión.
Jhon Franco, presidente del comité de las familias de esa zona, dijo que la noticia fue recibida con algarabía por las más de cien familias que por ocho meses lucharon para que esto ocurriera. Lo único que todos quieren es volver a las casas que quedaron en pie y construir de nuevo en los solares donde las viviendas colapsaron.
“Pido a las familias, que no se han enterado todavía, que acudan a sus casas para que vengan a reactivar sus negocios y vivir dignamente como siempre lo hemos deseado”, indicó.
Las 14 manzanas ya fueron abiertas, con excepción de la intersección de las calle 103 y Avenida 107, donde habrá demoliciones totales la próxima semana, una de ellas de gran tamaño. En la avenida 108 y en las calles 106 y 105 también están planificadas demoliciones parciales en los próximos días.
El jefe político Edmundo Mera coordinaba ayer un patrullaje permanente de la Policía por las zonas de libre circulación, porque los militares, que durante un año ejercieron el control en la zona, ahora solo vigilarán las pequeñas zonas aisladas con vallas.
El Municipio y las familias iniciaron ayer la planificación de una gran minga de limpieza para el sábado, en la que tendrán ayuda de maquinarias del Municipio local.
Uno de los más contentos es Víctor Manuel Quijije, (49 años), que estuvo doce meses fuera de ese sector, pasando hambre y miseria en una maltrecha casa, a 16 kilómetros de la playa de Tarqui.