Más que abuelas: la permanente labor materna de las mujeres con sus nietos
En la actualidad la figura de las abuelas redefine el concepto de ser madres. Ejercen ese rol con los hijos de sus hijos
"Mami", dice mientras camina por la sala en busca de Margarita. Es el pequeño José David. Y no, no está buscando a su madre (quien lo trajo al mundo), si no a su abuela, a quien ve como su figura materna.
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Leer másNo se separa de ella más que por pocos segundos y es que Margarita Chilán, de 48 años, es el personaje en quien él ve a una madre, aquella que lo cuida, lo protege y lo consiente. El vínculo se ha fortalecido tanto que hasta prácticamente vive con ella.
Hoy, el papel de las abuelas se ha transformado de manera significativa. Más allá de ser simplemente figuras de apoyo y cariño en la familia, muchas han asumido una responsabilidad adicional: la de criar a sus nietos como si fueran sus propios hijos.
Ese es el caso de Margarita y José David, quien es hijo de su segunda hija. El pequeño no es su único nieto, tiene otros tres, todos la llaman "mami" y la ven como tal.
Ella se hace cargo de los menores cuando sus padres tienen que trabajar, pero lejos de verlos como una carga o un peso, Margarita los ve como su compañía, una de la cual disfruta. "Me gusta pasar con ellos, disfruto de los paseos y de verlos jugar", cuenta.
Mientras la charla con EXPRESO transcurre, el pequeño José David permanece en su regazo, sin inmutarse, sin que nada ni nadie trastoque su tranquilidad. A visión de Margarita eso es propio del vínculo que han creado, uno que hace que incluso el pequeño no extrañe a sus padres mientras pasa con ella y con su abuelo, con quien también tiene una fuerte relación.
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Leer másNo obstante, para Margarita ha sido completamente distinto ser abuela que ser madre. "No sé porqué, pero siento que a los nietos como que uno los consiente más. Serás quizás porque en un hijo uno ve su crecimiento, un tiene que irlos guiando y todo; en cambio los nietos ya tienen sus padres que lo guíen y todo; entonces los abuelos los vemos con más cariño, a mi parecer".
Esa figura consentidora contrasta un poco con la visión que tiene Jenny Vite. Ella tiene 62 años y dos nietos, aunque en sus propias palabras "quisiera tener más", pero lo ve difícil porque sus dos hijos menores no tienen planes de ser padres.
Dice que cría a sus nietos como crio a sus hijos: "en una mano el amor y en la otra el rigor", pues es fiel creyente de que no hay que consentirlos en todo; dice que lo hace, pero también cuando debe corregirlos, lo hace.
Jenny Vite
La rutina con sus nietos comienza muy temprano y finaliza cuando su hijo y su nuera regresan del trabajo. En resumen, Jenny se encarga de casi todo lo que hacen en el día, desde llevarlos a la escuela hasta alimentarlos, pasando por ayudarlos con las tareas y jugar con ellos.
Los considera su compañía y se siente sola cuando no están, por aquello disfruta de los días que comparte con ellos, pese a la responsabilidad que conlleva formar parte de la crianza de ellos. Esto sobre todo porque siempre soñó con ser abuela.
Pesa a la diferencia que hay entre la época en la que crió a sus hijos y en la que cría a sus nietos, dice que no ha visto mucha diferencia entre ambas, por lo que no se le ha complicado encargarse de sus nietos, a quienes describe como niños muy educados y tranquilos.
Por otro lado, el peso de tal responsabilidad es un poco más intenso para Olga Vite, de 58 años, pues tiene nueve nietos y todos están a su cuidado.
La tarea es aún más compleja pues cuatro de ellos permanecen perennemente con ella durante varios días, pues su hija (la madre de ellos) trabaja en una mina, lo que la obliga a permanecer en otra ciudad por periodos prolongados de tiempo.
De ahí que ya estén habituados entre ellos y que hayan desarrollado un fuerte vínculo entre todos. Ese vínculo le permite a Olga sortear la difícil tarea de criarlos a pesar de que son varios y tan distintos entre ellos, como ella lo señala.
"Es bonito porque siempre los he tenido desde pequeños. Los siento como mis segundos hijos y tenemos una bonita amistad entre ellos y yo", responde Olga al consultarle sobre cómo es la relación con sus nietos.
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Leer másPara ella el convertirse en abuela y cumplir el rol de madre con sus nietos la "cogió como nueva". La idea que tuvo hace varios años atrás, cuando terminó de criar a sus hijos, de haber cumplido su labor se fue abajo completamente cuando volvió a retomar esa tarea con sus nietos.
Estas tres historias dejan claro que en muchos casos el rol de madre es eterno y cíclico. Cada vez está más presente el hecho de que las abuelas figuren como segundas madres y cambien los planes que podían o no haber construido para luego de terminar de criar a sus propios hijos.
A medida que concluimos este viaje a través de las vidas de abuelas extraordinarias, recordamos que el papel de 'madre' va más allá de la definición propia del término. En cada gesto de amor y en cada desafío superado, estas abuelas nos enseñan lecciones de fortaleza y unión. En su dedicación desinteresada, encontramos un recordatorio del poder transformador del amor familiar y la importancia de valorar y honrar a aquellos que dan tanto de sí mismos por el bienestar de los demás.
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