Acémilas, transporte que resiste al tiempo
En el área rural, donde las motos invaden los caminos, son una opción
Humberto Merejildo, habitante de la comuna Cadeate, al norte de Santa Elena, es uno de los pocos pobladores que aún conserva un asno que le sirve para transportarse a sus labores agrícolas que realiza al interior de la montaña, a unos 20 kilómetros de la citada población.
Agricultores reclaman que las obras para protegerse de El Niño avanzan lento
Leer másEl asno es su compañero desde hace más de 40 años, “lo compré mocito (joven), aún sirve para llevarme al campo y traer la cosecha de los productos”, dijo.
(También puede leer: Los montuvios 'curan' con la tierra recolectada de las ‘casitas’ de insectos)
Merejildo cuida su animal como una joya porque los asnos en la zona rural de la península quedan muy pocos.
En San Antonio, comuna aledaña a Cadeate, Efraín Córdova es otro comunero que a lomo de su ‘burro’ va todos los días a su chacra a cultivar el suelo, el asno es su transporte y muy a pesar de que sus allegados lo quieren trasladar en moto, él se siente a gusto en el animal.
“Aunque llegue un poco más tarde al campo, en mi burrito voy más tranquilo y seguro. Soy feliz así, esta herencia me dejó mi padre y tendré que conservarla. He intentado comprar otro asno y no encuentro”, señaló Córdova.
Además de trasladar a sus dueños, los pocos asnos, mulas y caballos que aún quedan en el campo peninsular son de gran ayuda para las labores de los comuneros, por ejemplo, allí pueden llevar canecas de agua para regar las plantas o sacar las cosechas a los mercados.
En las poblaciones de las parroquias Manglaralto, Colonche y Julio Moreno aún se conservan unas cuantas acémilas que acompañan a los campesinos, en cambio en las parroquias Ancón, Anconcito, Atahualpa y José Luis Tamayo han desaparecido en su totalidad.
¿Te gustó esta noticia? ¡Suscríbete a EXPRESO!