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Daniel Noboa pacto
Daniel Noboa y Henry Kronfle han mantenido desde el inicio del gobierno un pacto cuyos detalles no han querido transparentar.Flickr Asamblea Nacional

¿Acuerdo legislativo mata consulta?

Ha habido una demora mucho mayor a la que se podía esperar en la elaboración y presentación de las preguntas

Muy poco se sabe de la consulta popular que ofreció el presidente Daniel Noboa apenas ganó la segunda vuelta. En realidad, no se sabe casi nada sobre esa iniciativa, aún más si se considera que, por lo último que aseguraron Noboa y su ministra de Gobierno, Mónica Palencia, las preguntas ya debían haber sido publicadas para el viernes. De hecho, las preguntas ya debían estar listas para la Navidad porque en un momento se aseguró que para entonces estarían ya presentadas ante la Corte Constitucional. Como eso no se cumplió, luego se anunció que estarían para antes de las fiestas de Fin de Año, pero eso tampoco ocurrió. De hecho, Palencia aseguró el 27 de diciembre en Ecuavisa que para el viernes las preguntas ya iban a estar en manos de la Corte Constitucional. Naranjas, tampoco lo estuvieron.

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De lo poco que se conoce, aunque no es una versión oficial, el equipo de Palencia recién iba a presentar las preguntas al buró del Gobierno el viernes, para ver si hasta mañana lunes ya estén listas y así, de esa forma, durante la semana que arranca se las presente a la Corte Constitucional. Lo que consta, por lo que ha ocurrido con estos ofrecimientos, es que ha habido una demora mucho mayor a la que se podía esperar en la elaboración y presentación de las preguntas. Eso hace suponer dos cosas: una, que están siendo sometidas a varias consultas y opiniones del equipo de Gobierno y, dos, que estén en consulta con los socios del acuerdo legislativo. Precisamente esta segunda posibilidad, es decir que haya contactos para llegar a un acuerdo sobre las preguntas con socialcristianos y correístas es el punto que más podría influir en el contenido de las mismas… Y no precisamente para bien. Aunque no se conoce si hay reuniones ni con socialcristianos ni con correístas, no es para nada descabellado sospechar que la consulta ingrese en la dinámica del acuerdo legislativo que, como todo en el Gobierno de Noboa, sigue siendo un gran misterio. Una consulta popular es, en todo caso, un tema demasiado importante como para que no afecte, o al menos incida, en las relaciones con los socios del gobierno. Es perfectamente legítimo pensar que el Partido Social Cristiano, por ejemplo, quiera que algunos temas no sean incluidos en la consulta. Lo mismo los correístas. Uno de esos temas puede ser la extradición, por ejemplo: ambos partidos se opusieron a esa posibilidad cuando el gobierno de Guillermo Lasso la puso en su consulta fallida, por lo que se puede pensar que si se incluye una pregunta relacionada con ese tema va a incomodar a los dos movimientos. Más aún el correísmo que no solo se opuso a la extradición durante la campaña, sino que hizo una ardorosa y militante oposición a la misma.

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En realidad, la necesidad del Gobierno en mantener el acuerdo legislativo al que se lo llamó de gobernabilidad podría ser la mayor amenaza para que la consulta sea verdaderamente transformadora. No hay que olvidar que el socialcristianismo y en especial el correísmo son los responsables de la construcción del actual estatus quo del sistema político reinante, por lo que se podría pensar que son los menos interesados en reformarlo, en especial en los temas más relevantes. Ahí entra, por ejemplo, el tema del engendro constitucional del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS): el correísmo lo considera como una de sus mayores contribuciones a la historia del país y el socialcristianismo sabe, por experiencia, que le puede ser muy útil. Ninguno de los dos, en principio, querrían hacerle mella a ese engendro constitucional. Al fin de cuentas, ambos se opusieron a que este organismo pierda sus perversas facultades nominadoras en la consulta de Lasso, por lo que aparece como muy poco probable que su inclusión en la consulta sea algo de su agrado.

En conclusión, si el Gobierno de Daniel Noboa quiere seguir teniendo un acuerdo legislativo que en honor a la verdad de muy poco le ha servido hasta hoy (le ley económica aprobada es apenas un paño tibio) seguramente tratará de no afectar los intereses de sus socios. Si ello llega a ocurrir, la consulta no será ni chicha ni limonada. Y tal como parece indicar el actual estado de ánimo en el país, una consulta sin pretensiones realmente transformadoras podría indignar a la opinión pública. Y eso nadie quiere.

  • Consulta. La última consulta popular fue la propuesta por el presidente Guillermo Lasso, cuya propuesta perdió en las ocho interrogantes planteadas a los ciudadanos.