El acuerdo entre Mercosur y la UE: sera
Algunos perdieron la esperanza pero con la perspectiva de un acuerdo tan importante, otros continuaron en la lucha. Tanto que, inesperadamente, llegó la noticia a finales de junio de que tras dos décadas, las negociaciones entre Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Unión Europea habían culminado. Las partes llegaron a un acuerdo político histórico para crear un mercado de 780 millones de personas, el mayor pacto comercial de los últimos tiempos. Fue inesperado no solamente por las varias tentativas frustradas en los últimos 20 años sino sobre todo porque vivimos en un momento marcado por tensiones comerciales y fuertes voces llamando al proteccionismo.
Todo esto hizo del anuncio una ‘noticia mundial’. El hecho de que la Unión Europea y Mercosur hayan apostado por la apertura y la cooperación a través de un acuerdo comercial ambicioso, equilibrado y de amplio alcance fue un poderoso mensaje conjunto a favor de la diplomacia, el multilateralismo y un comercio libre y justo basado en normas comunes. Fue también un poderoso mensaje de acercamiento entre la Unión Europea y América Latina.
Una vez que entre en vigor el Acuerdo con Mercosur, la Unión Europea tendría acuerdos con la casi totalidad de los países de América Latina, lo que refleja la vitalidad de la alianza entre nuestros dos bloques y afirma que somos dos regiones hermanas, que compartimos los mismos valores y objetivos.
Igual que el Acuerdo Comercial con Ecuador, el Acuerdo con Mercosur busca crear importantes oportunidades de crecimiento sostenible para ambos lados del Atlántico. Es un acuerdo de última generación y se presenta como un ‘ganar-ganar’ no solamente en términos comerciales o de inversión. Efectivamente, además de facilitar el comercio para 780 millones de personas, lo que supondría flujos comerciales anuales de alrededor de EUR 122 billones, el acuerdo al cual llegaron los negociadores refleja también las nuevas realidades del siglo 21. Por ejemplo, los que lo suscriben se comprometen a implementar de forma efectiva el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, a conservar los bosques, a respetar los derechos laborales y a promover una conducta empresarial responsable.
También ofrece a las organizaciones de la sociedad civil un papel activo en el monitoreo del cumplimiento de estos compromisos.
Antes de la entrada en vigor, el camino es todavía largo y sabemos que no va a ser sencillo. Queda por ver si los recientes incendios en la Amazonía, que han generado declaraciones políticas muy fuertes, obstaculizarán o no la entrada en vigor del acuerdo.
Se podrían presentar también cambios políticos en los países firmantes, que pueden impedir las ratificaciones aún pendientes. Sin embargo, esperamos que nuestros vínculos históricos, culturales, económicos y comerciales, pero sobre todo nuestros valores compartidos, serán lo suficientemente fuertes para superar los retos futuros.