El agua, un 'cóctel químico' que llega por tubería a las casas
El líquido cumple con la normativa vigente, pero no está limpio del todo. Expertos insisten en tratar el agua residual
Que el agua sea transparente no es suficiente. Tampoco que sea inodora e insípida. Para los expertos consultados por EXPRESO, el que esta cumpla con los estándares de la normativa ecuatoriana vigente no significa que el líquido que sale por las llaves de nuestras viviendas sea potable. ¿Por qué?
Aunque las empresas de agua, tanto de Guayaquil, Quito, Samborondón o de cualquier otra parte de Ecuador, digan que el agua que tomamos cumple con la legislación ecuatoriana, Norma Técnica Ecuatoriana INEN 11-08, la cual determina las características que el líquido vital debe tener para que sea catalogado apto para el consumo humano, no está libre de contaminantes, sostiene Luis Domínguez, director del Centro de Agua y Desarrollo Sustentable de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). El catedrático añade que esta normativa es muy ligera y permisiva, a diferencia de los estándares europeos. “Al compararla nos topamos con un abismo; la lista de ellos es muy extensa”.
El agua en Ecuador, contaminada desde su origen y consumida sin el debido tratamiento
Leer másDentro de la lista e indicadores de parámetros que no se encuentran en la actual normativa están los “disruptores endócrinos”, como los métodos anticonceptivos, antibióticos, hormonas, entre otros. Por lo que, a criterio de Domínguez, el país debe trabajar en detectar qué sustancias son nocivas para la salud, como lo están haciendo los europeos. Agrega que antes la normativa ecuatoriana tenía más parámetros por cumplir, pero ya no. El listado es corto.
A eso se suma que el agua que tomarían las ciudades que proviene de los nevados no es pura y que las plantas de tratamiento de agua residual no hacen su trabajo: devolver al río esa agua que tomaron para su gente, pero limpia. El mayor problema es que el 73,7 % del agua residual del país no llega a ser tratada y va a los afluentes.
Andrea Encalada, bióloga y vicerrectora de la Universidad San Francisco de Quito, manifiesta que las plantas que existen no eliminan totalmente los residuos de heces fecales, orinas, aceites de cocina, químicos de detergentes, aceites de hidrocarburos (de las lavadoras de autos) antes de verter el agua al río. “Ahorita, los ríos son como caños de basura, donde tiramos todo”, asevera.
A más de ello, el agua ahora es un “coctel químico” porque también recibe residuos industriales, esto porque muchas de las fábricas, a pesar de que hay una norma técnica, no cumplen con ‘devolver’ el agua en buen estado, advierte la bióloga. “Botan agua con tinte, con plomo, y se mezcla con el agua que tiene heces”.
Luis Domínguez
Quito toma el agua de diferentes afluentes, señala Mayra Vásconez, jefa del departamento de Control de Calidad del Agua de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps). Estos afluentes son 100 % puros, asegura. Pero el agua no es devuelta en ese estado a la naturaleza.
Actualmente, el saneamiento de las aguas residuales en la capital es del 3 %, lo que significaría que las “descargas de aguas residuales estarían contaminando y matando los ríos”, expresó Pabel Muñoz, alcalde de Quito, al comunicar el 4 de julio la aprobación de la ‘Estrategia de descontaminación y recuperación de los ríos de Quito’.
Pero esta agua del río “sucio” debe ser tratada para que la utilicen las poblaciones que están a nivel del mar, aunque eso no va a ser eficiente, subraya Encalada, así sea que se le aplique un buen tratamiento. ¿Por qué? Porque el agua ya está contaminada. “Si tienes un agua limpia que tiene algo de bacterias y residuos, le quitas (esos contaminante) y das a la gente. Como en Quito, es más fácil (limpiarla) que si tienes un agua completamente contaminada”.
Esos contaminantes van hacia la cuenca del río Esmeraldas. Guayaquil y Samborondón toman el agua de la cuenca del río Daule, que nace al sur de la presa Daule-Peripa, atravesando ciudades como El Carmen, Santo Domingo, Buena Fe, Quevedo, Pichincha, Balzar, Colimes, Palestina y Daule, donde está la planta de tratamiento de agua potable de Guayaquil - La Toma.
Franklin Ormaza
Franklin Ormaza, oceanógrafo y docente de la Espol, indica que todas las plantas de aguas residuales solo remueven sedimentos de suspensión, materia orgánica y bacterias; pero no las hormonas, el paracetamol, ni demás fármacos que salen de nuestras casas, ni los pesticidas o los metales pesados. Las plantas de tratamiento no los eliminan.
Por ello, para Ormaza, la tabla del INEC es de hace 50 años. “No hay litio, titanio, nada de eso”. A criterio de Víctor López, gerente general de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Samborondón, es mejor potabilizar el agua de pozos profundos que de un río. Esto debido a que las capas de la tierra actúan como filtros naturales y esta no ha tenido contacto con el ser humano. Pero dicho sistema es más caro.
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