La investigación, cuyas conclusiones se publicaron en la revista “Addiction”, reveló que la cocaína es la droga más consumida en las ciudades del sur y el oeste del continente europeo.

Aguas residuales, un termometro que marca el consumo de drogas

El estudio detectó la presencia de anfetamina, metanfetamina, éxtasis y cocaína.

A los métodos existentes para medir el consumo de drogas en las ciudades, se suma uno poco convencional, pero que permite monitorizar la cantidad de estupefacientes consumidos por la población en un tiempo prácticamente real.

El estudio, que midió el consumo de drogas analizando las aguas residuales en 120 ciudades de 37 países, concluyó que Amberes, Ámsterdam, Zúrich, Londres y Barcelona son las ciudades europeas donde más estupefacientes se consumen. Además determinó que las preferidas por la población son: anfetamina, metanfetamina, éxtasis y cocaína.

La investigación, cuyas conclusiones se publicaron en la revista “Addiction”, reveló que la cocaína es la droga más consumida en las ciudades del sur y el oeste del continente europeo (Suiza, Italia, Francia, España y Reino Unido), y que Barcelona es la ciudad española donde se registra un mayor consumo de esta sustancia.

Mientras que en Bélgica y en los Países Bajos se observa un importante consumo de anfetaminas, una sustancia que se ha popularizado en estos países y en el norte de Europa.

Los resultados confirman las grandes diferencias que existen en el consumo de sustancias psicoactivas entre los países europeos, indicó el CSIC en un comunicado.

A diferencia de lo que ocurre en Europa, el consumo de metanfetamina domina en las ciudades de Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) y en Australia, en Nueva Zelanda y en Corea del Sur. Mientras que en América del Sur (Colombia y Martinica), la cocaína es la sustancia dominante.

En el estudio participaron científicos del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y de las universidades de Valencia, Castellón y Santiago de Compostela y fue liderado por Iria González Mariño, investigadora de la Universidad de Salamanca.