De Alemania con amor
Para Navidad. La confederación Caritas prevé enviar juguetes a los pequeños damnificados de Manabí y Esmeraldas. Estos serán donados por alumnos de escuelas alemanas.
Cuando Pilar Jara se enteró de lo ocurrido en Ecuador, sintió mucha pena y dolor. Quiso hacer algo por los damnificados, por sus compatriotas, su gente. Tuvo la inmediata idea de ayudar... Y lo hizo a través de una donación a la Cruz Roja alemana, que ya estaba actuando en Manabí.
Pilar es guayaquileña, pero vive desde hace 27 años en Palatinada, Alemania. En medio del caos (porque lo vivió al creer que había perdido a uno de sus familiares en el terremoto) brilla su historia. Esa que confirma que aún hay personas que tienden la mano a otras cuando realmente lo necesitan, cuando aún la tierra tiembla y el temor está incrustado todavía en la piel.
Su donación, que fue económica, a decir por ella, fue insuficiente. “Leía las noticias y por todos lados había destrucción. Pensaba en los hombres, en las mujeres y sobre todo en los niños.”. ¿Qué estará pasando con ellos? -se dijo- ¿tendrán comida, cobijo, un lugar para vivir?.
Sus cuestionamientos, que a lo largo de la mañana del 18 de abril (dos días después de la tragedia) le atravesaron el alma, la ‘obligaron’ a actuar. A buscar manos amigas por doquier.
Y las encontró. En los miembros de la iglesia de su comunidad, la Diakosis de Speyer -congregación que abrió una cuenta bancaria para recibir aportes económicos que canalizan directamente hacia Manabí- y la escuela primaria Dannenfels, ubicada en su localidad. El lugar en el que los chicos, incluso los más pequeñitos, aquellos que están apenas en el jardín de infantes, se contagiaron del espíritu de solidaridad y lo dieron todo.
Cobijas, peluches, libros de pintar, colores, almohadas, juguetes, utensilios de limpieza: en sí ‘obsequios’ que les alegren el alma. “Un niño alemán por más pequeño que sea, no puede entender que una familia viva desprotegida, sin techo, sin luz, sin agua...”. Por ello quisieron enviar de todo, incluso comida, laptops y ropa. Les dijo que esperen...
Jara tenía previsto venir a Ecuador por motivos personales. No podía traer cosas muy pesadas. Ellos lo entendieron y le entregaron entonces carteles y un sinfín de cartas escritas por los infantes que estudian español. “Me dijeron esto no pesa, entrégueselas a nuestros amigos”. También le dieron 500 euros, fruto de lo recolectado por sus actividades teatrales.
Esta semana llegó al país y se dirigió a la zona cero, específicamente a un campamento temporal levantado en el barrio Bellavista 2 en Manta en el que viven alrededor de 250 personas. Llevó consigo los obsequios. También colchones, sábanas y carpas que adquirió con el dinero aportado por los infantes.
Los damnificados se alegraron, ella se abrumó. El panorama –dijo en una entrevista con EXPRESO- invita a llorar desconsolados. “Les hace falta todo. Apenas tienen una cocineta. No tienen baterías sanitarias y aún hacen falta colchonetas y toldos para refugiarse. Grandes y chicos tragan polvo, suplican una donación... El panorama es triste, realmente desesperante”.
Sin embargo, hay una luz. Jara quiere cubrir en gran parte esas carencias con ayuda de la confederación internacional humanitaria Caritas. Ya habló con los directivos de la sede en Alemania y también con sus representantes en Ecuador. Con ellos gestiona la posibilidad de instalar baterias sanitarias y comprar galpones que sirvan de casas provisorias en el sector. “Los directivos me dijeron que me enfoque en un proyecto, considero que esto es el primordial...”.
Cómo y de qué manera lo harán es algo que se planeará ya en el exterior. En su país de residencia. En aquella nación en el que grandes y chicos hicieron caso omiso a las fronteras, y alentaron al Ecuador.