Alemania: su camino economico
El reelegido Gobierno alemán enfrentará desafíos en materia de digitalización y automatización, cambio demográfico, globalización, cambio climático e integración europea. En la digitalización, Alemania fluctúa entre el entusiasmo excesivo por expandir redes de fibra óptica y el miedo al impacto de los nuevos modelos de negocios ampliamente desregulados, de “economía colaborativa”, como Uber y Airbnb. Pero los responsables de las políticas económicas en Alemania no deben responder con reacciones impulsivas. Los líderes de Alemania deberían asegurar que todos los trabajadores reciban la capacitación necesaria para buscar oportunidades en el mercado laboral del futuro. En ese proceso, la población que envejece y la fuerza laboral menguante crearán una escasez de mano de obra en los próximos años. La globalización implica un margen más estrecho para las políticas nacionales. Y esto es particularmente válido para Alemania, porque ha suscrito a acuerdos internacionales negociados por la UE en su totalidad. La creciente movilidad entre fronteras ha puesto a Alemania bajo enorme presión competitiva y si quiere atraer empresas e inversión, y crear la mayor cantidad posible de empleos de alta remuneración, puede sacar provecho de los inmigrantes con calificaciones por encima del promedio, porque ganarán lo suficiente para pagar más impuestos de lo que reciben en beneficios estatales. Para atraer capital e inmigrantes altamente calificados, Alemania necesita mantener bajos los impuestos. Pero esto limita su capacidad para usar la tributación como mecanismo de redistribución. No puede mantener bajos los impuestos indefinidamente y, al mismo tiempo, ofrecer generosas transferencias sociales a los trabajadores menos calificados. Llegado el caso, su sistema de bienestar colapsará. Y el Gobierno debería trabajar con otros países y al interior de la UE para garantizar que la inmigración no esté motivada por un deseo de beneficios sociales. Para seguir siendo competitiva, Alemania necesita cambiar la manera en que grava la inversión y la innovación; no puede escapar de los efectos de la competencia impositiva global. Pero, en tanto busca maneras de mejorar su régimen impositivo, no debe permitir que ciertos sectores -sobre todo los altamente digitalizados- evadan la tributación por completo. Y no hay nada que Alemania pueda hacer por sí misma para frenar el calentamiento global. Más bien, debe trabajar con sus socios europeos para forjar acuerdos climáticos globales, implementando medidas para mitigar los efectos del cambio climático en casa, pero no debe perder de vista la relación costo-eficacia, porque ninguna agenda climática puede ser exitosa sin aceptación social. Alemania necesita de la UE para superar su crisis actual, profundizar el mercado interno y desarrollar una política de defensa y seguridad común, para recoger los beneficios de la integración. Una adquisición conjunta de armamentos y una cooperación operativa más estrecha redundarían en la eficiencia, y reducirían la carga sobre los presupuestos de los Estados miembro. Alemania también debería velar para que los bancos europeos registren menores tenencias de bonos gubernamentales domésticos. Los acreedores privados deberían sobrellevar la carga de una reestructuración de la deuda.