Alemania, el G20 y la globalizacion
En el mundo occidental la globalización tiene cada vez peor prensa. Los movimientos populistas alegan que no beneficia mucho al ciudadano medio, si es que lo hace. En cambio, defienden el proteccionismo y el unilateralismo. Con respecto a la regulación comercial o financiera, las políticas nacionales son vistas como el camino más seguro para restablecer la grandeza nacional. Pero esta agenda populista se basa en la premisa profundamente errónea de que la cooperación internacional y el comercio internacional son juegos de suma cero, produciendo solo ganadores y perdedores. De hecho, la cooperación y el comercio pueden ofrecer beneficios a todos los países. Desde hace muchos años, han aumentado la seguridad mundial y ciertamente la prosperidad global, permitiendo que cientos de millones de personas salgan de la pobreza, tanto en el mundo en desarrollo como en el desarrollado. Sin duda, la globalización necesita reglas y un marco reconocido para asegurar que beneficie a todos, proporcionando un crecimiento económico sostenido e incluyente, y requiere ajustes constantes. Pero abandonarla por completo y alejarse de ella es la respuesta equivocada, debemos buscar formas de profundizar y ampliar la cooperación económica internacional. En mi opinión, el G20 es el mejor foro para una cooperación más amplia e incluyente. A través de él, los principales países industrializados y emergentes del mundo han trabajado juntos para construir un orden mundial compartido que pueda proporcionar una prosperidad cada vez mayor. Es la columna vertebral política de la arquitectura financiera global que asegura mercados abiertos, flujos de capital ordenados y una red de seguridad para los países en dificultades. El G20 ha logrado mucho en los últimos años, incluyendo una mejor coordinación en la regulación financiera y la fiscalidad internacional. Y, como país que ocupa la presidencia del G20 este año, Alemania se ha comprometido a continuar la importante labor iniciada por nuestros predecesores en China y Turquía. Pero, para abordar el abismo entre los países más ricos y los más pobres, necesitamos ir más allá del G20: debe llegar a África en este momento crucial del desarrollo del continente. Un pilar central de este esfuerzo es el Pacto con África, que proporciona un marco para apoyar la inversión privada, incluida la infraestructura. Cinco países ya se han comprometido a ser pioneros en este nuevo enfoque: los ministros de Finanzas de Costa de Marfil, Marruecos, Ruanda, Senegal y Túnez desean trabajar en pactos y lo han expresado por escrito. Junto con organizaciones internacionales y socios bilaterales, seleccionarán las medidas e instrumentos específicos que se incluirán en cada acuerdo de inversión individual. El G20 proporcionará una alta visibilidad política, ayudando a despertar la conciencia de los inversores sobre estos cambios. Estoy seguro de que se pueden lograr progresos significativos cuando todos los socios involucrados trabajan en estrecha colaboración y en pie de igualdad. La cooperación internacional es la única manera de lograr un crecimiento global fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo. Alemania está comprometida a hacer todo lo posible para ser un intermediario honesto dentro del G20 y más allá, a fin de asegurar que la globalización realmente nos beneficie a todos.
Project Syndicate