Alergia emocional
Así como el cuerpo manifiesta su reacción ante el rechazo a un alimento, de igual forma la psiquis lo hace ante algún evento negativo e impactante. Sepa qué hacer.
La alergia no estaría direccionada a una persona en particular, sino al objeto simbólico, evento o situación que la mente asoció con aquel recuerdo traumático.
Ana no puede oír el nombre de su exsuegra que enseguida su cuerpo se indispone, considera que ella fue la causante de su divorcio. Daniela evita pasar por la compañía en que laboró por ocho años porque tras un fuerte altercado con su jefe, fue despedida súbitamente. Acordarse de la empresa no solo le causa enfado, también brota un ligero salpullido que enrojece su piel.
“Esta manifestación es producto de su alergia emocional, una reacción intensa desde el punto de vista afectivo a una persona o situación presente que nos recuerda, consciente o inconscientemente, un evento negativo e impactante emocionalmente de nuestra historia vital”, explica la psicóloga clínica Evelyn Urgilés, quien afirma que el término cobró relevancia en 1950, de la mano del médico y psiquiatra francés Paul Sivadon, quien pensaba que la hipersensibilidad a ciertas emociones se convierte en un mecanismo que desencadena alteraciones psicológicas como trastornos del humor o de la personalidad.
Su colega Elizabeth Ramírez la define como una manifestación que las personas desarrollan frente a ciertas situaciones particulares (negativas o amenazantes) que han vivido y ante las cuales sus defensas no pueden tolerarlas. “Sería lo que llamamos un síntoma psicosomático, que significa que puede no existir una causa biológica en nuestro cuerpo y sin embargo aparecer algún malestar. Así como funciona nuestro sistema inmunológico rechazando sustancias extrañas y neutralizándolas, debido a que podrían representar un peligro por el mismo hecho de ser ajenas, también nuestra mente cuenta con este tipo de defensas que funcionan de manera inconsciente,
protegiéndonos de todo contenido intolerable.
Desde este punto de vista ubicaríamos a las alergias como una resistencia de carácter psíquico que se ha producido en el inconsciente de la mente, pero que se ha fijado como una manifestación en el cuerpo”. La alergia no estaría direccionada hacia una persona en particular, sino hacia un objeto simbólico, evento o situación que la mente asoció con aquel recuerdo traumático, detalla Ramírez.
¿Quiénes la padecerían?
Cualquier persona podría desarrollarla, ya que todos están expuestos a vivir alguna situación en extremo negativa. Sin embargo, quienes tienen baja tolerancia a la frustración, o dificultades en la identificación y manejo de las emociones, serían quienes están más predispuestos a manifestarla, dice Ramírez. Mientras que Urgilés argumenta que son los sujetos que no tienen la capacidad para asumir o sobrellevar lo que sucede a su alrededor, tienden a reprimir sus sentimientos o pensamientos, son inseguros, dependientes, con carencias o crisis emocionales no resueltas y que encontraron el desplazamiento de aquello a través de una afección psicosomática (aparición de malestar).
Las reacciones
Principalmente el rechazo o resistencia a ciertos lugares, eventos u objetos, situaciones que pueden manifestarse con malestares en el cuerpo. Es posible experimentar grados de ansiedad con síntomas compulsivos o repetitivos, o de depresión. Suceden en primera instancia sin algún detonante previo aparentemente, sin embargo es preciso que así surjan debido a su intento de cubrir o esconder el recuerdo doloroso de aquello que se ha vivido, dice Ramírez, quien indica cómo detectar a los alérgenos: “Identificar y analizar aquellas situaciones detonantes en las que percibimos el sentimiento de malestar por primera vez. Descubrir las reacciones y expresiones que realizamos de forma consciente o inconsciente, para tratar de entender cuánto o de qué forma ha podido afectar aquella circunstancia. Esto último recordando que las defensas no están dirigidas hacia una persona en particular, sino a aquello que la situación representa para mí”.
Por lo general, la alergia tiende a desarrollarse en dos fases: la primera es la sensibilización, en la cual se pone en contacto con el alérgeno; y la segunda es la fase sintomática, en la que se manifiestan los síntomas físicos de la reacción, acompañados además de factores psíquicos como ansiedad, miedo, angustia, opresión y desesperación, especifica Urgilés.
Para que no empeore
- Evitar ese estrés negativo ayuda en general a mantener una mejor salud, de forma integral.
- Cuidar de sus afectos: no estar con personas que incrementen el estrés o los sentimientos de negatividad, no discutir, etc.
- Identificar a tiempo los factores desencadenantes, lo que le produce la alergia.
- Finalmente, para que los síntomas de la alergia puedan desaparecer, debemos liberar la emoción oculta que experimentamos en el momento del shock emocional y que no pudimos expresar. Para ello, llore, grite, ría.
- Acudir al experto en salud mental es la recomendación que da David Jarrín, quien sostiene que toda sintomatología es la alerta que nos brinda nuestro organismo para tomar alguna medida en beneficio propio. Y al igual que cualquier otro síntoma, si no se trata a tiempo lo más probable es que incremente su nivel y, en consecuencia, podría convertirse en una patología.
El dato
La palabra ‘alergia’ tiene origen griego y proviene de los vocablos ‘alos’ (que significa ‘otro’, ‘diferente’, ‘extraño’) y ‘ergos’ (‘reacción’). Por lo tanto, no es más que una reacción frente a lo diferente, a lo que no se reconoce como propio y se cataloga como un gran peligro.