El presidente de Claro en Ecuador hace repaso a la situación de las telecomunicaciones en el país y a los obstáculos existentes para conseguir una mayor cobertura en el territorio y en los servicios.

Alfredo Escobar: “Si CNT deja de ser publica, no tendra un regimen tan favorable”

La entrevista con el presidente de Claro se hizo antes de conocer las intenciones del Gobierno de concesionar CNT. Aún así, el tema salió a colación dadas las ventajas competitivas que favorecen a la estatal.

- Las cifras de Claro de 2017 -las últimas publicadas- muestran un retroceso del negocio con utilidades, ingresos y número de empleados a la baja. ¿En 2019 se revertirá la tendencia?

- Es una característica de la industria, no de la empresa en particular. Desde 2015 o 2016 en adelante, la industria se ha ido contrayendo. Si usted suma a todos los operadores del mercado, el mercado vale menos. Y vale menos por una serie de restricciones y medidas tomadas que afectaron el impulso que traía la industria. Eso es lo que hay que ir desmontando.

- ¿Ha cambiado el contexto político-económico lo suficiente como para esperar mejoría?

- El Gobierno sabe que para generar competitividad necesita telecomunicaciones de primer nivel y entiende que es una tarea que va de la mano del sector privado. Existe un clima más favorable hacia la inversión. Hay una actitud proempresa y es un tema que, más allá de lo económico y social, es filosófico conceptual. Y va a la práctica. Ese es el primer punto a destacar de la agenda del nuevo gobierno. Pero eso hay que acompañarlo de una serie de acciones. Hay que desmontar un sistema regulatorio y normativo muy restrictivo hacia el emprendimiento privado. En el sector de telecomunicaciones, la empresa privada estuvo buen tiempo privada de competir en igualdad de condiciones, con regulaciones que favorecían a la empresa estatal.

- ¿CNT mantiene privilegios?

- No se están construyendo privilegios adicionales, pero sigue la normativa que ya le creó privilegios a la empresa estatal. De alguna manera, compite con reglas mucho más favorables.

- ¿Cree que el nuevo Gobierno las desmontará?

- Hay interés en vender o concesionar la empresa, pero hay un marco jurídico con límites.

- ¿Pasaría CNT a manos privadas con todas las ventajas?

- Es un desajuste a la realidad. Hoy es una empresa pública que está amparada por un régimen de competencia muy favorable. Si deja de ser empresa pública, tendría que someterse a la normativa que rige a la empresa privada, lo cual incluye pagar Impuesto a la Renta, utilidades, pagar por el uso de frecuencias. Su estructura de costos es totalmente disímil a la de la privada.

- Y eso complicará su venta...

- Podría ser...

- Más allá del clima favorable, ¿qué acciones son las que usted recomienda?

- Mire, en Ecuador hay más acceso a las telecomunicaciones móviles que al agua potable y a la energía eléctrica, pero es inconcebible que exista un Impuesto a los Consumos Especiales que grava con 15 % los servicios a pequeñas y medianas empresas. Eso eleva los costos de producción de algo que se volvió -hace rato en el mundo y en nuestro país, gracias en buena parte a Claro- una herramienta de trabajo. Otra acción: desmontar el excesivo arancel a los dispositivos móviles. El Estado quiere difundir la penetración de internet porque es una fuerza motora de transformación de la sociedad y genera igualdad, pero los celulares pagan cerca de un 50 % entre aranceles, tasas e impuestos. Entonces es difícil para las personas acceder al dispositivo primario para poder conectarse a internet. Lo hemos hablado con varios actores, con el Ministerio de Comercio Exterior y el de Telecomunicaciones, pero hay cierta fragilidad que ellos encuentran en la economía del Estado. Eso les lleva a no dar aún el paso.

- Con Richard Martínez y Pablo Campana en el Gobierno, el sector privado asumió que tenía un aliado en el poder. ¿Qué puertas no han conseguido abrir pese a que el empresariado tiene más representación?

- Es imposible salir en la lluvia y pensar que uno no se va a mojar. El desafío de hacer empresa no es a corto plazo, sino para trascender. Hay que saberse manejar en los distintos contextos políticos y económicos. Creemos que de las buenas intenciones hay que pasar a las acciones. Ha habido algunas, pero en otras nos ha tocado arrimar el hombro. Pero el 2019 va a ser un año que marque un punto de quiebre. Nosotros ya hemos suscrito un convenio de inversión de 450 millones de dólares y ya el año pasado invertimos $ 150 millones para la transformación de la infraestructura, instalando mucha fibra óptica porque los usuarios demandan una experiencia mejor.

- En Guayaquil, siendo una de las ciudades principales, sigue habiendo zonas sin señal...

- Eso es verdad y nos inquieta, pero nos da la oportunidad de mejorar. Es por las acometidas de urbanizaciones construidas hace 15-20 años. No tienen diámetro suficiente. Nos toca volver a construir nuevos ductos con el menor grado de impacto a la sociedad. Las nuevas urbanizaciones ya lo conciben.

- ¿Cuándo dejará de haber puntos ciegos?

- Sería demasiado ambicioso decirle que esa es una tarea perfectible de manera inmediata. Con el lanzamiento del 5G que va a ser el internet de todo y podría estar en 2021 o 2022, se deberían eliminar, conceptualmente hablando, los puntos ciegos. Pero eso requiere una adecuada sensibilidad urbana y de la población para instalar la tecnología urbana, porque si no, seguirán los puntos sin servicio.