Alianza Noruega da apoyo y guía legal: ¿a quiénes beneficia?
La ONG llegó a Guayaquil hace 30 años para atender a las familias de escasos recursos
En el año 1901, el sacerdote misionero noruego Ludvig Eriksen llegó a China con la intención de cambiar la vida de cientos de niños y familias pobres. Para ello, realizaba labores sociales y gestionaba recursos desde Noruega. Su iniciativa fue apoyada por autoridades locales, organizaciones y asociaciones. Así su idea se convirtió un poco más tarde en la fundación Misión Alianza Noruega y se extendió a África y Sudamérica.
A Ecuador, y específicamente a Guayaquil, llegó en 1994. Desde entonces se ha dedicado a brindar servicios a familias de sectores empobrecidos del noroeste de la ciudad. Así lo cuenta su actual director, el sociólogo Javier Gutiérrez. Es una oenegé de cooperación internacional que mantiene la filosofía de su creador: organización misionera con bases cristianas”, añade.
¿Quiénes acceden? La población que residen en el noreste de Guayaquil y en Milagro. ¿Cómo solicitar el servicio? Pueden acercarse a las instalaciones de la fundación, situado en Fortín km. 25 Vía Perimetral, junto al Mall del Fortín, o esperar a los trabajadores sociales de su sector para solicitar esta asistencia.
Los servicios que esta fundación brinda a la ciudadanía se basan en la prevención de violencia, salud comunitaria y emprendimientos.
La organización extranjera también ha trabajado con poblaciones de la Isla Trinitaria y desde 2022, extendió sus servicios al cantón Milagro.
Para el primer proyecto, los profesionales de la fundación trabajan para prevenir a los niños de la violencia a través de arte y deporte. “Tenemos dos orquestas sinfónicas de niños, una en Socio Vivienda y otra en Monte Sinaí. Son niños chiquitos que entran a las actividades sin zapatos y que después de un año están tocando el violín”, cuenta el director.
Las actividades comunitarias de deporte se desarrollan en los barrios como encuentros de fútbol entre los vecinos. “Tienen un entrenador de fútbol que tiene la capacidad de identificar si los niños están viviendo situaciones de violencia”, dice el entrevistado. “Además hay charlas y talleres aquí en el edificio de la fundación. La música y el deporte son pretextos para unir a las familias y capacitarlas para prevenir la violencia”, indica.
También, dentro de este proyecto hay un segundo eje que es la prevención de la violencia intrafamiliar y la atención a las mujeres violentadas. Para ello, Misión Noruega trabaja con organizaciones aliadas o socias como el Centro Ecuatoriano para la promoción y acción de las Mujeres (CEPAN), que les da acompañamiento en lo psicológico y legal. La oficina de CEPAN está en el edificio de la fundación, situado en el sector de Fortín en la vía Perimetral, junto al Mall del Fortín. “En este consultorio las mujeres hallan abogado, psicóloga y trabajadora social que las guía en todo su proceso”, menciona. Asimismo, la fundación Juconi ayuda a dar terapias a las familias con un padre maltratador.
Para inscribirse en los cursos de arte y deporte, las vías van desde pedirlo a los visitadores de la fundación o sus aliados que recorren los sectores o acudir hasta las oficinas de Misión Noruega. No obstante, por lo general, explica Gutiérrez, los colaboradores de la ONG y de las universidades con los que trabaja, hacen recorridos en los barrios, difunden las actividades e identifican quienes requieren los servicios. Estas ayudas son gratuitas.
En cuanto a salud comunitaria, la oenegé cuenta con médicos que recorren los barrios para atender desde las casas a los habitantes; y además está aliada con otra fundación que atiende el centro de salud de la parroquia José Obrero con especialidades, con citas de bajo costo (ente $5 a $10). Ése el único servicio que tiene costo.
En cuanto a los emprendimientos, con la fundación Huancavilca, Misión Noruega brinda talleres de emprendimiento para mujeres y jóvenes que van desde cocina típica, pastelería, belleza y hasta la elaboración de zapatos. Además aprenden de educación financiera. Son 100 beneficiarios por año.
“Con todos estos proyectos, cada año, unas 150.000 personas se benefician de forma directa e indirecta”, dice Gutiérrez.
Los usuarios provienen de sectores como Nueva Prosperina, Monte Sinaí, Flor de Bastión, Paraíso de la Flor, Nuevo Guayaquil y Fortín. Una zona donde habitan unas 363.000 personas.
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