Alta tensión xenófoba tras un femicidio
La espiral de violencia social se enreda en el discurso político y alcanza a los migrantes venezolanos. Se pide paz con agresividad.
Los exacerbados ánimos de los ibarreños, por el femicidio cometido el sábado por un venezolano contra una ecuatoriana embarazada, frente a sorprendidos policías sin respuesta y grabados en vídeo, derivaron un día después en ataques xenófobos contra los migrantes de ese país, unos residentes y otros que estaban de paso por esa ciudad.
A través de vídeos, subidos a las redes sociales, se observa a grupos de ecuatorianos empujados por la ira que irrumpen en residencias de venezolanos y en un albergue municipal de Ibarra para expulsarlos a la calle, sin importar mujeres y niños, víctimas de lo que sus agresores aseguran combatir.
La violencia machista, que según cifras de la ONU ha causado 50.000 muertes en el mundo en el 2017, y que no tiene nada que ver con la nacionalidad ni la migración, atizó más leña a la tensión xenófoba expuesta a nivel nacional.
La disposición presidencial del domingo, de la inmediata creación de brigadas para controlar la situación legal de los inmigrantes venezolanos en las calles, en los lugares de trabajo y en la frontera, lejos de apaciguar los ánimos, abonó al rechazo migratorio por el asesinato de Diana Carolina Ramírez Reyes (22 años) por parte de su novio venezolano, con antecedentes penales por crímenes cometidos en su país.
A través de una cadena nacional de radio y televisión, emitida a las siete de la mañana, el vicepresidente Otto Sonnenholzner añadió ayer desconcierto en los migrantes venezolanos, al anunciarles que se les pedirá el pasado judicial apostillado como una medida de seguridad contra la violencia.
Sonnenholzner no solo precisó que Venezuela ya no pertenece a la Comunidad Andina, sino que Ecuador ha agotado todos los esfuerzos, pero que el Gobierno de Nicolás Maduro se niega a entregar las bases de datos que permitan verificar la información de quienes llegan al país.
“Sin generalizaciones, pero con mano firme, hoy debemos diferenciar entre venezolanos que huyen del Gobierno de Nicolás Maduro y otros que aprovechan esta situación para delinquir”, dijo el vicepresidente, que reconoce que la violencia machista no tiene nacionalidad y que ofrece preservar los valores de paz, honestidad y trabajo para defender a las niñas y mujeres contra el machismo.
La posición gubernamental, frente a la migración venezolana y el femicidio, como si lo primero fuese la causa de lo segundo, movilizó a los líderes de la Asociacion Civil de Venezolanos en Ecuador, el movimiento Mueve, Migrante Universal y la fundación Venezolanos en el exterior, esta última presidida por Eduardo Febres Cordero.
Los comisionados llegaron ayer a la Cancillería, en Quito, con un manifiesto que recibió el vicecanciller Andrés Terán. Por un lado ofrecen todo su apoyo a la justicia para que investigue el crimen de Diana Ramírez y por otro piden mesura en las declaraciones de las autoridades que, ellos creen, han derivado en los actos de violencia no solo en Ibarra sino en Quito. El resultado: cuatro personas heridas y otra centena de atacados por ser venezolanos.
Febres Cordero, que con sus declaraciones tampoco abonó hacia un clima de calma porque habló de ataques xenófobos con un resultado de muertos que no existe, también dijo que la migración nada tiene que ver con el asesinato de Diana.
Según las cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el femicidio está en aumento en el mundo al pasar de 48.000 muertes en el 2012 a 50.000 en el 2017. En lo que respecta a América Latina, la cifra que maneja la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es de 2.795 asesinatos de mujeres en el 2017, entre las que están los 151 femicidios registrados en Ecuador.
En el 2018 en el país se cometieron 88 asesinatos de mujeres y niñas, según un mapeo realizado por la Fundación Aldea, Taller de Comunicación Mujer, Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu) y la Red de Casas de Acogida. Una cifra que, sumada a las registradas en los anteriores cuatro años, suman 600 mujeres víctimas de la violencia de género. Aunque las cifras no están discriminadas, la gran mayoría fue cometida por ecuatorianos.
A ellas se suman otras quince víctimas en lo que va de este año, que comenzó con el crimen de una mujer en Manabí, en las primeras horas del 1 de enero y continuó con otra en el segundo día en Santo Domingo de los Tsáchilas. Según las estadísticas, los asesinatos han sido cometidos por personas conocidas, pero en el mapeo no hay nada que haga relación a la migración.
Pero ahora, con el último femicidio, hay ecuatorianos que temen a venezolanos y venezolanos que temen a la xenofobia.