
Amazonía: ¿Cómo Fundación Menté está cambiando la vida de la comunidad Achuar?
Menté trabaja junto a la comunidad Achuar para promover la conservación ambiental, el desarrollo sostenible y la educación
En el corazón de la Amazonía ecuatoriana, donde el equilibrio entre el desarrollo y la conservación se debate cada día, la Fundación Menté se ha convertido en un faro de esperanza para las comunidades achuar. Desde su establecimiento en 2009, esta organización sin fines de lucro ha trabajado incansablemente en proyectos de conservación ambiental, educación y desarrollo sostenible, asegurando que el pueblo achuar tenga herramientas para preservar su cultura y su entorno natural.
"Nuestra misión es clara: visibilizar el equilibrio entre el bienestar humano, la cultura y la biodiversidad. No se trata solo de ayudar, sino de construir juntos un futuro sostenible", explica Julián Larrea, director de la Fundación Menté.
Una organización que crece con la comunidad
Con un presupuesto operativo que ha crecido hasta los 100 mil dólares, la fundación opera con un equipo de nueve coordinadores locales, de los cuales ocho son achuar. "Eso quiere decir que en territorio tenemos colaboradores distribuidos en la región, además de un gerente de proyectos en Puyo y mi persona", comenta Larrea. A pesar de la creciente carga de trabajo, el director sigue desempeñando su papel de manera voluntaria, destacando su compromiso con la causa.
Entre sus iniciativas destaca el proyecto agroforestal de aceite de ungurahua, que no solo promueve la conservación de la palma en la selva, sino que también genera productos derivados como jabones. "Trabajamos con la asociación MACUSAR en la frontera con Perú, beneficiando directamente a la población local. Todos, de una u otra manera, están relacionados con la producción del aceite", enfatiza Larrea.
Una historia de compromiso y adaptación
La historia de la Fundación Menté está ligada a un grupo de guías de la selva que trabajaban en el Kapawi Eco Lodge, inaugurado en 2000. Larrea, con formación en administración de empresas y antropología, se sumergió en este mundo desde 2007. "Desde el inicio, mis colegas y yo vimos la necesidad de una organización que pudiera abordar los problemas logísticos y de desarrollo en la región", recuerda.
La fundación estuvo inactiva hasta 2015, cuando Larrea la reactivó en medio de una crisis administrativa provocada por el Decreto 016. "Poner al día la fundación fue un desafío, pero creí que era fundamental darle un nombre y una estructura a todos los esfuerzos que venía realizando con las comunidades", explica.
Proyectos que transforman vidas
La fundación ha desarrollado múltiples proyectos en la provincia de Pastaza, beneficiando a unas 3.000 personas. Entre sus iniciativas más destacadas está la academia de liderazgo Ayam Brumatichicham, que comenzó como un programa de inglés para que los achuar puedan comunicarse sin necesidad de intermediarios. Otro proyecto clave es Chichaman Etzerin, que ha permitido la profesionalización de 21 guías achuar con licencias avaladas por el Ministerio de Turismo.
El programa Itantari busca preservar la memoria cultural del pueblo achuar recopilando y difundiendo 25 mitos ancestrales a través de un podcast. "Los ancianos van desapareciendo y con ellos su conocimiento. Es crucial rescatar sus relatos antes de que se pierdan para siempre", dice Larrea.
Otro frente de trabajo es la tecnología. Nanki busca corregir fallos en proyectos gubernamentales mal implementados, como sistemas de agua potable que nunca funcionaron. "Es triste ver la desconexión entre el mundo mestizo y el mundo indígena. Muchas veces tenemos que corregir y hacer operativos proyectos que otros dejaron abandonados", señala Larrea.
Financiación y desafíos futuros
El 50% de los fondos de la fundación provienen de una organización estadounidense sin fines de lucro. "Hemos implementado alrededor de 600 mil dólares en nuestros proyectos. No es mucho si lo comparamos con grandes ONG, pero cada dólar ha sido aprovechado al máximo", indica Larrea.
Uno de los principales retos de la fundación es enfrentar las amenazas externas, como la expansión de carreteras y la llegada de la industria extractiva. "Las vías no solo traen acceso al mercado, también traen pobreza, deforestación y la pérdida de identidad cultural. Es un dilema constante", advierte.
A pesar de las dificultades, la Fundación Menté sigue firme en su compromiso con el pueblo achuar. "Nosotros no damos caridad, creamos oportunidades. Nuestro objetivo es fortalecer a las comunidades para que puedan autogestionarse y preservar su cultura y su medioambiente", concluye Larrea.
La lucha por la conservación y el desarrollo sostenible en la Amazonía ecuatoriana es un desafío constante, pero gracias a iniciativas como la de Fundación Menté, hay esperanza de que las futuras generaciones puedan heredar un ecosistema sano y una identidad cultural intacta.
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