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Desorden. Al filo de las quebradas se construyen casas y de paso se convierten en botaderos de desperdicios.Gustavo Guamán

No se cuidan las quebradas, se acusan vecinos y Municipio

Expertos afirman que los quiteños le dan poca importancia al cuidado de estos espacios

Georgina Jarrín vive en el borde de la quebrada de Chaquishcahuayco en Llano Grande, al norte de la ciudad, ella compró su vivienda dentro de un conjunto habitacional de interés social, sin saber que estaría ubicada tan cerca de la ladera.

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Comenta que lleva aquí más de 20 años y entre los principales problemas que encuentra son los olores por la acumulación de basura y las ratas. Ella junto a sus vecinos se han organizado para mantener limpios el parque infantil y la parte posterior de las casas que dan a la quebrada.

Cuenta, además, que ha hecho gestiones en la administración zonal de Calderón para pedir que les ayuden con el mantenimiento de la quebrada, sin embargo aún no tienen respuesta.

EXPRESO conversó con Gustavo Mosquera, biólogo y coordinador de Áreas Protegidas y quebradas de la Secretaría de Ambiente del Municipio, quien manifestó que sí se llevan a cabo acciones para el cuidado de estas estructuras.

 Cuenta que en 2012, el Concejo Metropolitano reconoce a las quebradas como parte del patrimonio natural del Distrito Metropolitano y solicita a la Secretaría de Ambiente ejecute los trabajos de recuperación de las mismas.

En 2015 se estableció una serie de protocolos de diagnóstico, análisis y de intervención con el fin de orientar a diferentes instancias municipales, como las administraciones zonales a que activarán procesos de recuperación de quebradas, los cuales eran muy escasos para esa fecha, señala el funcionario.

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 En adelante los trabajos se han venido realizando a la medida que ha sido posible, comenta Mosquera, sin detallar cifras. Dice que actualmente disponen de 20 técnicos entre miembros de la Secretaría de Ambiente y delegados de cada administración zonal para cubrir el tema de la vigilancia y atención a las quebradas.

Y aclara que la Secretaría lleva las acciones de recuperación a través de una mesa técnica. Mientras que los casos de emergencia la Secretaría de Seguridad. 

Mosquera señala que todas las iniciativas que vienen desde el Municipio con respecto al cuidado de estos espacios naturales deben tener un componente de capacitación y de concientización por parte de los ciudadanos. Admite que existen fallas en el control de las quebradas por parte de la Agencia municipal encargada.

 Y que una campaña en medios permanente podría ser de mucha ayuda, pero la entidad no cuenta con el presupuesto para ello. Los ciudadanos tienden a ver a las quebradas como un potencial espacio para ampliar áreas de ocupación y por eso construyen casas, áreas verdes, entre otras.

Cree que “el quiteño tiende a dar la espalda a las quebradas”. En cuanto a acciones futuras menciona que la Secretaría de Ambiente está trabajando la ordenanza de infraestructura verde azul que evitará que el agua servida de los barrios y tratamiento se mezcle con el agua natural de las quebradas. 

Esta acción busca dar un giro a la forma de gestión del territorio y disminuir el impacto ambiental. Para Franklin Vega, fundador de Bitácora Ambiental, el problema radica en que ante la necesidad de un sitio para vivir no existe un plan de uso de suelo real y coherente para Quito y eso ha generado que las personas construyan sobre las laderas.

Otro factor que Vega detalla es la falta de voluntad por parte de las autoridades, pues pese a que existen los suficientes estudios y análisis ambientales las acciones no se concretan. También resalta que los quiteños no tienen conciencia de que las quebradas son una reserva de vida y parte del ecosistema que debemos cuidar para evitar desastres. 

Por su parte Georgina Jarrín afirma que en todos los años que vive en la zona no ha conocido de la existencia de algún programa municipal relacionado con el cuidado de estos espacios.