Amor al projimo
Al más cercano, no de forma afectiva, sino físicamente. Implica respeto, paciencia, amabilidad, piedad. ¿Se decide a hacerlo?
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define al prójimo como “la persona próxima, que por pertenecer al género humano debe ser objeto de caridad y solidaridad”. Por eso, a aquel que no le responde el saludo, le hizo quedar mal delante de su jefe, ámelo o trate de hacerlo, pues esto beneficia a su salud, ya que libera las hormonas de la felicidad, que eliminan el estrés y son un gran antidepresivo.
¿Qué significa amar al prójimo?Estar dispuesto a ayudarlo en todo momento, no pensar en sí mismo, sino en darse sin egoísmo, indica la psicóloga Carolina Mosquera, quien afirma que para ello no debe tenerse en cuenta la condición social, sexo, religión o raza. Asimismo, se incluye a los enemigos. “Si requieren de nosotros, hay que darles una mano, un acto de generosidad pura”.
La experta precisa que no se practica este tipo de relación porque no se la enseña. Por eso destaca la frase “Instruye al niño en su camino y, aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”.
De igual manera, si usted profesa una fe no olvide que amar al prójimo es un mandamiento de Dios. No se trata de si está interesado en hacerlo y no confunda amarse a uno mismo con ser egoísta. “A veces no nos animamos a practicarlo porque es difícil salir del confort y esto conlleva a sacrificar descansos, suspender planes, en fin”.
Perfil y efectos
El que no ama, según el psicoanalista y filósofo humanista alemán Erick Fromm, es egoísta, solo se ve a sí mismo, tiene autoestima baja, es resentido, critica y juzga mucho. No es que se ama mucho, en realidad se odia. Su falta de cariño y cuidado a sí mismo lo deja vacío y frustrado. Estas características ahuyentan al prójimo. “Nadie quiere relacionarse con un ser insensible, parco, que puede ser considerado tóxico. Por eso lo mejor es mantenerlo lejos, ya que su frustración lo llevará en algún momento a tener arranques de desprecio e ira”.
Formas de amar
- Levante el ánimo. Una palabra de aliento o varias pueden transformar el día o la vida de alguien.
- Regale sonrisas. Hay un libro titulado ‘La sonrisa es una línea curva que endereza todo’. No se imagina cómo regalar una puede aligerar la carga de quien lo rodea.
- Agradezca. La palabra ‘gracias’ tiene poder y si usted la dice estimulará a quien le sirvió a seguirlo haciendo. En pocas palabras, sembrará en él.
- Ayude a los otros. Cargar una maleta, asistir a alguien al cruzar la calle, ceder su puesto en el bus son detalles que nunca se olvidan.
- Done, no lo que le sobra o no sirve. Valore lo que tiene, pero más a quien lo necesita. Al regalar, el corazón se ensancha y hace feliz a quien lo recibe.
- Escuche, sin juzgar. Es una gran forma de manifestar amor hacia el otro, quien sencillamente anhela ser oído, incluso desahogarse.