Fin de ano o fin de epoca

El 2016 cierra con tensiones en Oriente Medio y la aparición de movimientos populistas en Europa y EE. UU. El panorama para 2017 es de incertidumbre. Tras varios intentos de acercar posiciones, el año termina sin poner fin al trágico conflicto de Siria. El punto fundamental de desencuentro ha sido el futuro del presidente al-Asad en el proceso de transición política del país. La cooperación regional e internacional es esencial para poner fin a este conflicto y el 2017 nuestra prioridad debe ser alcanzar la paz en Siria. Desde el inicio del conflicto, Turquía ha acogido a más de dos millones de refugiados sirios, pese a que su relación con la UE no se encuentra en su mejor momento, pero el diálogo debe continuar, sobre todo en la lucha contra el terrorismo y la crisis de refugiados. A nivel político, en Europa el año estará marcado principalmente por las negociaciones del brexit. En marzo se inicia el proceso formal de salida del Reino Unido de la UE, y con él, la incertidumbre de las negociaciones. Las partes deberán alcanzar un acuerdo sobre la forma de la retirada que garantice el bienestar de las futuras relaciones. Todo ello, en un plazo fijado por la UE de 18 meses desde la notificación de la salida. Negociar la salida no va a ser fácil ni corto. En 2017 también se celebrarán elecciones generales en varios países de Europa y existe el riesgo de que ganen las opciones populistas que defienden el aislacionismo y el antieuropeísmo. Para la UE la salida de un país tan importante militar y económicamente como RU es una mala noticia, pero la de uno de sus países fundadores sería trágico. La buena noticia es que tras conocer el resultado del referéndum británico, el apoyo de la opinión pública a la UE ha aumentado. En cualquier caso, los gobiernos tendrán el reto de cohesionar a una sociedad que se encuentra dividida, entre otros motivos, por las consecuencias de un mundo globalizado y una rápida evolución tecnológica. Hemos presenciado el ascenso del populismo en Occidente, primero con el brexit y más tarde, con la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses. La formación de su gobierno nos hace cuestionar que vaya a cumplir sus promesas de superar el “establishment” con un equipo integrado por oligarcas y militares. El futuro gobierno de EE. UU. está cargado de incógnitas, pero el rechazo de Trump a las instituciones multilaterales pone en peligro la cooperación que tan necesaria resulta para resolver los problemas del mundo actual. Esto puede suponer un problema para las relaciones entre EE. UU. y la UE. Mientras que en años anteriores el acuerdo de París sobre cambio climático y el acuerdo nuclear con Irán supusieron destellos en cuanto al multilateralismo en un momento complicado, en el 2017 el camino no será fácil. Además, el mundo de hoy necesita de un diálogo que fomente la confianza estratégica entre los grandes poderes, pero las declaraciones de Trump sobre el principio de One-China la alejan cada vez más. Y a pesar de encontrar en el equipo de Trump algún miembro proruso, la relación de EE. UU. con Rusia también adolece de confianza estratégica por el conflicto en Siria, la invasión de Ucrania y las sospechas de interferencias cibernéticas durante las elecciones americanas. Para Europa el próximo año es fundamental. Las relaciones con EE. UU. deben continuar con la colaboración que ha existido hasta ahora. Tras un 2016 turbulento y con pocas noticias positivas en política internacional, el 2017 se presenta lleno de retos e incógnitas. ¿Estamos simplemente ante el final de otro año, o es este el fin de algo más?

Project Syndicate