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Los investigadores del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito han estado entre los más consultados por los medios.Cortesía USFQ

2020, el año en que el país buscó a sus científicos

La pandemia llevó a los medios de comunicación y a una parte de la población hacia los investigadores de áreas especializadas antes no tan visibles.

A Santiago Ron, doctor (PhD) en Biología Evolutiva y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, este año le ocurrió algo que jamás imaginó: fue muy solicitado para entrevistas en los medios y en ocasiones tuvo tantas que no pudo atenderlos a todos.

Él no es artista ni influencer. Al menos, no del tipo que se asocia a este término. Pero el número de sus seguidores en la red social Twitter se disparó este año y ahora bordea los diez mil, debido sobre todo a sus permanentes comentarios de información, orientación e interacción sobre la COVID-19.

No es el único caso. En general, en medio de la tragedia nacional y mundial que ha causado la pandemia en 2020, uno de sus efectos positivos es que ha acercado a la población de los países hacia sus científicos.

Ron lo corrobora. Afirma que por primera vez ha visto una urgencia en la ciudadanía por acceder a información relacionada con la pandemia, pero procurando que esta provenga de fuentes confiables, y por eso buscó a los científicos locales.

Como resultado de ello, hay un grupo de investigadores y médicos especialistas que han tenido una constante presencia en los medios y empezaron a ser seguidos en sus cuentas en redes, por lo que sus nombres y rostros se han vuelto conocidos para parte de la población.

“Eso es algo de lo que, por lo menos en mi experiencia, no recuerdo precedentes. Esto es algo que no había sucedido antes”, dice el miembro de la Academia de Ciencias del Ecuador.

También lo corrobora Diego Cisneros, coordinador de Producción Académica en la Universidad San Francisco de Quito. Como responsable no solo de revisar esa producción científica sino también de promover su difusión, coincide en que hay algunas áreas “poco visibles” hacia afuera, que este año han estado entre las más relevantes y de mayor demanda del público y los medios, como microbiología o biomedicina (datos sobre virus y microbios), psicología (consultas de temas personales y laborales) y gerontología (sobre cuidados en general de adultos mayores).

“Se ha incrementado más de diez veces la presencia de los miembros de estos departamentos en los medios, ya no con opiniones complementarias, sino como protagonistas y líderes de opinión”, asegura el profesor y PhD en Geografía.

También concuerda con Ron en que la ciudadanía los busca porque asume que manejan información confiable.

Es importante que los científicos sigamos difundiendo información importante para la población a través de redes sociales".

Santago Ron, científico ecuatoriano

Esta búsqueda no tuvo preferencias de género. Así lo indica una investigación efectuada por las periodistas Sofía Cabrera y Melissa Clavijo. La primera es coordinadora de la red de divulgación KUNA Ecuador e integrante del Observatorio Interuniversitario de Medios Ecuatorianos (OIME).

Su estudio ‘Discurso científico en Twitter en el primer trimestre de pandemia en Ecuador’ analiza los contenidos publicados en las cuentas de tres mujeres y dos hombres dedicados a la ciencia en el país: Linda Guamán, Esteban Ortiz, Damaris Intriago, Santiago Ron y María Claudia Segovia.

“Según Twitonomy, la acumulación de retuits y likes de otros usuarios a las cuentas analizadas indica que estas son fuentes valiosas de información para sus seguidores. También demostraría la afinidad hacia las ideas publicadas en la red”, dice una parte del estudio, facilitado a EXPRESO.

No solo hubo afinidad, sino incluso una mutua empatía. Un ejemplo de ello sucedió en Guayaquil con el caso del médico clínico intensivista John Cuenca, quien en la fase inicial y crítica de la pandemia era muy solicitado por los medios para orientar sobre la enfermedad y responder las múltiples inquietudes del público. Meses después, también él y su esposa se contagiaron y entonces le tocó recibir los mensajes de buenos deseos de sus seguidores, preocupados por su salud.

De igual modo el médico infectólogo Washington Alemán, quien fue llamado a formar parte de la mesa técnica del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal de Guayaquil y como tal suele atender las entrevistas en los medios o responde directamente preguntas de los ciudadanos en su cuenta de Twitter.

Sofía Cabrera resalta el efecto multiplicador que se produjo cuando personajes conocidos también buscan a los científicos. Cita al cantante AU-D, quien tiene más de 565.000 seguidores y en varias ocasiones le hizo preguntas en Twitter al médico investigador Esteban Ortiz sobre la COVID-19 y luego compartió sus respuestas.

Pero no todo el mundo buscó a la ciencia. Hubo hasta quienes la contradijeron, como los defensores del uso del cloro para ‘curar’ la enfermedad. O también quienes, irónicamente, ignoraron sus recomendaciones y oferta de ayuda, como algunas autoridades oficiales de Salud.

PREFERENCIAS

La prensa digital, seguida de la televisión y las redes, fueron los medios favoritos para informarse sobre la pandemia, según una encuesta de marzo de la red KUNA.

La cifra35.100 seguidores en su cuenta en la red social Twitter tenía hasta el 18 de diciembre el médico investigador Esteban Ortiz.

LA RECOMENDACIÓN; DIVULGACIÓN COMO POLÍTICA FORMAL Y PRÁCTICA HABITUAL

Los consultados por EXPRESO coinciden en la necesidad de mantener y aprovechar este acercamiento coyuntural de un importante segmento de la población hacia la ciencia. Para ello, en primer lugar, instan a los científicos y especialistas que han emprendido de manera voluntaria esa actividad, a que la mantengan.

Pero, para ellos, lo más importante es que se convierta en una política pública, impulsada por el Estado y apoyada por las instituciones donde laboran los científicos.

Santiago Ron lo expone así: “Sería importante que las universidades donde están esos científicos les concedan algún tipo de ayuda o estímulo para esa actividad, que es muy demandante. Dependiendo del tema, cuando me piden una entrevista necesito ponerme a consultar para dar información confiable y actualizada. Es algo que generalmente no se reconoce. No hay un horario para eso. Sería de mucha ayuda si se reconociera esa actividad, que al final es algo que también beneficia a la universidad”.

Debe existir una política pública que establezca la divulgación científica como actividad formal. Los que ahora lo hacen es por voluntad propia".

Sofía Cabrera, periodista y divulgadora científica