Antisemitismo regresa a Alemania
Aunque el escándalo de antisemitismo del Partido Laborista británico ha dominado los titulares últimamente, hay un debate más profundo sobre el mismo tema en Alemania. Los principios fundamentales del ‘vergangenheitsbewältigung’ -proyecto colectivo de hacer las paces con el pasado de la II Guerra Mundial- están cambiando. Este reconocimiento histórico se ganó con mucho esfuerzo. Durante la era temprana de posguerra, Alemania pasó por varias etapas de negación de los horrores cometidos durante el régimen nazi. Pero en 1968 estalló una guerra cultural intergeneracional, en tanto los hijos del nazismo enfrentaban las responsabilidades de sus padres, lo que culminó en los excesos violentos de la Facción del Ejército Rojo. Mientras se fueron acumulando estudios que documentaban los crímenes del régimen nazi en los años 80 y 90, el ‘establishment’ político alemán llegó a un consenso de que la culpa y responsabilidad histórica del país debe ser parte central de su historia nacional. Sin embargo, desde 2015, cuando la canciller Angela Merkel, anunció su política de ‘Willkommenskultur’ (cultura de bienvenida) y abrió las puertas de Alemania a los refugiados que huían del conflicto en Siria, el malestar sobre el resurgimiento del antisemitismo ha venido creciendo en el ‘establishment’ alemán, y particularmente en la comunidad judía. Los ataques han coincidido con el ascenso de Alternative für Deutschland, partido de extrema derecha de la oposición en el ‘Bundestag’ que cuestiona la cultura de la responsabilidad, aun cuando promete proteger a los judíos alemanes del antisemitismo inspirado en los islamistas. Los ataques a los judíos han generado la indignación de muchos alemanes que pensaron que estas escenas habían desaparecido. Los judíos alemanes también hablan de cambios más sutiles en la medida que las principales ciudades como Fráncfort, Hamburgo y Berlín, se vuelven más multiculturales. El Holocausto está pasando de la memoria a la historia. A medida que los sobrevivientes y perpetradores van muriendo, los alemanes más jóvenes no sienten una conexión tan real con el pasado. Los inmigrantes de países predominantemente musulmanes hoy constituyen un porcentaje creciente de la población y muchas veces han sido sometidos a un adoctrinamiento antisionista por parte de regímenes que buscan legitimidad a través de solidaridad con los palestinos. La mayoría de los alemanes nunca ha conocido a un judío. El abrazo cada vez más radical y nacionalista por parte del gobierno israelí de la identidad judía está cambiando la dinámica del antisemitismo a nivel global. Muchos perciben ecos de los años 1930, pero el resurgimiento del antisemitismo en Alemania tiene más que ver con el futuro global del país que con su pasado asesino. Alemania está intentando descifrar cómo adaptar su historia nacional a una era global. Su objetivo es “desisraelizar” la cuestión judía, pues la historia judía es la historia alemana, por los aportes históricos de los judíos a la cultura de Alemania. La comunidad judía busca convencer a los nuevos inmigrantes (musulmanes) de que los judíos históricamente han sido la víctima, no el opresor. Esto implica trazar paralelos entre la discriminación que enfrentan los inmigrantes hoy y la que sufrieron los judíos históricamente. La esperanza es construir puentes interreligiosos dentro de una cultura común de oprimidos. Alemania confronta debates cada vez más complejos sobre su identidad; sus élites tendrán que adoptar esta filosofía y hacer más para fomentar el diálogo al interior de una población cada vez más diversa.