El fuego avanza incluso en áreas de protección ambiental: solo esta semana se han registrado 68 incendios en territorios indígenas y zonas de conservación.

Arde el bosque de Brasil y Bolivia y las redes sociales se encienden

Humo, fuego, millones de comentarios en redes sociales y hasta fotos engañosas. Este jueves 22 de agosto el mundo ha concentrado la mirada de forma contundente en la Amazonía, el gran pulmón de la ‘casa común’ sacudido por los incendios.

La Amazonia brasileña arde como nunca. En los casi ocho primeros meses del año se han producido casi un 84 % más de incendios que en el mismo periodo —entre enero y el pasado lunes— de 2018, el ritmo más alto desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) comenzó la medición en 2013.

En lo que va de año, Brasil ha sufrido 72.843 focos, más de la mitad de ellos en la región amazónica, según los datos del INPE, el ente que se encarga de monitorizar la deforestación de la zona selvática a través de imágenes de satélite y que ha sido objeto en las últimas semanas de las críticas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que pone en duda sus datos.

Además, este martes 20 de agosto, el mandatario ha sugerido —sin presentar pruebas— que son miembros de organizaciones de defensa del medioambiente los que están causando incendios deliberadamente en venganza por el recorte de fondos decretado por el Gobierno.

El fuego avanza incluso en áreas de protección ambiental: solo esta semana se han registrado 68 incendios en territorios indígenas y zonas de conservación, la mayoría en la Amazonia. En el Estado de Mato Grosso, uno de los más golpeados por las llamas, los incendios aumentaron en un 205 %. También en el periodo en el que están prohibidos los fuegos que provocan los agricultores para limpiar los campos.

Mato Grosso vive del negocio agrícola y genera gran parte de la exportación de soja, maíz y algodón de Brasil. Allí se encuentran también los parques Chapada dos Guimarães —que ya ha perdido el 12 % de su vegetación— y Serra de Ricardo Franco, en la frontera con Bolivia, un país que en las últimas jornadas también ha sido presa del fuego, que ha quemado medio millón de hectáreas.

Los incendios han alcanzado repercusión internacional, principalmente, después de que el cielo de São Paulo, a 3.000 kilómetros de la Amazonia, quedase oscurecido el lunes, aparentemente por el humo de los incendios que provenían del norte y el centro del gigante sudamericano. Las fotos de la Amazonia deforestada invadieron las redes sociales, lo que aumentó la presión sobre el Ejecutivo de Bolsonaro.

Parte de los focos en áreas protegidas son consecuencia de la deforestación, según un informe del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) publicado el martes 20 de agosto. Y muchas de esas zonas sufren también invasiones y arrendamientos de tierra fuera de la ley.

Los diez municipios de la Amazonia que más han ardido son también los más deforestados. Juntas, esas localidades suman el 37 % de los incendios en lo que va de año y el 43% de la deforestación total registrada hasta julio. En algunos casos, señalaba el IPAM, el fuego se hacía de manera controlada para limpiar campos, incluso en áreas protegidas con presencia humana, como aldeas indígenas o reservas extractivas. Pero la situación va más allá: “Es realmente preocupante”, reconoció el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, en un encuentro sobre cambio climático en el que fue abucheado mientras intentaba hacerse escuchar.

Y de alguna manera, a raíz de lo que está aconteciendo con respecto al avance del fuego y la información difundida por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil -en cuanto a la detección de más de 9.500 incendios forestales desde el pasado jueves 16 de agosto a través de imágenes satelitales- ha generado una actitud de “misericordia” y empatía.

Desde personalidades vinculadas a Hollywood como Leonardo Di Caprio, pasando por figuras destacadas del deporte como el tenista Novak Djokovic, hasta la gente común que trató de hacer oír su voz de la manera más elocuente y con los medios disponibles.

En Ecuador llaman a protestas para que Brasil detenga incendios en Amazonía

Varios colectivos ambientalistas han convocado en Ecuador a unas protestas para exigir al Gobierno de Brasil que detenga la expansión de los voraces incendios en la Amazonía que, según información de varias ONG, han alcanzado niveles históricos.

Auspiciados por el colectivo español “Extinction Rebellion”, grupos ambientalistas ecuatorianos han convocado, para el próximo viernes 23 de agosto, a un “plantón” en los exteriores de la Embajada de Brasil en Quito, para exigir al Gobierno de Brasilia, y a otros de la región, la aplicación de “medidas urgentes” para controlar y evitar los incendios.

“La Amazonía está en llamas y exigimos a los gobiernos que tomen medidas urgentes”, señala el mensaje en las redes sociales que ha circulado este jueves en Ecuador y que se difunde con el nombre de EmergenciaClimática.

También se convoca a una acción similar para el lunes 26 próximo, en los exteriores del consulado de Brasil en la ciudad costera de Guayaquil, en el suroeste de Ecuador, una de las urbes ecuatorianas más pobladas.

Para el activista Beno Bonilla, del grupo ambientalista Yasunidos, la situación en la Amazonía es dramática y representa una seria amenaza para la humanidad.

Bonilla dijo a Efe que este fenómeno tiene su explicación en la práctica histórica de quemar grandes bosques para expandir las fronteras agrícolas, una actividad que en el pasado ya ha mostrado sus efectos negativos en zonas sensibles como la Amazonía.

Además, “Brasil es uno de los principales productores de caña de azúcar y soja transgénica del mundo” y requiere de esa expansión de la frontera agrícola para aumentar su capacidad industrial, añadió el activista.

Por ello, aseguró que los incendios en la Amazonía tiene un origen antrópico o generado por el hombre, añadió Bonilla quien estima que este fenómeno se ha visto impulsado por culpa del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien ha flexibilizado los controles a este tipo de prácticas.

Hay un “descontrol absoluto” en la foresta brasileña con un “efecto muy grave”, por lo que la humanidad debe reaccionar, añadió el activista que también representa al colectivo Pachamama (Madre Tierra, en quichua).

“Los países que forman parte de la Cuenca Amazónica somos los responsables de cuidar” esta región, añadió en referencia a los gobiernos de Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam.

La Amazonía se debe cuidar “porque no sólo es el pulmón del mundo, por la captura de carbono y producción de oxígeno, sino su corazón, porque genera las nubes que recorren todo el planeta”, apostilló.

Además, recordó que “Brasil firmó el Acuerdo de París y se comprometió a proteger la Amazonía” y, como consecuencia, debería actuar para remediar la devastación generada por los incendios.

Y es que este tipo de fenómenos “mañana puede pasar en Ecuador, luego en Bolivia y se afecta no sólo la biodiversidad, sino a pueblos indígenas que se asientan en la selva amazónica”, insistió.

Asimismo, Bonilla rechazó que el presidente Bolsonaro haya trasladado la responsabilidad de los incendios a grupos ambientalistas, algo que para el activista es “absolutamente distorsionado”.

“El mundo se enfrenta a una catástrofe climática” y es necesario empezar a construir “sociedades post-extractivistas”, que dejen bajo tierra los recursos minerales, concluyó.

El humo llega a Perú

La humareda de los peores incendios forestales que afectan la Amazonía de Brasil y a Bolivia desde hace más de dos semanas llegó a algunas provincias amazónicas del Perú, informaron este miércoles fuentes del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de Madre de Dios.

Se trata de “una capa fina de humo” que apareció desde el lunes en el cielo de la provincia amazónica de Tambopata, situada en la región de Madre de Dios, “por efecto del aire que llega desde Brasil y Bolivia”, según indicaron desde Madre de Dios, región peruana fronteriza con Brasil y Bolivia.

Por ahora solo es percibida por la población con un olor “aún no potente”, por lo que por ahora las autoridades regionales no han tomado ninguna medida de emergencia y la calidad del aire es vigilada por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) y otras instituciones competentes.

Por su parte, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) descartó que el gran incendio que se expande en la región boliviana de Santa Cruz represente peligro para el territorio peruano.

La mayor parte del humo de estos incendios se ha desplazado hacia la costa atlántica de Suramérica y ha provocado que el cielo se oscureciera en la tarde de este miércoles en Sao Paulo, situada a cientos de kilómetros de los fuegos.

Aunque no hay todavía un reporte oficial de la superficie de selva quemada, se estima que son miles de hectáreas consumidas por el fuego en los estados brasileños de Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, y en el departamento boliviano de Santa Cruz.

Los incendios en la Amazonía brasileña han sido recurrentes desde principios de año y hasta julio habían deforestado 2.254,8 kilómetros cuadrados, un 278 % más que en el mismo periodo del año anterior, según las estimaciones del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe) de Brasil.

El Gobierno brasileño atribuye los incendios a una sequía fuera de la común en estas regiones amazónicas e incluso su presidente, Jair Bolsonaro, ha llegado a culpar de esta catástrofe a las ONG, sin especificar alguna.

Sin embargo, las organizaciones sociales consideran que los incendios han sido provocados deliberadamente para luego aprovechar esas tierras para minería o agricultura extensiva, altamente promovidas por el ultraderechista Bolsonaro.

Esas políticas han provocado que se congelen parcialmente los fondos para conservar la Amazonía que anualmente destinan Alemania y Noruega, los dos países que por ahora más apoyan la protección del gran pulmón verde del planeta.

Además de ser el principal ecosistema para mitigar el calentamiento global, la Amazonía es la cuenca hídrica más grande del mundo, una de las zonas de mayor biodiversidad del mundo y el hogar de miles de comunidades indígenas que habitan en las riberas de sus ríos.

Hasta los obispos latinoamericanos claman

Los obispos católicos reunidos en el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) urgieron este jueves a los Gobiernos de Brasil y Bolivia, así como a la comunidad internacional, “a tomar serias medidas para salvar al pulmón del mundo”, en referencia a los incendios en la Amazonía que se extienden por más de dos semanas.

“Lo que le pasa al Amazonas no es un asunto solo local, sino de alcance global. Si el Amazonas sufre, el mundo sufre”, manifestaron en un comunicado titulado “Levantamos la voz por el Amazonas”.

Los obispos citaron las palabras del papa Francisco cuando pidió “a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político, social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: (que) seamos custodios de la creación”, en la homilía del inicio del ministerio Petrino en 2013.

Los purpurados de América Latina y el Caribe manifestaron su preocupación por “la gravedad de esta tragedia”, tras conocer “los terribles incendios que consumen grandes porciones de la flora y fauna en Alaska, Groenlandia, Siberia, Islas Canarias, y de manera particular de la Amazonía”.

Asimismo, expresaron su cercanía “a los hermanos pueblos indígenas que habitan este amado territorio”, a la vez que unieron su voz a la de estos pobladores “para gritar al mundo por la solidaridad y la pronta atención para detener esta devastación”.

“Esta realidad supera el ámbito estrictamente eclesial amazónico, porque se enfoca en la Iglesia universal y también al futuro de todo el planeta”, dojo el Celam al citar el documento ‘Instrumentum laboris’ para el sínodo de la Amazonía.

Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil, que contabiliza los incendios mediante imágenes de satélite, los focos de fuego en todo el país en lo que va de este año superan en un 83 % a los del mismo período de 2018.

En un informe difundido el martes, el INPE precisó que entre el 1 de enero y el 18 de agosto ha registrado 71.497 focos de incendio en el país y que un 52,5 % se sitúan en la región amazónica.

El comunicado de la Iglesia católica está firmado por el presidente del Celam y titular de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), Miguel Cabrejos, y los vicepresidentes Odilo Pedro Scherer, arzobispo de Sao Paulo, y Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua.

Igualmente, firman el documento el presidente Consejo de Asuntos Económicos del Celam, Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, y el secretario general, Juan Carlos Cárdenas, obispo auxiliar de Cali.

Las claves de un paraíso en llamas

Los incendios que se expanden en la Amazonía, con especial incidencia en Brasil pero también en Bolivia, disparan alarmas en el mundo por la importancia medioambiental del que es considerado como el mayor pulmón vegetal del planeta.

Estas son algunas claves de un paraíso ecológico que, en parte, está en llamas por causas no aclaradas, pero vinculadas a la sequía, la emergencia climática y la deforestación provocada por el ser humano, aunque según el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, algunas ONG pudieran haber provocado el desastre.

- El 25 % de la superficie del continente

Es la mayor floresta tropical del mundo y representa poco más de la mitad del bosque húmedo que existe en el planeta, que junto con las plantas marinas es clave para la generación de oxígeno.

Se extiende sobre 7,4 millones de kilómetros cuadrados, que son equivalentes al 5 % de la superficie total de la Tierra y a casi el 25 % del continente americano. Un 60 % de ese territorio está en suelo brasileño.

- Ocho países y un organismo inoperante frente a las crisis

La Amazonía es compartida por Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

Esos ochos países son miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), organismo intergubernamental fundado en 1995 sobre la base de acuerdos firmados en 1978.

Aunque promociona diversos planes de cooperación y protección del medioambiente, la OTCA ha perdido fuerza con los años y se muestra inoperante ante crisis como las desatadas ahora por los incendios.

- Las mayores reservas de agua dulce del planeta

La región atesora casi el 20 % de las reservas de agua dulce del planeta, un recurso que, según la ONU, puede ser motivo de “guerras” durante el siglo XXI.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el planeta puede tener un déficit hídrico del 40 % en 2030 si no cambia el actual modelo de consumo y preservación.

Parte de esa riqueza está en el río Amazonas, declarado en 2011 como una de las “maravillas naturales” del planeta, que es el más caudaloso y largo del mundo, nace en Perú y desemboca en el océano Atlántico tras un recorrido de unos 7.000 kilómetros.

Sin embargo, muchos de los ríos de la región están contaminados. La OTCA calcula que, en los últimos 50 años, sobre el río Amazonas y sus afluentes se han vertido unas 1.300 toneladas de mercurio, usado en la minería ilegal, que Bolsonaro pretende regularizar.

- Biodiversidad única en el planeta

El bioma amazónico contiene unas 30.000 especies de plantas vasculares, muchas de ellas con enormes calidades alimenticias y medicinales. Según la OTCA, alberga también 2,5 millones de especies de insectos, 2.500 especies de peces, más de 1.500 especies de aves, 550 especies de reptiles y 500 especies de mamíferos.

- 34 millones de habitantes

La Amazonía es una región virtualmente despoblada, pero aún así en ella viven 34 millones de personas, de las cuales un 60 % está concentrada en polos urbanos, como la ciudad brasileña de Manaus, que tiene 2 millones de habitantes.

- 420 tribus indígenas y 86 lenguas

De acuerdo a datos de la OTCA, en la Amazonía viven unos 3 millones de indígenas, distribuidos en 420 tribus que hablan 86 lenguas diferentes y 650 dialectos.

En Brasil, los indígenas ocupan 600 reservas que en total abarcan 109,6 millones de hectáreas, equivalentes al 13 % del territorio nacional.

El Gobierno de Bolsonaro ha dicho que no creará nuevas tierras indígenas, que en su mayoría constituyen zonas de reserva ambiental y cuyos habitantes han denunciado que se sienten amenazados por las políticas del líder de la ultraderecha.

- Mas del 20 % destruido por la mano del hombre

Según cálculos de organizaciones ecologistas, cerca del 20 % de la Amazonía ha sido destruida durante los últimos 50 años por la acción depredadora del hombre, que ha avanzado sobre la selva para expandir fronteras agrícolas o explotar riquezas minerales.

En Brasil, ese proceso se ha acelerado desde la llegada al poder de Bolsonaro, quien está decidido a abrir la Amazonía para empresas privadas en los sectores de minería, agricultura y turismo, entre otros.

- La Amazonia es el bosque tropical más grande del mundo.

Con una superficie de 5,5 millones de kilómetros cuadrados, un tesoro ecológico amenazado por la creciente deforestación y los incendios forestales. He aquí algunas de sus características principales:

- Santuario de la biodiversidad

La cuenca del Amazonas, que abarca 7,4 millones de kilómetros cuadrados, cubre casi el 40% de América Latina y se extiende por nueve países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Alrededor del 60% está en Brasil.

La selva amazónica, de la cual 2,1 millones de kilómetros cuadrados son zonas protegidas, alberga un santuario de biodiversidad único en el mundo. Una cuarta parte de las especies de la Tierra se encuentran allí, es decir, 30.000 tipos de plantas, 2.500 especies de peces, 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,5 millones de insectos, según la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

En los últimos 20 años, se han descubierto 2.200 nuevas especies de plantas y vertebrados.

- ‘Pulmones de la tierra’

La Amazonia contiene un tercio de los bosques primarios del mundo y, a través del río Amazonas y sus afluentes, proporciona el 20% del agua dulce no congelada de la Tierra.

El Amazonas es el río más grande del mundo y, según algunas versiones desde que se realizó una nueva investigación en 2007, es también el más largo, con una extensión de hasta 6.900 kilómetros.

El bosque actúa como un sumidero de carbono, absorbe más CO2 del que emite y libera oxígeno, además de almacenar de 90.000 a 140.000 millones de toneladas de CO2, lo que ayuda a regular el calentamiento global, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Pero la deforestación está reduciendo esta capacidad de absorción de CO2.

- 420 tribus

La Amazonia ha estado habitada durante al menos 11.000 años y hoy cuenta con 34 millones de personas, de las cuales dos tercios viven en ciudades.

Casi tres millones son indios que integran unas 420 tribus diferentes, de las cuales alrededor de 60 viven en total aislamiento, según la OTCA. Los indios del Amazonas hablan 86 lenguas y 650 dialectos.

La tribu amazónica más grande es la Tikuna, que cuenta con unos 40.000 miembros que viven en Brasil, Perú y Colombia, según la organización Survival International.

El jefe indio brasileño de la tribu Kayapo, Raoni Metuktire, es el principal activista en la campaña contra la deforestación en el Amazonas y ha viajado por el mundo durante tres décadas pidiendo la preservación del bosque y su población indígena.

- Manaos, la ‘capital’ amazónica

Manaos es la capital del estado de Amazonas (norte), la más grande de Brasil y abarca 1,5 millones de km2.

Fundada por los portugueses en 1669 a orillas del río Negro, cerca de su confluencia con el río Amazonas, Manaos tiene una población de 1,8 millones de habitantes.

Después de una rápida expansión a fines del siglo XIX debido al comercio del caucho, la ciudad entró en un gran declive hasta la creación de una zona de libre comercio en 1967.

Manaos ahora vive principalmente de su sector industrial, importando repuestos e insumos y exportando productos finales, especialmente equipos electrónicos.

Después de Sao Paulo y Río de Janeiro (ambas en el sureste), Manaos es el tercer centro económico principal de Brasil.

- Deforestación masiva

Según el WWF, casi el 20% de la selva amazónica ha desaparecido en el último medio siglo, y esto se está acelerando.

Desde que el presidente de Brasil, el utraderechista Jair Bolsonaro, asumió el poder a principios de 2019, la tasa de deforestación medida en julio fue casi cuatro veces mayor que el año anterior, según un sistema satelital conocido como DETER, que es utilizado por el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE).

Según el INPE, que rastrea la tala de la selva tropical, alrededor de 2.254 km2 de la selva amazónica fueron cortados en julio, un aumento del 278% respecto al año anterior.

Las principales causas de la deforestación son la producción de soja y ganadería, la construcción de represas hidroeléctricas y carreteras, la industria minera y los incendios forestales.

Además de su rica biodiversidad, la Amazonia es rica en recursos minerales como oro, cobre, tantalio, mineral de hierro, níquel y manganeso.

Sectores de la floresta ahora están siendo devoradas por los incendios.

Las cifras del INPE muestran que se registraron cerca de 73.000 incendios forestales en Brasil entre enero y agosto, la cifra más alta en cualquier año desde 2013. La mayoría de ellos se registraron en el Amazonas.

Eso es de alto impacto si se compara con los 39.759 registrados en todo 2018.

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