Un arma asustaba en Quito
En el centro histórico de la capital se detuvo a 5 personas que cargaban una subametralladora. Amedrentaban a los turistas y cometieron varios robos
Cinco individuos sembraban terror con una subametralladora en el Centro Histórico de Quito. La policía encontró el arma, de fabricación artesanal, debajo de una cama, en un inmueble de las calles Galápagos y Vargas.
Esa arma es la primera de esa clase que se decomisa en el Distrito Manuela Sáenz, en este año, según el comandante de Policía, Patricio Vargas. Sin embargo, no es la única de ese tipo que se ‘pasea’ por la ciudad.
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Leer másLos extranjeros que lo tenían fueron arrestados. Pero, antes de que terminaran tras las rejas, hubo denuncias. Según los vecinos, los implicados desfilaban con tremenda arma por las calles del sector. Iban campantes. Intimidando a los residentes. Tan cerca de los turistas que visitan la Basílica del Voto Nacional. “Afortunadamente, se les acabó la fiesta”, contó Gabriela, una vecina de la zona que prefiere mantener su apellido en reserva por temor a represalias.
Según Vargas, la presencia de estas armas no solo refleja una escalada en los niveles de violencia e inseguridad que se registran en la urbe, es una problemática estructural, ligada al desempleo, la pobreza y, obviamente, a las organizaciones delictivas. “Es jugar con el miedo de la gente. Alguien que es asaltado con una metralleta va a entregar sus cosas sin pensarlo”, describe Vargas.
Así ocurrió el 29 de septiembre pasado, durante un atraco en Cumbayá, en el nororiente de la capital. Uno de los cuatro sujetos que interceptaron un vehículo cargaba una ametralladora similar. El arma asustó a las víctimas y hasta a los guardias de la garita de un conjunto, en cuyo ingreso ocurrió el hecho.
Pero más allá de su tamaño, entre los civiles lo que también preocupa a la gente es su procedencia. Según Vargas, la Policía realiza investigaciones al respecto. Las ametralladoras, posiblemente, ingresan por las fronteras sur y norte del país. También están disponibles en el mercado negro. Sin embargo, muchas de las que circulan en la ciudad son caseras. “Se pueden fabricar en un taller mecánico con un cilindro metálico. Son mucho más peligrosas, más letales. No cuentan con los estándares de producción”, revela.
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Leer másUn arma larga industrializada (probada, comercializada y portada bajo la norma) podría costar desde seis mil dólares.
Mientras que una metralleta de fabricación artesanal no supera los 200 dólares.
Vargas aclara que estas armas suelen ser usadas porque son capaces de descargar varios tiros a la vez con un solo accionar del gatillo. De forma legal las cargan los miembros de las Fuerzas Armadas, grupos de élite de la Policía y personal de seguridad privada que custodia objetos de valor o dinero.
Y, aunque no era común verlas en las calles entre los civiles, en los últimos meses su uso se ha extendido, precisa.
Según el experto en seguridad Carlos Blanco, ahora son también las organizaciones delictivas las que las poseen. Se usan para control de territorio, enfrentamientos entre bandas, atentar contra las fuerzas del orden y sicariatos.
Esto se debe a la efectividad y rapidez que tiene el arma larga. Existen ametralladoras que pueden descargar 500 tiros por minuto. Todo depende del modelo y la marca. “Son fulminantes”.
Blanco señala que también hay metralletas como la AK47 rusa, cuya munición supersónica es 3 o 4 veces más rápida que la velocidad del sonido. “Es capaz hasta de perforar motores”.
En la práctica, con una ametralladora, un gatillero no necesita ser tan experimentado para dar en el blanco. Durante la ráfaga de balas, alguno de los proyectiles le atinará al objetivo, incluso a unos “500 metros”, revela.
Con fábricas artesanales
Carlos Blanco explica que las ametralladoras son parte de pago del negocio como el narcotráfico. Llegan al país en avionetas que vuelan de forma ilegal. En Ecuador hay fabricación artesanal. Eran conocidos los talleres en el cantón Chimbo, provincia de Bolívar.