El arte manual morlaco enamora al extranjero
Los dos meses de una estadounidense entre los talladores en madera
De estupendo, extraordinario y único, así califica Diana Lutke al arte del tallado de la madera. Es que la habilidad de las manos de los artesanos morlacos para dar forma y vida a la madera no solo que emocionó a la norteamericana de 61 años, sino que también le motivó a emprender un viaje a Cuenca y conocer el oficio de cerca.
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Leer másFue gracias a publicaciones en páginas virtuales que conoció sobre la existencia, en la capital azuaya, de “extraordinarios artistas” que tallan a mano figuras y diseños muy llamativos.
Al llegar a esta ciudad, hace cuatro meses, recorrió varios talleres artesanales, siendo partícipe de la demostración que hicieron los artífices talladores. Todos con gran dosis de ingenio, habilidad y destreza, dice Diana. En los recorridos, decidió llevarse como recuerdo del arte, un juego de comedor que consiste en una mesa para ocho personas con 6 sillas y dos sillones. El trabajo lo encomendó al artesano Fernando Ávila, de 45 años, 34 de los cuales en un oficio heredado de sus ancestros.
“Es un gran recuerdo de la habilidad de esta ciudad que llevaré a mi país para adornar y llenar de una belleza sinigual el comedor de mi casa”, anota Lutke, afirmando que en su tierra natal no existe este tipo de trabajo manual.
Diana añade que “será un recuerdo maravilloso”, marcado con su vivencia de haberse emocionado diariamente y durante dos meses, de la habilidad con la que Fernando y sus herramientas iba delineando cada uno de los trazos para así formar las figuras sobre el tablero y patas de la mesa. Igual que los sillones y sillas.
La emoción es grande, agrega la norteamericana, tras precisar que en ese lapso (dos meses) se cubrió de magia indescriptible, acompañando al artesano en cada uno de los rasgos que montó sobre la madera. “El material que utiliza es el canelo, madera fina y noble proveniente de la Amazonía ecuatoriana”, aduce por su parte el maestro Ávila.
Un artista de las filigranas y en el repujado del latón
Leer másLa talla en madera es uno de los oficios más antiguos en Cuenca. Data de la época de la Colonia, utilizado en elementos ornamentales, arquitectónicos, esculturales y religiosos, considerados una belleza sinigual, parte de la herencia artística patrimonial de la capital azuaya.
Los trabajos están presentes en los portones de casas coloniales, iglesias, capillas, balcones y conventos, testimonio de la herencia de trabajos manuales nacidos del ingenio, habilidad y destreza de sus artífices y están imponentes en el centro histórico. Entre los exponentes de este arte está Virgilio Quinde. El hombre de 99 años que heredó el oficio de sus antepasados, es especialista en tallado y restauración de imágenes religiosas. Su taller se halla en la parte norte de Cuenca.
Otro es Jaime Jimbo, artesano que lleva décadas en el oficio de escultor. Lo aprendió de su padre Julio César Jimbo, quien elaboró, en los años 60, la imagen del Cristo del Consuelo, que se venera en Guayaquil.
Ha realizado trabajos para diferentes instituciones religiosas a nivel nacional e internacional. Además, ha restaurado antigüedades y piezas en mal estado. Sus imágenes talladas son veneradas en templos locales, nacionales e incluso en el exterior.
Las obras de Quinde y Jimbo comulgan con la belleza de los trabajos atribuidos a Gaspar Sangurima, de escuela cuencana del siglo XIX. La temática más representativa de las obras de Sangurima fueron imágenes religiosas con profundo realismo.
Varias iglesias aún conservan sus creaciones, entre ellas se puede apreciar en la Sala Capitular del Carmen de la Asunción, en el museo Remigio Crespo Toral, entre otros lugares.
- Designación. El tallado es parte de los oficios que llevaron a Cuenca a ser declarada por el Consejo Mundial de Artesanías (WCC, por sus siglas en inglés), en 2020, ‘Ciudad Mundial de la Artesanía’.
- Diez ramas. Cuenca es reconocida por 10 ramas artesanales: orfebrería y joyería, alfarería y cerámica, paja toquilla y cestería, hierro forjado, bordado, talabartería, hojalatería, madera, marmolería y cantería y pirotecnia.
- Ancestral. La orfebrería, joyería, alfarería y cerámica eran prácticas de los pueblos preincaicos que habitaron en lo que hoy es el sur del país. Los Cañarís desarrollaron habilidad para trabajar con materiales que les proveía su entorno.