La Asamblea y una agenda banalizada: estos son los pendientes con el pueblo

Una agenda sin brújula. Si no es por querer sancionar la asistencia de un grupo de tecnocumbia o aprobar la conmemoración de días polémicos, el trabajo de la Asamblea Nacional no trasciende en los temas más importantes para el futuro del Ecuador, señalan analistas consultados por este Diario.

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Si bien es cierto que la Legislatura actual ha tenido una agenda de temas y de fiscalización, Mauricio Alarcón, director de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo (FCD), sostiene que la misma ha estado guiada por la cercanía de las elecciones generales de 2025 y no necesariamente por las necesidades más apremiantes del país.

“La fiscalización es básicamente un acto de control político que no debería hacerse en función de coyunturas, sino de hechos que saltan y se conocen vinculados a la función pública fiscalizable. Sin embargo, se puede ver que mucho de lo que ha pasado en esta Legislatura ha tenido relación con el contexto electoral”, analiza.

Así, por ejemplo, en lugar de escudriñar las falencias en el sistema de salud u observar los presuntos actos irregulares de funcionarios que han pasado por sectores claves para el país, la Asamblea Nacional ha concentrado su atención, principalmente, en fiscalizar al régimen de Daniel Noboa, quien además será su contrincante en 2025.

De hecho, la Comisión de Fiscalización, liderada por la correísta Pamela Aguirre, incluso resolvió archivar algunos procesos de control político que tenía pendientes, solo para acortar camino hacia otras solicitudes de fiscalización en contra de ministros de Noboa y la fiscal general del Estado, Diana Salazar.

La influencia de las próximas elecciones en la agenda de la Asamblea

En ese sentido, Héctor Muñoz, jurista y exasambleísta, señala que dada la cercanía de los comicios era previsible que una agenda legislativa más fuerte y con temas importantes quede relegada. “En este tiempo, hasta que se den las elecciones, la Asamblea Nacional pasará a un segundo plano y primarán los réditos electorales”, sostiene.

Aunque reconoce que la Legislatura sí se ha pronunciado en temas coyunturales, como el apoyo al Ejecutivo en la lucha contra el crimen organizado y en la crisis energética, Muñoz también señala que hay muchos otros temas que siguen sin ser abordados por la Asamblea Nacional.

Por ejemplo, aunque la Legislatura actual ya está restringida de hacerlo por la cercanía de los comicios, debería impulsar reformas al Código de la Democracia, “para sincerar las campañas electorales anticipadas y salir de la mentira de que solo la hay en días previos a la elección, mientras que todos los candidatos le dan la vuelta a la ley”.

Asimismo, entablar una discusión definitiva sobre qué debe pasar con el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y sus demorados y cuestionados procesos de designación de autoridades. “Solo con juicios políticos no se va a resolver la situación del CPCCS. Ya cuando fui asambleísta ubiqué el tema de su eliminación”.

En esa misma línea, Muñoz considera que otro tema importante que está quedando por fuera de la brújula de la Asamblea Nacional es una reforma profunda al sistema de justicia, en especial luego de que los casos Metástasis, Purga y Plaga desnudaron los vicios de corrupción que hay entre algunos funcionarios judiciales.

“El Consejo de la Judicatura sirve para temas administrativos, para comprar el papel y tener a los jueces con las herramientas necesarias, y ni siquiera eso pueden hacer. Habría que analizar si existe la necesidad de que esta entidad se mantenga, aunque sinceramente creo que no sirve para absolutamente nada”, argumenta Muñoz.

Incluso en la práctica legislativa, según Muñoz, hace falta abordar ciertos temas. Debatir una mayor restricción al hiperpresidencialismo del país, mediante una reforma para que el Ejecutivo no pueda vetar totalmente una ley que ha sido aprobada por la Asamblea de forma unánime. “Lo que sucede ahora es un abuso del poder”.

Sin embargo, según Mauricio Alarcón, quien también considera que la Asamblea Nacional se ha estancado en reaccionar a la coyuntura, la profundización de estos temas es una posibilidad cada vez más remota por la cercanía de los comicios generales de 2025.

Asimismo, independientemente de si sus miembros son reelegidos o no, hace hincapié en que la próxima Legislatura debe abrir espacio en su agenda banalizada para discutir los verdaderos temas que afectan al país. 

Los altos y bajos de la Legislatura

A inicios de octubre de 2024, Henry Kronfle renunció a la Asamblea Nacional para inscribirse como candidato presidencial del Partido Social Cristiano (PSC) para las elecciones de 2025.

Kronfle ejerció la Presidencia de la Asamblea desde noviembre de 2024, cuando se instaló la nueva Legislatura electa tras los comicios extraordinarios por la muerte cruzada decretada por el expresidente Guillermo Lasso.

Como analistas ya lo indicaron a EXPRESO en una publicación pasada sobre el rendimiento de la presidencia de Kronfle, el primer tramo de dicha Legislatura tuvo puntos altos y bajos que destacaron.

Por ejemplo, desde el Observatorio Legislativo se destacó como un punto algo de ese primer tramo la gobernabilidad que hubo con el presidente Daniel Noboa, lo que permitió la aprobación de leyes; aunque luego esa relación se vería resquebrajada.

No obstante, ciertas bancadas consideran que en esta etapa no se logró avanzar en la agenda de temas propuestos por el propio Kronfle.

Además, según el Observatorio, otro punto bajo de la Legislatura de Kronfle fue la poca apertura, y el rechazo a la crítica y al control social que varias organizaciones ejercieron sobre su gestión, en especial en cuanto a detalles sobre gobernabilidad.

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