Atropello
El intendente general de Policía, sin un documento que justificase la acción que iba a emprender, clausuró el Centro Estético Quirúrgico de propiedad del Dr. Roberto Bitar Cabezas y de manera enérgica, ordenó evacuar el local, sin consideración para con los pacientes que estaban siendo atendidos, mientras otros se encontraban en proceso de curación y algunos esperaban su turno.
Quien ocupa un cargo público debe conocer su ámbito de acción. El Acuerdo Ministerial No. 887 publicado en el Registro Oficial 226 del 20 de abril del 2018, categoriza los establecimientos que están bajo égida del intendente general de Policía, quien carece absolutamente de jurisdicción sobre los establecimientos de salud del Ecuador.
El intendente, a lo mejor bajo órdenes superiores, que podrían ser las causantes de este atentado contra la propiedad, mediante un acto de soberbia, abuso o a lo mejor venganza e irrespeto a los derechos ciudadanos, ejecutó esta clausura al margen de la ley.
Conociendo el espíritu democrático del señor presidente, pensábamos que gracias a su carácter tranquilo, apertura mental y sinceros deseos de promover el respeto y la paz pública, los ecuatorianos seríamos los beneficiarios de un nuevo estilo de quehacer político y que la era de la tiranía, atropello, odios, venganzas, insultos y retaliaciones había terminado.
Tuve el privilegio y el inmenso agrado de haber sido profesor de todos los Bitar Cabezas y Roberto, fue un alumno destacado, estudioso, con gran espíritu de colaboración, educado, muy disciplinado y con afanes de superación. Además, fui profesor del Ing. Roberto Bitar M., quien luego fuera mi compañero, como parte del cuerpo docente del plantel. Todos lo conocen como un profesional distinguido, con gran formación académica, altamente responsable y con una honestidad impoluta. Cual lasallano de corazón, he cumplido con lo que se denomina espíritu de cuerpo.
El señor presidente actuará con energía y sancionará a estos funcionarios que han puesto en predicamento el respeto, la ley y el orden.
¡Señor presidente, detenga el abuso de autoridad!
Y sigo andando...