Augusto Verduga, el superhéroe azul, se va por Rumichaca

Lo de la depuesta Liga Azul del Consejo de Participación Ciudadana es un caso de caída en desgracia relámpago pocas veces visto: diez días bastaron para conducir a sus cuatro integrantes (tres titulares y una suplente) del éxtasis de la victoria al lodazal humillante del fracaso, con destitución, multa y privación de derechos políticos por cuatro años. 

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Especialmente vertiginosa fue la caída de Augusto Verduga, teórico, estratega, vocero, cabeza visible y estrellita de navidad de los ligados: sorprendido en un allanamiento de sus oficinas, sintiéndose en el ojo investigativo de la justicia, optó el camino que tantos prohombres de la Patria siguieron antes que él: el de Rumichaca. Que se iba de vacaciones, dijo. 

El paradisíaco destino de los turistas del mundo

A Ipiales, seguramente, paradisíaco destino de los turistas del mundo. Para el correísmo, se trata del peor golpe recibido desde que montaron este chiringuito; para Verduga… Bueno, para Verduga puede ser nomás una mala racha momentánea; se sabe que Claudia Scheinbaum anda regalando cargos diplomáticos a los de su especie. La ruta Ipiales-Culiacán no sería mal negocio para Aeroméxico.

He aquí los pasos descendentes de Verduga: el miércoles 22 de enero, al frente de una nueva mayoría, encabezaba la toma del poder que controla todos los poderes, deponía a la vicepresidenta, ponía al presidente a bailar sobre la palma de su mano, removía al superintendente de bancos y nombraba otro a gusto de los correístas. 

El jueves 23, pontificaba sobre la nueva ciencia jurídica de interpretación de las sentencias interpretativas, tan novedosa que no admitía contradictor, y se preparaba para tomar el cielo por asalto: el nuevo Consejo de la Judicatura, el nuevo CNE, la nueva Fiscalía… El viernes 24, la Corte Constitucional, poco amiga de veleidades interpretativas, le jalaba las orejas; la Fiscalía allanaba su oficina y se alzaba con sus teléfonos. El lunes 27, reculaba y restituía la superintendencia de bancos a su legítimo titular. 

El martes 28, tomaba las de villadiego, como decían los antiguos al arte de salir a comprar tabacos para no volver. El viernes 31, con una sentencia que el país llevaba meses esperando, el Tribunal de lo Contencioso Electoral destituyó a los cuatro azules, por muérganos, mal llevados y tramposos.

Verduga se fue de vacaciones. De un día para el otro. Por el puente de Rumichaca. Es evidente que la incautación de sus teléfonos lo puso muy nervioso: el miedo es libre. El día del allanamiento, ante la inminente llegada de policías y fiscales, él se encerró en el baño, el refugio de los valientes, y se quedó ahí tanto tiempo que tuvieron que amenazarle con echar abajo la puerta. ¿Qué hacía ahí dentro? 

Una posibilidad es que el temor causado por el operativo acelerara en él los consabidos mecanismos de evacuación que sería de mal gusto nombrar aquí. También pudo estar evacuando otras cosas (componentes electrónicos, por ejemplo) por la misma vía, o simplemente borrando información, registros de llamadas, documentos, conversaciones… No debería descartar la Fiscalía la posibilidad de que el secreto de sus indagaciones se encuentre en algún recodo de las alcantarillas del CPCCS, lo cual no tendría nada de raro tratándose del organismo preferido por los correístas. 

Verduga y su encierro en el baño de su oficina

Cualquier cosa que haya hecho Verduga con sus teléfonos en el baño, está claro que a él mismo no le pareció suficiente: defendió sus aparatos como gato panza arriba cuando la fiscal Mayra Soria se los extrajo subrepticiamente del bolsillo, haciendo gala de una sospechosa habilidad manual de esas que sólo se aprenden con años de práctica en el transporte público. El caso es que, sin teléfonos, el líder de la Liga Azul no tuvo mejor idea que irse de vacaciones. De un día para el otro. Por el puente de Rumichaca.

Y eso ya es sospechoso. Uno no se va de vacaciones cuando está a punto de alcanzar el cielo con las manos. ¡Tanto había bregado el correísmo por alcanzar la mayoría del CPCCS! Y una vez lograda, gracias a la destitución en la Asamblea del consejero oficialista Juan Esteban Guarderas y su consiguiente reemplazo por el cheerleader de tiranos y defensor de delincuentes Eduardo Franco Loor; una vez que han puesto manos a la obra en su agenda de tomar por asalto los organismos de control, empezando (cualquiera sabe por qué) por la superintendencia de bancos; una vez que todo les está saliendo como lo soñaron… Van y desarman de buenas a primeras esa mayoría y echan al caño todos sus proyectos por motivos de… ¿Vacaciones? Sí, cómo no, Augusto. Esa es la razón de sospecha número 1.

El motivo de sospecha número 2 tiene que ver con las razones de la Fiscalía. Porque la verdad es que el allanamiento era absolutamente innecesario, considerando los delitos por los que se investiga a los azules, a saber: usurpar funciones y desacatar órdenes de autoridad competente, todo ello relacionado con el golpe de timón en la superintendencia de bancos. 

Y era innecesario porque se trata de delitos que se demuestran en los hechos: basta con remitirse a los documentos públicos. Pero no: hay algo que sabe la Fiscalía y que probablemente no puede demostrar, por eso quería esos teléfonos. Usó el caso administrativo como pretexto y mandó a Mayra Soria a conseguirlos, que para eso se ha entrenado. 

Como cuando la Policía de Chicago acusa a Al Capone de evasión de impuestos y allana su casa con la esperanza de encontrar un cadáver en el armario. Al Capone fue lo suficientemente inteligente para no tener ninguno (no en ese armario), por eso nadie lo vio nunca yéndose de vacaciones por Rumichaca de un día para el otro. Pagó prisión por evasión de impuestos.

Número 3: del asesinato por sicarios de Jimmy Ruiz, el asesor de Augusto Verduga, ya se habló en televisión. Ocurrió el 5 de noviembre en Guayaquil y el primero en llegar a la escena del crimen fue el consejero azul. Minutos antes, en ese mismo carro (según las cámaras de vigilancia) estuvo su hermano Sócrates Verduga conversando con la víctima. 

No hubo rasgar de vestiduras ni rechinar de dientes por parte de los correístas, lo cual es todo un indicador: revísese las reacciones del partido ante los asesinatos de sus miembros y allegados e interprétese sus silencios. El asunto está siendo investigado por la Fiscalía. ¿Tiene que ver con la historia de los teléfonos?

Augusto Verduga era de aquellos comprometidos con la causa correísta dispuestos a sacrificar no ya sus vacaciones sino incluso cosas más sagradas: su permiso de paternidad, por ejemplo. Su mujer acababa de dar a luz y él estaba de licencia cuando se produjo (aprovechando su ausencia) la elección de presidente del Consejo de la Judicatura en el CPCCS. 

Pues dejó botando al guagua. Tal cual: volvió al trabajo para votar por Mario Godoy. Hoy, que estaban a punto de alzarse con el Consejo de la Judicatura completo, hemos de creerle que se fue de vacaciones porque le tocaba. Claro que nada de eso importa ya: él y sus compañeros de la Liga Azul han sido finalmente expulsados por el Contencioso Electoral. 

No solamente debieron serlo hace rato, sino que debió impedírseles su participación en las elecciones, tan burda era la ilegalidad que estaban perpetrando cuando se presentaron como una lista del partido de Correa para un organismo donde la representación partidista está expresamente prohibida. Pero lo de Verduga es otra cosa. Lo de Verduga es el contenido de dos teléfonos y una computadora. Por ese contenido él ha sido capaz de renunciar a todo y tomar el camino de Rumichaca. Debe ser una bomba.

Fe de erratas: En una primera versión de esta nota se escribió la palabra "beleidades" cuando lo correcto es "veleidades". Pedimos disculpas a nuestro lectores.

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