Asamblea. Una gran cantidad de manifestantes ingresaron por unos instantes a la Asamblea Nacional.

La ausencia de Moreno no frena la protesta y el saqueo

La Asamblea fue invadida por los manifestantes violentos. La marcha indígena entró por varios sectores de la capital.

La paz no vuelve a las calles de la capital. Que el gobierno del presidente Lenín Moreno haya trasladado su sede a Guayaquil no calmó los ánimos de la protesta violenta en la ciudad. Es más, en algunos sectores la recrudeció. La Asamblea Nacional, por ejemplo, fue invadida y destrozada por una turba de ciudadanos. Hubo vidrios rotos y varios daños a la propiedad pública.

Dentro del edificio del Legislativo no estaba ningún asambleísta. Ayer por la mañana se anunció la cancelación de la agenda de las comisiones. Desde el inicio del paro de transportistas, el jueves de la semana pasada, los legisladores no se han reunido ni pronunciado ante la crisis nacional.

Efectivos de la Policía Nacional utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los ciudadanos que ingresaron al edificio por unos minutos. Luego se intensificó el cerco de uniformados. Los manifestantes, sin embargo, no descartan volver a la sede de la Asamblea.

El grito fue constante: “Fuera Moreno, fuera”.

El caos de ese sector se replicó en otros puntos de Quito. A pocos metros de la Asamblea, en el centro norte de la ciudad, hubo agresiones en contra de José Tuárez, expresidente del Consejo de Participación. Quienes lideran la protesta aseguran que no quieren a actores políticos que aprovechen su reclamo para crear una palestra política.

Las agresiones contra el activista Tuárez provocaron otros disturbios en contra de la propiedad privada.

¿Quiénes orquestaron los ataques a bienes públicos y privados? Aunque hay indígenas captados por las cámaras de los medios de comunicación, en su mayoría los actos vandálicos fueron realizados por otros manifestantes. Los líderes de los pueblos y nacionalidades aseguraron que ellos no están detrás de los saqueos y grandes ataques en la ciudad.

El dirigente Luis Vargas incluso dijo que el pueblo indígena llegó en camiones y transporte. No caminando. Por tanto, todos los ciudadanos que atacaron a florícolas y otras empresas privadas no son parte del levantamiento. Esos infiltrados, aseguró, se están beneficiando del desorden creado por la falta de apertura del Gobierno de Lenín Moreno.

Los indígenas, de su parte, estuvieron concentrados en el parque El Arbolito. En el lugar descansan desde el lunes.

Ellos no protagonizaron actos violentos. Tampoco se enfrentaron a la Fuerza Pública que, a diferencia de los otros días de paralización, tuvo como objetivo principal el cuidado de instituciones públicas como la Fiscalía, la Contraloría General (atacada la noche del lunes) y la Unidad de Flagrancia, en el centro norte de Quito.

Mientras unos descansaban, comían o conversaban en grupos, la cúpula de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) se reunía en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE). Se discutían las estrategias que llevarán adelante hoy, en la ‘gran huelga nacional’.

En el sitio, los estudiantes de Medicina de la Universidad Central ayudaban a los marchantes con curaciones menores. También hubo una considerable cantidad de ciudadanos que les ofrecieron bebidas, alimentos e incluso colchones para que puedan descansar de noche. El único pedido que le hicieron al movimiento indígena fue no caer en actos violentos contra la ciudadanía. No se trata de pelear “pueblo contra pueblo”, dijeron.

En las afueras de la Casa de la Cultura, los sonidos de las vuvuzelas y los gritos en contra del Gobierno y las medidas económicas se escuchaban casi sin pausa. Cuando más indígenas llegaron al punto, provenientes de las provincias del norte, hubo cánticos y aplausos. Los representantes de Imbabura fueron ovacionados mientras avanzaban por la avenida 10 de Agosto, en el centro norte de la urbe.

El arribo, después de las 11:00, tuvo dos eventos incómodos. El primero, la detención de un ciudadano extranjero que lanzó piedras y presuntamente aprovechó la situación para robar en locales comerciales; él fue entregado a las autoridades. El otro hecho fue el protagonizado por el expresidente del Consejo de Participación Ciudadana; su presencia fue rechazada por los manifestantes, que lo golpearon y lo obligaron a huir.

Entrada la tarde, las protestas continuaron y se intensificaron en el centro histórico, al menos hasta donde se permite el paso por el cerco de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.

El contralor denunció el ataque en la Fiscalía

Los incidentes ocurridos la noche del lunes en la Contraloría son judicializados. El titular del organismo de control, Pablo Celi, presentó la denuncia en la Fiscalía a fin de que se identifique a los responsables de los “hechos vandálicos”, como los calificó.

Las primeras pericias se dieron ayer de parte de funcionarios de la Fiscalía que realizaron el levantamiento de información. El trabajo se centró en las oficinas de la planta baja de la Contraloría, que habría sido el área más afectada. No se tuvo acceso al interior del organismo de control.

“La Contraloría ha sido objeto de un ataque por parte de una banda organizada, con la clara intención de sustraerse y destruir documentos que sustentan responsabilidades civiles y penales de investigaciones en marcha”, afirmó el contralor Celi en un video grabado.