Fortaleza. El Air Force One cuando arribó a La Habana, Cuba, en marzo.

El avion presidencial: simbolo de poder o necesidad

Donald Trump recurre de nuevo a Twitter para cargar contra una empresa y, de paso, arremeter contra lo que considera un derroche de fondos públicos en Washington. La elegida esta vez es la aeroespacial Boeing, una de las mayores contratistas del Pentágono. Y para su ataque utiliza el multimillonario contrato para renovar el avión Air Force One, símbolo del poder del presidente de Estados Unidos. La compañía responde afirmando que su objetivo es limitar los costes pero sin que eso afecte a las capacidades de un avión único.

Trump habla directamente de “cancelar” el pedido, porque el coste está disparado. Da una cifra concreta para justificar su posición: 4.000 millones de dólares (3.726 millones de euros). El equipo del presidente electo no explica de dónde saca la cantidad. Boeing, cuando anunció el pedido, cifró el valor inicial del contrato en 1.650 millones (1.536 millones de euros) para el desarrollo de dos aviones. Fue un balón de oxígeno para el icónico Jumbo.

El nuevo Air Force One utiliza como base el modelo B747-8 de Boeing, la última versión del cuatrimotor, que utiliza la tecnología del B787 Dreamliner. Trump dice que el coste es “absurdo”. “Queremos que Boeing gane mucho dinero, pero no tanto”, afirmó después ante la prensa que monta guardia a la puerta de su rascacielos en Manhattan. Los títulos de Boeing, la mayor empresa exportadora de EE. UU., caían más de un 1 % en la apertura de Wall Street.

El programa B747 pasa por un momento delicado. El consejero delegado de Boeing, Dennis Muilenburg, llegó a admitir en julio que la demanda para este modelo es tan baja que podría llevarle a cancelar la producción. El Jumbo es uno de los aviones más reconocidos de la historia de la aviación y hasta no hace mucho fue el modelo preferido para las compañías que cubrían rutas intercontinentales. El Air Force One es una versión militar.

El nuevo avión presidencial está ahora en fase de desarrollo. La cifra que da Boeing para el contrato se refiere al dinero presupuestado hasta 2019. Es un proyecto que llevará tiempo completar y el coste inicial podría duplicarse hasta los 3.200 millones. De hecho, no se espera que entre en servicio hasta 2022 como pronto. El cambio, por tanto, se producirá en el momento en el que los actuales Air Force One lleguen al final del ciclo de vida habitual de un B747-200.

Boeing respondió tendiendo la mano a la negociación. En una nota de prensa muy breve explica que este avión “militar” es de gran complejidad y debe cumplir unos requisitos “únicos” para servir al comandante en jefe de EE. UU. En esta fase de desarrollo están tratando de determinar cuáles serán las necesidades del futuro Air Force One. El objetivo, afirma, es dar el mejor avión al presidente, “al mejor valor para el contribuyente”.

El Air Force One es más que un avión para transportar al presidente: es un Despacho Oval volante y cuenta con la última tecnología de comunicación disponible y sistema de defensa. George Bush lo utilizó como refugio durante los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono. El sobrecoste llevó al actual presidente, Barack Obama, a cancelar el contrato para los nuevos helicópteros presidenciales Marine One, que volvió a licitarse en mayo de 2014.

La Air Force ya se comprometió en enero pasado, cuando se anunció el contrato a Boeing, que se haría lo posible para mantener bajos los costes. Pero también dejó claro que la sustitución de los B747-200 es necesaria porque los componentes se quedaron “obsoletos” y eso complica las operaciones de mantenimiento de los Air Force One que están actualmente en servicio.

Y mientras en EE. UU., Trump se escandaliza por una operación de compra que representaría un gasto -dice él- de 4.000 millones de dólares para el diseño y construcción de dos aviones presidenciales, más al sur, en Uruguay, la situación, siendo aún demasiado austera, ha encendido el debate nacional, pues se critica abiertamente el proyecto de compra de un avión presidencial de poco más de un millón de dólares. La aeronave, un Hawker 700 de 1979, se destinaría a suplir la carencia de transporte aéreo presidencial en un país en el que tradicionalmente los mandatarios se han movilizado en vuelos comerciales.

El expresidente José Mujica (2010-2015), conocido mundialmente por su modo austero de vida, marcó distancias con la iniciativa de su propio partido, el izquierdista Frente Amplio, al que pertenece también el presidente Tabaré Vázquez. “Uruguay no necesita un avión y es bueno que siga siendo así. Históricamente fue siempre así. Yo me las arreglé siempre como pude. No comparto que haya que comprar un avión”, dijo el actual senador, de 81 años.