Bad Bunny, que tiene que decir con su trap
Se lo puede definir en una palabra: contradicción. Canta un género musical que busca afirmar la severa masculinidad pero al mismo tiempo defiende la diversidad sexual y denuncia la violencia machista.
Se lo puede definir en una palabra: contradicción. Bad Bunny, de 24 años, es el artista de trap más popular de la época, que canta un género de música que busca afirmar la severa masculinidad a través de lujos y excesos.
¿Pero qué quiere decir en sus últimos videoclips en los que participa también como director? Es un hombre que afirma en sus canciones que “el dinero me llueve, las putas a mí me llueven”, pero que al mismo tiempo defiende la diversidad sexual y denuncia la violencia machista.
La pregunta parece no tener respuesta exacta; sin embargo, los hechos denotan un esfuerzo de cambio y honestidad en lo que hace. Clave para conectar con su público juvenil y sus inquietudes en el tiempo actual.
“Aún se identifica en él un discurso de joyas, carros y modelos. Hay que ver si realmente tenemos detrás del conejo malo a un conejo consciente que se mira de cuando a cuando al espejo, o simplemente a un conejo que entiende cómo vender sin sacrificarse”, escribió la periodista Andrea Maida para la revista centroamericana Factum.
Como lo viene haciendo J Balvin, romper con los estereotipos imaginarios de los cantantes urbanos, lo hace el puertorriqueño. Algo tiene que decir con su música.
Caro
Es una declaración de intenciones que abofetea las críticas que constantemente recibe la música latina de ir pasos atrás de lo que ocurre socialmente en el mundo. Caro fue estrenado luego de responderle un tuit a Don Omar, quien mostró su lado homofóbico por el explícito vídeo gay de Ozuna.
Bad Bunny aparece en la primera escena haciéndose las uñas y después de unos segundos se transforma en mujer. El conejo malo en versión femenina. El concepto de género fluido se visibiliza durante cuatro minutos hasta que, al final, las dos versiones, hombre y mujer, se besan, interpretándose como la unión de uno mismo.
Ella se pasea por escenarios urbanos rodeada de hombres que la aceptan sin reparo. Después se ve un desfile de moda inclusivo con modelos drag, trans, altas, embarazadas y con Síndrome de Down aplaudidas por un público masculino.
El cantante aparece luego a contraluz y canta: “¿Por qué no puedo ser así? Yo solamente soy feliz”. Detrás, hombres y mujeres corren desnudos en direcciones diferentes. Un hombre lo besa en la mejilla y pierde el equilibrio. Repite la misma frase, pero esta vez con el acompañamiento de la voz de Ricky Martin, coautor del tema.
Solo de mí
Lo hace de nuevo. No es la primera vez que lanza una canción romántica. La primera fue Amorfoda y ahora es Solo de mí.
La protagonista del vídeo es una mujer cantando con un micrófono antiguo y mientras transcurren los minutos ella va volteando su cara y le aparecen golpes. Una clara denuncia contra la violencia de género. El final es cambiante e impactante, con el ‘conejo malo’ en una discoteca rodeado de mujeres y alcohol. La dualidad en su máxima manifestación.
Desde el corazón
Introspectivo. Recuerda sus inicios y hace énfasis en su lado infantil. En este vídeo, aparece un Bad Bunny niño que, a pesar de que se le prohibía escuchar música, logró su sueño y agradece a cada persona en el camino.
El director de cine puertorriqueño Jacobo Morales aparece en la parte final diciendo: “Y así hemos visto pasar 125 años, más de un siglo de música que ha acompañado a nuestra historia expresando los sentimientos de la gente, el espíritu de las épocas y enriqueciendo nuestra cultura. Hoy y mañana, de fondo o en primer plano, continuará siendo nuestra música portavoz de realidades y aspiraciones, y testimonio de nuestra realidad. Nos acompañará en toda nuestra luz y en toda nuestra sombra. En los vientos suaves y en los más fuertes. ¿Cuáles serán los vientos del mañana?”.