Una bala dejo a dos menores sin madre
A las cinco de la mañana, la familia Arreaga recibía los primeros rayos del sol de la Navidad 2016 en su casa, cuando inesperadamente la tragedia llegó a la puerta de su humilde hogar.
A las cinco de la mañana, la familia Arreaga recibía los primeros rayos del sol de la Navidad 2016 en su casa, cuando inesperadamente la tragedia llegó a la puerta de su humilde hogar.
Ginger Arreaga había terminado de servir el desayuno a su padre Selso Arreaga, quien labora en una tricimoto por las calles de la cooperativa Assad Bucaram, en la parroquia Pascuales (norte de Guayaquil). Luego, la joven madre con uno de sus hijos en brazos salió hacia la acera de la vivienda sin presentir lo que iba a ocurrir.
En ese momento, varios sujetos que viajaban en un auto empezaron a disparar contra un hombre, conocido en el sector como ‘Chinchorro’.
En su pertinaz huida, el hombre logró esquivar el ataque, pero una bala perdida impactó en la cabeza de Ginger, de 18 años de edad, víctima inocente de estos pistoleros.
“Todo fue rápido, no hubo tiempo a nada”, comentó Selso Arreaga, quien tras las detonaciones vio cómo su hija caía en la acera de su casa.
“La llevamos hacia el hospital, pero nada se pudo hacer”, señaló acongojado el progenitor.
Los familiares indicaron que la joven deja en la orfandad a dos pequeños y que ella jamás tuvo enemigos.
Tras la balacera, los sujetos que viajaban en ese auto habrían ocasionado un accidente cerca del colegio Leonidas García, kilómetros más adelante.
La policía retuvo el auto para recabar pistas que puedan permitir la identificación de quienes dispararon en Pascuales y mataron a Ginger.
En el sector no se sabe nada de ‘Chinchorro’, ni por qué lo quisieron matar. Ahora solo la tristeza embarga al barrio en el velorio de la joven madre. Atrás quedaron los ecos de la mañana mortal, así como las huellas de otras balas que impactaron en las paredes de casas aledañas.