Este sistema permite hacer intensivo un cultivo; más plantas por superficie sembrada.

El banano ecuatoriano se renueva para salir al mundo

El cultivo en doble hilera se sigue investigando en Los Ríos. La cosecha del racimo se la hace con una nueva técnica. Ya no elimina a la planta madre.

Muchos bananeros del país siguen eliminando la planta una vez que cosechan el racimo, pero no en la hacienda Planada, en Valencia (Los Ríos).

Allí, solo le cortan las hojas y dejan la mata para que esta le provea los nutrientes que le quedan al hijo, o retorno. Se trata del método de la “vela”, y no es lo único nuevo que se hace en esa zona para sacar un mejor rendimiento en un mercado en donde cada día sobrevive o gana más quien tiene mayor productividad.

El resultado de estas y otras prácticas agrícolas y de poscosecha en las grandes haciendas es de entre 4.400 a 4.600 cajas por hectárea, frente a una media nacional de 2.500.

En la zona, los bananeros se han vuelto atrevidos: están colocando hasta 2.100 plantas por hectárea, 50 % de lo que se siembra en un cultivo tradicional o convencional.

Algo osado según Kléber Sigüenza, presidente de la Cámara de Agricultura de la II Zona y también bananero, quien no lo ve factible.

Pero los técnicos de Planada están seguros de llegar a 6.000 cajas por hectárea al año con un sumo cuidado del hijo de planta. En este sistema, al que lo han llamado “doble hilera” no pueden haber fallas.

El retorno debe ser el objetivo en el esquema de doble hilera, porque solo debe quedar uno. Dos hijos son malos y tres catastrófico, por eso, es clave la selección de este y el cuidado que se le dé.

La densidad varía entre 2.100 y 1.792 plantas por hectárea, con suficiente espacio entre hileras, de tal forma que pueda entrar un pequeño canguro con aguilones para la fumigación.

En un cultivo tradicional caben de 1.350 a 1.400 matas en cada hectárea.

Los resultados de la hacienda Planada se sabrán en 10 semanas. Es allí cuando se evaluará la productividad y por tanto la factibilidad de mantenerlo de forma permanente. Eso sí, están seguros de que el resultado les será favorable.

Otros bananeros han pensado programar en doble hilera para cosechar justo en la temporada alta, cuando los precios se ponen mejores. Las investigaciones de otras haciendas llevan tres años.

En Valencia y sus alrededores se están haciendo cosas novedosas, en un país en donde la investigación estatal y de las multinacionales es un mito. Ninguna de ellas han realizado proyectos para mejorar la eficiencia de la segunda industria generadora de divisas.

En esa zona de Los Ríos también hay el sistema de pesaje automático al que le han incorporado avances, como una alarma que suena cuando la caja completa su peso; también se usan lixiviados de lombriz (inyectados al tallo) para fortalecer a las plantas.

El uso del “gancho” también se vuelve una herramienta útil para la cosecha de racimos, ya que evitan el contacto de la fruta con la persona que lo lleva hasta las rieles, desde donde se traslada a las empacadoras, donde también se están usando técnicas de lavado automático en cámaras.

Así la fruta sale de mejor calidad, lo que provoca que haya un menor desperdicio. Los Ríos es hoy por hoy la primera provincia bananera ecuatoriana, según los datos de la encuesta de Superficie, Producción y Rendimiento del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Otras de las innovaciones que está en estudio es el uso de máquinas que permitan arrastrar los racimos a través de los rieles hasta las zonas de empaque, algo que ahora en todos los países productores de guineo lo hace el hombre.

Lo que no ha cambiado en el banano es la legislación caduca en relación a la necesidad y cambio de los mercados y la falta de interés del Estado en mejorar los rendimientos de los pequeños productores.