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Verónica Abad en una rueda de prensa
Verónica Abad en una rueda de prensa.Archivo / René Fraga

Se baraja un golpe de Estado para evitar que Verónica Abad asuma el poder

Puede sonar excesivo y escandaloso, pero lo que afirmó el viceministro Torres es precisamente romper la línea sucesoria

Esteban Torres, viceministro de Gobierno, ha salido a decir de forma abierta y sin tapujos de por medio que se baraja la posibilidad de dar un golpe de Estado. Todo con tal de no entregar el poder a la vicepresidenta Verónica Abad cuando el presidente Daniel Noboa pida licencia a la Asamblea para hacer campaña por su reelección.

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Torres

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Lo de golpe de Estado puede sonar excesivo o escandaloso, pero lo que dijo Torres es precisamente romper la línea sucesoria que establece la Constitución para este caso y, en lugar de encargar el poder a la vicepresidenta, encargar el poder a alguno de los ministerios. 

Lo anunciado por Torres se trata de una fórmula sacada de la chistera cuyo propósito es romper abiertamente la lógica de la sucesión establecida en el texto constitucional. 

“Lo que podría darse es que, ante la ausencia del primer y segundo mandatario (temporal), se encargue la Presidencia a un ministerio”, dijo Torres que, como se ha visto en las últimas semanas, está fungiendo de portavoz del Gobierno de Noboa. Torres aseguró que ese recurso lo empleó el ahora detenido exvicepresidente Jorge Glas, en 2017, cuando participó por la reelección y dejó su cargo a la ministra Sandra Naranjo, entonces ministra de Turismo en el gobierno de Rafael Correa.

El anuncio de Torres menos mal que es, como él mismo lo dijo, una posibilidad que está en estudio. Sin embargo, no deja de ser terriblemente grave que un funcionario salga a decir que se está barajando la posibilidad de romper la Constitución para alterar la línea de sucesión que establece ese texto y que técnicamente equivale a un golpe de Estado. 

Y es que la Constitución no puede ser más clara: en su artículo 146 dice que se puede encargar la vicepresidenta si es que existe una ausencia temporal y que este encargo debe autorizar el Legislativo. Pero en el caso de Abad eso no ocurre, como pretende Torres con su ejemplo de lo hecho por Glas. Para que Abad sea reemplazada por un ministro primero tendría que renunciar y luego elegirse a su reemplazo. Pero aquello no va a ocurrir.

En su artículo 146, la Constitución establece que solo se permite que el presidente del Legislativo asuma la Presidencia de la República cuando hay una ausencia simultánea y definitiva del presidente y del vicepresidente. Si esto ocurre, el presidente de la Asamblea asume solo por 48 horas para que se convoque a nuevas elecciones, pero si falta solo un año o menos de ese mandato, sí se queda en el cargo por el resto del período. 

Ese mismo artículo establece de forma tajante que la única persona que puede reemplazar al presidente en caso de ausencia temporal, como sería el caso de lanzarse a la reelección, es el vicepresidente. 

Y, como si fuera poco, está el artículo 93 del Código de la Democracia que establece que los dignatarios que opten por la reelección al mismo cargo, como aspira Noboa, deberán hacer uso de licencia sin remuneración desde el inicio de la campaña y, en ese escenario, “debe ocurrir la subrogación automática. No hay una opción intermedia”.

En definitiva, cualquier solución que el Gobierno encuentre para evitar que Abad asuma el control de la Presidencia entregando el poder a otro funcionario distinto a la vicepresidente, como mencionó Torres, es inconstitucional y rompe de forma grosera la línea sucesoria del poder. 

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Si la Constitución establece expresamente que en caso de ausencia temporal del presidente quien asumirá la Presidencia es el o la vicepresidenta, entonces se estaría dando un golpe de Estado. Durante su argumentación, Torres justificó las maniobras que se estudian para evitar que Abad se haga cargo de la Presidencia durante la campaña electoral

“Sería nefasto para el país” que Abad asuma el poder, dijo, y mencionó otras posibilidades, como aquella que tiene que ver con la denuncia que hay en el Tribunal Contencioso Electoral en contra de ella por haber hecho campaña electoral anticipada. O el caso Nene, en el que se intentaría vincular a Abad en el presunto delito de tráfico de influencias junto a su hijo: una posibilidad que solo podría hacerse realidad en caso de que exista un proceso legal en firme, cosa que no existe al menos por ahora.

Si lo de encargar la Presidencia a un ministro en caso de que el presidente se ausente temporalmente, como sería el caso si Noboa pide licencia para hacer campaña no debió ni siquiera ser mencionado, aún en el caso de que se trate apenas de una posibilidad que está en estudio. 

¿Estudia o baraja el Gobierno un golpe de Estado como ese? La simple idea resulta alarmante. Esteban Torres parece no tener noción sobre las cosas que no se puede mencionar desde un cargo público, como la de la posibilidad de un golpe de Estado para que Noboa pueda estar tranquilo mientras hace campaña. 

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Torres dijo que eso se debe a que Abad podría aprovechar ese tiempo en el poder para echar para atrás todas las conquistas del régimen. ¿A qué se refiere? ¿Qué certezas tiene para afirmar lo que dijo? Torres parece ser capaz de decir cualquier tontería: como la de haber asegurado que la crítica de Human Right Watch a la política de derechos humanos del Gobierno de Noboa se debe a que tras esa crítica está el multimillonario George Soros. Primero porque Soros ya está muerto y segundo porque comprarse la versión conspiranoica de la extrema derecha de los EE.UU. de que Soros está tras cualquier política progresista es un absurdo que únicamente cometen los trogloditas.