Bolivia, democracia y OEA

América Latina vivió estas últimas semanas preocupantes momentos en Chile y Ecuador, en que descontrolados motines mezclaron protestas que son lícitas con actos vandálicos, violentos, agresivos, destrucción de bienes, saqueos, atizados por actores politiqueros que buscan “pescar a río revuelto”. Lo acontecido en Bolivia el fin de semana, se aspira oxigene la democracia respetando la institucionalidad.

El expresidente Morales desafió el Estado de derecho al irrespetar normas constitucionales y una consulta popular que impedían que sea candidato a la reelección. Esa actitud estaba latente en la conciencia ciudadana y la reprochó en la elección presidencial, en que no obstante el uso de la maquinaria estatal, no obtuvo una mayoría del 50 % de votos, pretendiendo con maniobras de un Tribunal Electoral sesgado, recurrir al artificio legal de que “había triunfado” porque tenía el 10 % más de votos que el candidato que lo seguía en votación, buscando evitar una segunda vuelta electoral en la que la oposición se uniría y lo derrotaría.

▶ Lea: Senadora Jeanine Áñez se proclama presidenta de Bolivia

Hay que resaltar el civismo de la gran mayoría de bolivianos, de los comités cívicos, de sus dirigentes políticos y sociales. América Latina como región tiene suficientes motivos para considerar y celebrarla como una victoria de la democracia. Esa satisfacción se duplica por la correcta actitud de la OEA, cuyo informe técnico determinó irregularidades en el proceso electoral, lo cual obligó a las Fuerzas Armadas a retirarle el apoyo al expresidente, que debió renunciar junto a su vicepresidente. Este hecho que es histórico, permite confiar en la actual OEA presidida por un buen demócrata como Luis Almagro. Cuánta diferencia con la actitud del exsecretario Insulza, que evadió impedir consumar la elección fraudulenta de Maduro en Venezuela cuando perdió con el candidato opositor Capriles.

Se espera con acompañamiento de la OEA, que se formalice una sucesión constitucional en Bolivia, quedando pendiente la tarea de sancionar actos de corrupción, principal causa de la crisis de los países latinoamericanos, tarea en la que el Ecuador es el más remiso de todos.

’Este hecho que es histórico, permite confiar en la actual OEA presidida por un buen demócrata como Luis Almagro. Cuánta diferencia con la actitud del exsecretario Insulza’.