La bulla ensordecedora en Guayaquil

El exceso de bulla en nuestra ciudad es insoportable. La alcaldesa y el director de Justicia y Vigilancia deberían resolver este álgido problema crónico que azota a Guayaquil desde hace muchos años. Las personas adultas mayores, como el suscrito y miles más, ya no sabemos qué hacer. Ahora es costumbre que todos los almacenes de la urbe saquen sus monstruosos altoparlantes y descarguen una cantidad de decibelios ensordecedores para toda alma viviente que se atreva a pasar por los almacenes que están en avenidas principales como la 9 de Octubre, la calle Vélez, Luque, o almacenes de la Bahía y también en la cdla. Alborada.

Hay una ordenanza municipal que sanciona con multas del 10 % de un salario básico unificado y hasta con 100 SBU, pero es letra muerta desgraciadamente. La OMS ha establecido como niveles tolerables los 50 decibelios, pero en nuestra ciudad esta ley jamás se respeta. Los comisarios municipales no actúan ante este caos de bulla. ¿Qué turismo va a resistir una ciudad con tremenda bulla? Aparte de lidiar con una ola delictiva inaudita, tenemos que soportar esta amenazante ola de bulla que destruye nuestros oídos y enerva los ánimos de los habitantes de esta sufrida ciudad de Guayaquil.

Ab. Rodolfo Emilio Muñoz Morán