Debate presidencial Ecuador 2025
Debate presidencial entre Daniel Noboa y Luisa González, la noche del 23 de marzo.CNE

Bullying y mansplaining: el debate en redes por el cara a cara Noboa -González

El debate estuvo marcado por ataques personales, polémicas éticas y acusaciones que incendiaron las redes

El segundo debate presidencial entre Daniel Noboa y Luisa González, realizado el 23 de marzo de 2025, dejó una huella más emocional que propositiva. Marcado por ataques personales, menciones a la familia del presidente y señalamientos sobre salud mental, el encuentro provocó reacciones intensas en redes sociales. La pregunta que más circuló no fue quién ganó en ideas, sino quién fue más violento en su discurso.

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Uno de los momentos más controvertidos se produjo cuando Luisa González mencionó a la hija del presidente. "Mira, Daniel, y mírame la cara. No, no tienes la capacidad. No te permito que me faltes el respeto, porque estás acostumbrado a humillar y maltratar a mujeres. Desde tu hija, tu exesposa, la vicepresidenta, la exministra, a todas. A mí me respetas, y deja de ser majadero. Y responde, más bien, técnicamente, al pueblo ecuatoriano, con argumentos técnicos”.

Este acto fue considerado por algunos usuarios como una falta ética grave. “Mencionar a la hija menor de edad del presidente @DanielNoboaOk en un debate presidencial es cruel, cobarde y moralmente inaceptable”, publicó la exvicepresidenta encargada, Cynthia Gellibert Mora. “Cuando se ataca a una niña para golpear a su padre, se cruza una línea que ningún ser humano digno debería cruzar". 

A estas palabras, el presidente - candidato, respondió "yo creo que en política tiene que haber códigos, y eso es esencial. Yo jamás me meteré con sus hijos o con sus parejas. Lo que sí le puedo decir a Luisa, que está mirando, la otra Luisa, la buena, Lulú. Acuérdate siempre, tú eres la Luisa buena, ella es la Luisa mala.

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Otros señalamientos que generaron indignación

Otro momento polémico ocurrió cuando González insinuó que Noboa tenía problemas de atención y también lo retó a hacerse una prueba antidrogas. Muchos usuarios lo interpretaron como una burla hacia personas con TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad). “Frases como ‘Enfócate, no entiendes, necesitas que lo repita… tu problema de déficit de atención’ son hirientes y denotan una nula empatía”, escribió la usuaria @Moniasper. 

Del otro lado, seguidores de González también cuestionaron la actitud de Noboa durante el debate. Varios señalaron que sus comentarios como “tranquila” o “estás ofuscada” podrían constituir formas sutiles de mansplaining o violencia de género. Marcela Dunn Ortega explicó en su cuenta: “Decirle esas cosas específicamente dentro de un debate es minimizarla, invalidarla y reducirla a un estereotipo. En lugar de 'tranquila', pudo decir 'mantenga la templanza'. Esas diferencias son importantes”. 

Bullying, mansplaining, capacitismo

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Otra de las frases que encendió el debate en X (antes Twitter) fue cuando González le dijo a Noboa: “Tu déficit de atención y de comprender lo que otro habla no es mi culpa, queridito. Mira, Daniel, tengo un poco más de nivel y respeto que tú eres el presidente de la República”. La expresión fue vista por algunos como despectiva y arrogante, mientras que otros la consideraron una muestra de pérdida de control. “No es mi culpa 'queridito'... Dios mío, qué nivel tan paupérrimo”, escribió la usuaria @paulinaaraujog. En la misma línea, @MartinaVeraP comentó: “Respeto, queridito, dice Luisa a Noboa. Lo llama consumidor, corrupto, narco. Pruebas, cero. Ensayó para una pelea que no se dio".

El cruce de discursos y provocaciones provocó la reacción de el electorado. Mientras algunos condenaron los comentarios de González como “bullying político”, otros apuntaron al lenguaje de Noboa como condescendiente. La palabra “mansplaining” reapareció con fuerza, así como debates sobre el capacitismo, al ridiculizar posibles condiciones de salud mental. 

Más allá de las formas, lo que quedó al margen fue el fondo. Los votantes se quedaron esperando soluciones concretas a problemas como la seguridad, la salud o la generación de empleo. En lugar de eso, recibieron una confrontación cargada de ataques personales y faltas de respeto.

El resultado: una ciudadanía más polarizada, con la sensación de que la política ecuatoriana está atrapada en la forma y no en el fondo. Un país que espera propuestas, y recibe espectáculo. 

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