La busqueda de Johnny inicia en un estero 13 anos despues
Ya no le quedaban lágrimas que derramar. Durante 13 años, Dolores Guerra lloró, imploró y hasta demandó en innumerables plantones que le devuelvan a su esposo Johnny Gómez Balda, uno de los cuatro desaparecidos en el denominado caso González y otros (a
Ya no le quedaban lágrimas que derramar. Durante 13 años, Dolores Guerra lloró, imploró y hasta demandó en innumerables plantones que le devuelvan a su esposo Johnny Gómez Balda, uno de los cuatro desaparecidos en el denominado caso González y otros (antes Fybeca), registrado el 19 de noviembre de 2003, en Guayaquil.
Su pedido comenzó a gestionarse la mañana de ayer, en medio de la esperanza que aún mantiene la mujer por encontrar los restos del padre de su hijo, quien sostiene que mantendrá la lucha hasta saber qué pasó con su progenitor.
A las 09:00, la fiscal de Pichincha, Silvia Juma, junto con seis elementos de la Armada Nacional -entre ellos dos buzos- inició el rastreo en zonas adyacentes al puerto que mantenía la Policía Judicial del Guayas (PJG), entre el 19 al 30 de noviembre de 2003.
La diligencia se desplegó con base en el testimonio proporcionado por Edwin Vivar, uno de los cuatro supuestos desaparecidos del caso. El hombre fue localizado el año pasado por la Fiscalía en Venezuela, dentro de una investigación que se sigue por el presunto delito de desaparición forzada. El pasado 27 de junio, el fiscal general Galo Chiriboga procesó a 15 personas; entre las que se incluyó a un exministro de Gobierno y a un excomandante de Policía Nacional.
Según el ahora testigo protegido, él y Gómez habrían sido lanzados al estero Salado, desde un muelle ubicado atrás de la PJG, luego de que fueran detenidos en el operativo policial que se desplegó en la farmacia Fybeca de la Alborada.
La fiscal Juma estima que la diligencia va a demorar diez días. “Estamos con unas seis parejas de buzos (que) con sus conocimientos técnicos van a realizar un trabajo previo, para el mapeo sobre la profundidad y las condiciones de si es arenoso”, explicó.
Para Dolores, la búsqueda comenzó la noche de ese 19 de noviembre de 2003, en que recibió la llamada de Johnny indicándole que “está al fondo de la PJ, que lo van a matar (y) que lo ayude”. “Me hubiese gustado que ese reconocimiento y esa búsqueda que se hace ahora, no solamente (sea) en este estero, sino en ese lugar que ha cambiado bastante”, comenta.
Se refiere a la PJG, donde la vieja estructura donde estaban las unidades policiales, los calabozos y hasta un amplio patio de vehículos fue derrumbado, para levantar una moderna edificación. Desde la avenida principal, una calle de segundo orden conduce al deteriorado muelle por donde habría sido lanzado Gómez y Vivar. Desde ahí, los especialistas desplegaron el rastreo, en un cuadrante del Salado que pasaba de 3 a 50 metros de profundidad.
“No se qué se pueda encontrar...”, dice con escepticismo Dolores, aunque confía en que “al menos” hallen las osamentas de su esposo y que la búsqueda se extienda a los patios de la PJ, en donde ‘le han dicho’ que está enterrado Johnny.