Caminar con las mujeres amazónicas, la obra de Gabriela Ruiz
La escritora Gabriela Ruiz publica una serie de crónicas sobre la resistencia y los sueños en la Amazonía ecuatoriana
Horas antes de llegar a Pacayacu, en la provincia de Sucumbíos, Gabriela Ruiz soñó con una niña en una jaula. La niña no gritaba, no lloraba, solo estaba ahí, encerrada.
Pasar de villana a noble heroína en ‘El tiempo de las moscas’
Leer másTras despertarse y arribar a su destino, conoció a Alicia Cahuani, la lideresa histórica de la comunidad Waorani.
“Yo le pedí una entrevista, y me la dio, pero no como yo imaginaba. No hubo una cafetería, una mesita de por medio, sino que me la dio en su habitación a la medianoche. Estábamos en la oscuridad, conversando, y empezamos a hablar sobre nuestros abuelos”, recordó.
Ahí, con esta inusual experiencia fue surgiendo lo que cinco años después se convertiría en el libro ‘Caminar como mujeres amazónicas’, una obra de crónicas, en las que la autora detalla eventos emblemáticos para las mujeres de las comunidades indígenas de la Amazonía.
La obra, explica, tomó cinco años en escribirse, y se hizo a manera de proyecto personal, sin apoyo de entidad alguna.
“Yo me he especializado en crónicas e historias sobre derechos humanos, medio ambiente y migración. Siempre me ha interesado buscar las voces de las mujeres, de los niños, de las personas más empobrecidas. Originalmente, consciente de que no contaba con los fondos para los viajes que esto implicaba, intenté aplicar a fondos estatales para las artes, pero cuando no salieron, decidí que no importaba, y que lo iba a hacer sola, así me tomara años”, señaló.
El hilo conductor de esos textos son los sueños, y su vinculación con la realidad cercana.
Previo a cada jornada de reportería, la autora afirma que podía premonizar en sus sueños sobre lo que se iba a encontrar en cada comunidad, y al llegar, los narraba a las mujeres que se iba encontrando.
Al hablar de ellas y de sus vidas, se está hablando de su lucha. De algo que viene de siempre, de antes, de una época de constante abandono. Narro la realidad de lo que veo y de la lucha que han abanderado.
Siete piezas humanas fueron encontradas en costales
Leer másQuizás el más impactante de estos sueños fue el que le hizo notar que estaba embarazada.
“Fue muy inesperado, pero me unió muchísimo con las mujeres con las que estaba compartiendo. Fue muy hermoso”, dijo.
Estos fragmentos oníricos se cuelan en la narración de los hechos reales en los que Ruiz acompaña a las comunidades.
La escritora también destaca los aspectos culturales de los sitios a los que acude, no desde una mirada citadina, sino desde una mirada imparcial, que interioriza y replica lo que ve.
“Al hablar de ellas y de la vida, se está hablando de su lucha. De algo que viene de siempre, de antes, de una época de constante abandono. Narro la realidad de lo que veo, y también la lucha que ellas han abanderado por el derecho a decidir sobre lo que sucede en su tierra”, dijo.
Añade que entre las críticas que ha recibido su obra está la categorización de esta como una ‘pieza política’, definición sobre la que no reniega.
“Todos somos políticos. En mi caso, mi compromiso está con los derechos colectivos, eso lo tengo claro”, agregó.
No obstante, establece que en este proceso de visibilización también está el afán por despejar el desconocimiento hacia la lucha de estas etnias. “Es una ventana hacia la empatía, hacia entender por qué luchan”, afirmó.
Ornella Benedetti: "Emprender va más allá de ser joven o mujer".
Leer másQuizás la más emotiva de las crónicas en esta obra es la historia que teje alrededor del fallecimiento de la activista shuar María Taant, quien murió atropellada en 2021 y su recuerdo.
“Las mujeres amazónicas recuerdan a María como la cantora guerrera”, narró. “Sabía interpretar el Anent (plegarias) y el Nampet (cantos sagrados) para proteger a su pueblo. Sus últimos cantos fueron invocaciones a la gran boa protectora de la selva, uno de los símbolos más potentes en la cosmogonía shuar”.