
Las campanas ya no repican en Cuenca
Esos sonidos con los que se convocaba al oficio de misas o comunicaban la muerte de algún cristiano han quedado en la memoria de las generaciones pasadas.
Las campanas de las iglesias de Cuenca ya no repican. Esos sonidos con los que se convocaba al oficio de misas o comunicaban la muerte de algún cristiano han quedado en la memoria de las generaciones pasadas.
“Era una tradición ancestral, parte de la cultura de un pueblo con religiosidad y amor a Cristo, para en comunidad ser parte de las misas, sean dominicales o de cualquier día”, expresó Carlos Miranda, de 92 años de edad y quien en su juventud halando unos cabos atados al “badajo”, tocaba la campana de la iglesia de El Vecino para las misas de la aurora, a las 05:00 de todos los días.
En Cuenca hay alrededor de 16 iglesias, que datan de los años que van desde 1557 hasta 1912 con campanarios, otras cuatro no disponen de ellos. De estos 16 campanarios, ocho están activos, cuatro de ellos en buenas condiciones, según una investigación del Instituto de Patrimonio Cultural.
En algunas de las iglesias se ha optado por instalar equipos de audio con parlantes colocados en lo alto de sus cúpulas, para el llamado a los oficios religiosos.
Juan Cordero Íñiguez, historiador cuencano, señala que los campanarios inicialmente fueron construcciones anexas de una iglesia y parte esencial de la edificación religiosa, caracterizadas como construcciones altas y levantadas con el objetivo de prevenir posibles invasiones por parte de pueblos aledaños. Luego se fueron usando para el llamado a convocatoria de los fieles católicos.
Cada campanario tiene su historia propia, como el de la iglesia de Santo Domingo, que dejó de repicar en los años 60.
Tiene una altura de 37 metros y en una de ellas se encuentra la campana más grande, conocida como la “Ronca Moreno”, con una altura de dos metros y un diámetro de 2,60 metros. Fue una de las reliquias de bronce que se logró escuchar por última vez a mediados de la década de los 60.
El nombre de ronca se debe a que está trizada, y al tocarla emite un sonido ronco. Moreno, por el nombre de su constructor, el sacerdote Ceslao Moreno, según el testimonio de Esteban Pacurucu, miembro de la comunidad de Santo Domingo.
Manuel Rivera, sacerdote prior de la comunidad de Redentoristas de la iglesia de San Alfonso, considera que las campanas han dejado de repicar porque ya no existen personas que deseen tomarse el tiempo para tirar de las sogas. Este campanario fue construido en 1880.
La Catedral Vieja era otra de las iglesias que daban uso a la campana ubicada en la parte frontal. “El pequeño campanario antiguo de adobes sufrió un derrumbamiento a finales del siglo XVII, sin embargo, allí pendía la campana que anunciaba y convocaba con sus repiques a los canónigos a los rezos del coro”, explicó Martha Maldonado, responsable del archivo histórico de la Arquidiócesis de Cuenca.
En las iglesias de San Blas y San Francisco también se usaba el repique de las campanas para invitar a los feligreses a participar de los oficios religiosos, pero actualmente no lo hacen por proyectos de restauración.
Los campanarios que se han convertido en el ícono religioso y turístico de Cuenca, guardan la historia de una ciudad marcada por su espiritualidad y religiosidad. (F)