La cancion profana
A pesar de haber existido antes, desde finales del siglo XI la música secular disfrutó de una edad de oro de 200 años, debido al desarrollo de la manifestación poética en lenguas vernáculas. El “litteratus” (persona instruida) que se desarrolló en el siglo XII no siempre encontró trabajo en la Iglesia o en las cortes. Muchos de ellos, en rebeldía, eligieron una vida bohemia en busca de prebendas y aventuras, creándose una especie de “proletariado culto”. Aparecen los goliardos o “clerici vagantes”, personas cultas que crean una poesía en latín muy crítica de la sociedad, al mismo tiempo que vital e irónica. Son poemas de juventud en los que se ensalza la diversión, el vino, y las mujeres, aunque también escriben poesía religiosa junto a la erótica.
Condenados por la Iglesia, su nombre proviene del gigante Goliat, imagen de Satanás; otra interpretación hace derivar su nombre del término “gola” (garganta), por la afición de los goliardos al vino y los manjares (Carmina Burana es un ejemplo de la música de estos goliardos).
La poesía trovadoresca y su ideal del “amor cortés” se verán reflejados en numerosas lenguas y canciones de toda la Europa cristiana: un joven de buena posición canta a una dama casada de una clase social superior, que resulta inaccesible. Es amor platónico, por el que el poeta se convierte en vasallo de la dama. Los minnesinger son la versión germánica, con ligeras variaciones, de la poesía trovadoresca. Surgen los juglares, artistas que interpretaban canciones escritas por otros compositores. Las denominaciones varían en Europa: scopas, gleomen, troubadours, bardos; todos con un punto en común: expresión mediante palabras y música de la idea del “amor cortés”. Las formas musicales que utilizaban tomaban sus nombres de formas poéticas de la época: rotrouenge, lai, ballade, rondeau y virelai.
Los compositores de música profana comienzan a ser conocidos. La tradición era básicamente oral y es milagroso que algunos nombres nos hayan llegado hasta los actuales tiempos: Marcabru, Bernart de Ventadorn, Guiraut Riquier, Adam de la Halle.
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