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Monigote de Lasso
Desde el inicio de la gestión, el presidente Guillermo Lasso ha enfrentado juna fuerte resistencia de grupos sociales y políticosFreddy Rodríguez

El caos político pasará fuerte factura, dicen exgobernantes

Sacar al presidente Guillermo Lasso es una vía que implica un costo social y económico. Llaman a la oposición y al oficialismo a trabajar por el país

Aunque el presidente Guillermo Lasso se ha equivocado en su conducción del Ecuador, su salida implica un golpe mayor para el país, indican tres expresidentes que gobernaron en momentos convulsos.

Rosalía Arteaga, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio coinciden en que la estabilidad económica y social son los aspectos que más se fracturan cuando se produce la salida abrupta de un gobierno democrático.

“Las fuerzas políticas no están mirando más allá de sus narices y no estudian la historia. No han visto lo que ha pasado cuando se fuerza la salida de un presidente que fue elegido para cuatro años”, sostiene Arteaga, quien estuvo en el poder apenas cinco días, en 1997.

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Con un riesgo país que se ha incrementado en las últimas semanas, con voces que incitan el paro en las calles, y con la consiguiente violencia y vandalismo, la expresidenta señala que la imagen externa del país puede seguir cayendo. “¿Cómo se puede captar la inversión extranjera y buscar generación de empleo cuando hay tanta inestabilidad?”, se pregunta de forma retórica.

Lucio Gutiérrez, quien fue sacado abruptamente de Carondelet en el segundo año de su gobierno, en 2005, califica esa experiencia como “amarga y muy costosa para el país”.

“El juicio político es algo que se puede realizar porque lo que manda en la Asamblea no es la razón, sino la fuerza en el número de votos. Si es que tienen los votos podrán aprobar cualquier barbaridad. Pero no estoy de acuerdo con la destitución”.

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Su criterio es que Lasso tiene la obligación de rectificar. “El presidente ha traicionado a los electores. Dijo que recuperaría el dinero de la corrupción de la banda que gobernó 10 años y hemos visto que en su gobierno se les permite recuperar la libertad sin devolver nada. Ni se diga la situación de los hospitales y de la inseguridad. Ojalá Lasso se haga revisar los oídos para que escuche el clamor popular”.

Alfredo Palacio indica que el país debe buscar una salida siempre democrática, respetuosa de la Constitución y, sobre todo, beneficiosa para la mayoría de los ecuatorianos. “Las necesidades de la gente son empleo, salud y seguridad. Lo peor que puede pasar es que haya más inestabilidad”.

Para el exvicepresidente Otto Sonnenholzner, quien llegó a mitad del periodo de Lenín Moreno, la grave situación del país debería ser motivo de un encuentro entre el Gobierno y la oposición. “No creo que la inestabilidad política y peor aún la protesta violenta sean el camino que hoy demanda nuestro país. El Gobierno tiene la obligación de solucionar estos problemas con eficiencia y sentido de urgencia, en lo que hasta hoy ha fallado. La oposición debe olvidar sus agendas partidistas de impunidad, venganza y reparto del poder, para enfocarse en tratar de ser parte de la solución y no del problema”, opina.

  • Rosalía Arteaga, expresidenta (1997). La expresidenta dice que las fuerzas políticas deben respetar los periodos. “No se debe forzar la salida de un presidente que fue elegido para cuatro años, pero sí hay que pedir correcciones, rectificar la política y escuchar más a la gente”.

  • Lucio Gutiérrez, expresidente (2003-2005). Recuerda que en 2005, en el derrocamiento que él sufrió, estuvieron los miembros del Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática. “Las consecuencias fueron terribles para todos, pero sobre todo para los más pobres del país”.

  • Alfredo Palacio, expresidente (2005-2007). Llegó a la Presidencia tras la salida de Lucio Gutiérrez. Su criterio es que la economía del país, su imagen internacional como receptor de inversiones y estabilidad social se ven afectadas cuando hay cambios difíciles del poder.

  • Otto sonnenholzner, exvicepresidente (2018-2020) Para Otto, “el camino legítimo en caso de que el Gobierno siga sin encontrar el sendero de prosperidad que nos ofreció, sería la revocatoria en las urnas y no el caos que hoy nos plantea el pleno de un Legislativo con escasa legitimación”.