La otra cara de la Libertad
A 210 años del Primer Grito de Independencia, este Diario recorre el símbolo de esta fecha histórica: la Plaza Grande.
El monumento dedicado a los próceres de la emancipación amanece con flores a sus pies. Es jueves. Obreros abrillantan el león, las hojas de alicanto; limpian el ‘manto blanco’ que han dejado las palomas. Lo hacen con prolijidad...
Pues ayer se conmemoraron los 210 años del Primer Grito de Independencia y aquel, un símbolo que honra la lucha de los patriotas y que está emplazado en la Plaza Grande de Quito, debe estar impecable...
Después de más de dos siglos de esta fecha histórica, EXPRESO va detrás de los personajes ‘invisibles’ que hoy engalanan la plaza y la historia de la estatua traída desde Italia.
— “En el cambio de guardia no había ninguna tórtola”, le cuenta un viejito, de unos 85 años, a un hombre que lo cuida. No se despega de él.
— “Creo que para el cambio de guardia las guardan”, le responde su protector. Sin titubear.
Con una boina que lo protege del sol, el señor mira el monumento desde una banca de la plaza e, intrigado, pregunta: “¿Dónde las guardarán? Porque hay muchas”. No hablan más.
A solo unos metros, un guía turístico intenta explicar a un grupo de franceses que el Primer Grito de Independencia fue “la primera vez que los ecuatorianos expresaron su deseo de librarse del yugo español”. Ellos admiran la estatua y avanzan... A un lado, un hombre con camiseta amarilla habla, con la Biblia en la mano, sobre la palabra de Dios; una agente metropolitana cuenta a unos niños que llegaron de Guayaquil sobre los granaderos de Tarqui; vendedores de ‘té de coca’ se pasean por allí; un borracho mira al Palacio de Carondelet e insulta al presidente... Y así transcurre la mañana.
Pero... ¿cómo la Plaza Grande ‘conquistó’ su importancia? Antes llamada Plaza Mayor, fue instalada en el mejor llano disponible entre las quiebras de Quito. Su tamaño, describe el libro ‘La lagartija que abrió la calle Mejía’, de Luciano Andrade Marín, guarda una proporción con la extensión territorial útil. “País chico debía tener una plaza matriz nacional también chica”. [Análogamente, las plazas de Lima y Santa Fe son mayores que esta].
“Estaba dedicada a las funciones públicas, a las representaciones populares, cívicas y aún dramáticas”, señala el texto. Revela, además, que si llegó a ser mercado, nunca lo fue de menor cuantía. “La Plaza Mayor ha sido siempre cerebro y cerebelo de Quito”.
En el centro había una pila de agua. Esta fue un estandarte con el que se anunció que la capital comenzaba a ser una “ciudad”; antes era una “villa”. Pero... 300 años más tarde, y tras el Primer Grito de Independencia, el monumento a los Héroes (que actualmente está en la plaza) le quitó el lugar. “Tardíamente, casi ochenta años después del 10 de Agosto de 1809 (...) el Congreso Nacional de 1881 intentó rendir un homenaje digno y permanente a la memoria de nuestros insignes próceres” con la estatua. Pero fue iniciativa de Eloy Alfaro.
El monumento estuvo a cargo de los señores Durini, artistas italianos. Desde la ejecución en Italia hasta su montaje en Quito. “El monumento costó un poco más de los cien mil sucres”, indica el texto. Para 1905 ya iban llegando las piezas, que se iban acumulando en cajones cerrados alrededor del cimiento. Curiosos miraban a través de las rendijas las maravillas de bronce y de piedras nunca antes conocidas.
El 10 de agosto de 1906, con mucha solemnidad y Eloy Alfaro presidiendo la inauguración, se descubrió el monumento. [Que aunque representa la lucha contra el yugo español (europeo), la estatua fue hecha en el Viejo Continente].
Una imagen del Archivo Histórico del Museo Nacional del Ecuador muestra cómo indígenas caminaban con llamas (en el siglo XIX); otra, en blanco y negro y que data del siglo XX, expone el cerco que tenía en los alrededores. Ya no lo está. Dejó de estarlo hace mucho.
Y ahora, en la plaza, muchos no conocen la historia de la gran figura. La miran, se pasean alrededor de ella, se toman fotos... algunos, incluso, usan la Plaza de Independencia para protestar frente a Carondelet. Otros, como una mujer de unos 50 años, que asegura ser familiar de la marquesa de Solanda, se paran frente al monumento para asegurar que el mundo ha sido vendido a los extraterrestres. Personajes. Disfrutan de la libertad. De su rostro amigable. De lo que consiguieron nuestros grandes próceres quiteños.
La historia en blanco y negro
“El primer gobierno autónomo de América”
El historiador Enrique Ayala Mora explica que en 1809 fue un año en el que se dieron tres pronunciamientos contra el régimen español. El primero fue en Chuquisaca; el segundo, en La Paz; y el tercero, en Quito. “No fue el primer pronunciamiento anticolonial. Es valioso el 10 de Agosto porque fue el primer gobierno autónomo del continente, porque los quiteños no solamente intentaron reemplazar a las autoridades españolas por otras criollas, sino que inventaron una junta de gobierno”, añade.
El pronunciamiento fue tan grave para los españoles que sentenciaron a muerte a 72 personas que habían participado en el proceso. Y cuando el pueblo de Quito, 2 de agosto de 1810, se insurreccionó para liberar a los presos, mataron a “mansalva” a unas 300 personas.
El 10 de Agosto es el primer paso de un proceso independentista que duró 13 años.
La Plaza Grande, originalmente, tenía las casas de la Audiencia. El Palacio de Carondelet, al frente el Cabildo, y a los lados la Catedral y el Palacio del Obispo.