Carestía en Pungalá - Riobamba por las afectaciones de las lluvias
José Chuqui, en su silla de ruedas, espera en la vía mientras varios compañeros de su comunidad trabajan en la montaña. Comparte su preocupación por asegurar la manguera para no quedarse sin agua. Él y su esposa viven a pocos metros de uno de los más de 18 deslaves que ocurrieron en la carretera que conecta a más de 11 comunidades en la parroquia Pungalá, en Riobamba.
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Leer más“Estamos fregados”, apunta José. “No hay vías disponibles en ninguna dirección. Ambos caminos están bloqueados por terribles quebradas, lo que me impide ir a la ciudad o a los centros de salud para mis tratamientos”.
Más adelante, varios comuneros cargan bidones de leche después de caminar más de cuatro horas para sacar la producción del día. María Tixi, de la comunidad Peltetec, explica: “No hay camino. Vivimos así, improvisando por chaquiñanes y cruzando vigas en las quebradas. Antes, intentamos arreglar el camino colocando grandes piedras, pero todo se ha ido llevando. Necesitamos un puente mejor”.
Pedro Reino, otro comunero de la zona menciona que se transportan como pueden en camiones y transbordos. "Todavía hay jóvenes que deben ir a Riobamba para estudiar. Tienen que salir a las 4 o 5 de la mañana. El año está por terminar y no pueden permitirse perder tiempo”.
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Leer másBernardo Usha, de la comunidad Maguazo, carga una bicicleta al hombro mientras atraviesa uno de los deslaves. Salió a las seis de la mañana y, cerca de las nueve, le faltaban 20 minutos para llegar a Pungalapamba, donde dejó la bicicleta encargada para que algún vehículo lo llevara a Riobamba.
“Es peligroso, pero tengo que pagar un crédito. El banco no espera, y mi tierra es la garantía”, dice. También aprovechará para traer provisiones, aunque reconoce que han vuelto a cocinar con leña, a pesar de la prohibición del médico debido a sus pulmones. “El gas es imposible de cargar por los chaquiñanes, y el otro camino es malo y agrega al menos tres horas debido a la necesidad de rodear la cordillera”.
La parroquia se caracteriza por tener abundantes recursos hídricos. Allí se encuentra la central hidroeléctrica Alao, que aporta energía. Sin embargo, los canales de captación de agua para las turbinas se han visto afectados. “Están destruidos”, afirma Mario Maza, presidente del GAD Pungalá. Cuatro puentes han sido afectados: dos destruidos y dos fisurados. Además, hemos sufrido pérdidas de animales y pastizales. La parroquia se ha declarado en emergencia para destinar fondos a la recuperación de las vías.
En total, se producen más de 35.000 litros de leche en la parroquia. Sin embargo, los emprendimientos que se encontraban cerca del río, como la crianza de truchas, también han sufrido pérdidas.
Las cuatro quebradas en nueve kilómetros de la zona están llenas de lodo, piedras y escombros. Se estima que tomará al menos un mes y medio o dos meses habilitar los caminos.