María José Carrión, presidenta de la Comisión de Fiscalización, y Silvia Salgado, que ocupó ese cargo en una legislatura anterior, fueron las artífices de la evaporación del juicio contra el exvicepresidente de la República. Juntas manejaron la sesión.

Carrion evaporo el juicio a Glas

No concurrió Jorge Glas a rendir sus pruebas de descargo ante la Asamblea. Ni lo hará. Se limitó a enviarlas por escrito. Pero ese documento no fue ni será leído en sesión. Ni fuera de ella. No se elaborará ningún informe para conocimiento del Pleno.

No concurrió Jorge Glas a rendir sus pruebas de descargo ante la Asamblea. Ni lo hará. Se limitó a enviarlas por escrito. Pero ese documento no fue ni será leído en sesión. Ni fuera de ella. No se elaborará ningún informe para conocimiento del Pleno. No se continuará con el juicio político contra el exvicepresidente. No se lo suspenderá. No se lo archivará porque sería ilegal hacerlo. No se resolverán los vacíos jurídicos que lo entorpecen. No se tomará ninguna resolución al respecto. Simplemente, el juicio quedará en el aire, en el limbo, en la nada. La Comisión de Fiscalización se reunió ayer por la mañana para conocer lo resuelto la víspera por el Pleno y no tomó decisión alguna. Y eso es todo.

La presidenta de la Comisión, María José Carrión, que en junio pasado convirtió la comparecencia del entonces vicepresidente en un mitin político a su favor, ayer se dio modos para evaporar el juicio político en su contra. Se sirvió, para ello, de una monografía de corte estudiantil sobre la doctrina jurídica de la legitimación elaborada por un médico (ella misma) y de la designación de Alejandra Vicuña como nueva vicepresidenta.

Carrión tardó cuarenta minutos en subir del entresuelo al segundo piso, instaló la sesión con tres cuartos de hora de retraso, hizo proyectar un vídeo de la sesión del Pleno del día anterior, ordenó a la secretaria la lectura de su monografía, dejó sentado que la Asamblea perdió sus competencias para juzgar a Glas en cuanto este perdió la vicepresidencia y anunció que las pruebas de descargo acababan de llegar.

Luego permitió que los integrantes de la Comisión compartieran sus opiniones (que no cambiaron en nada el curso de los acontecimientos ya prefijado por ella) y, para terminar, tomó la palabra para expresar, con ardiente convicción y apasionadas frases, su férreo compromiso en la lucha contra la corrupción. Se declaró indignada por “los hechos de corrupción” materia de este juicio y clamó por la necesidad de reformas legales “para que estas cosas no vuelvan a pasar”. Por “estas cosas” se refería, cabalmente, a lo que estaba por hacer: nada. La sesión concluyó con el sobreentendido de que el juicio no va más. Y no va más. Pero Carrión está indignada.

Se había leído un oficio de Roberto Gómez (CREO), acusador principal, con argumentos a favor de continuar con el juicio. Habían expuesto sus razones en el mismo sentido los asambleístas de oposición Raúl Tello, Ramón Terán, Luis Pachala, Jimmy Candell y Homero Castanier. “¡Qué lindo sería!”, se burló este último: “me ponen un juicio político, yo renuncio y el juicio tiene que suspenderse”. Por unos momentos la sesión fue un ir y venir de artículos legales y constitucionales citados en apoyo de tesis enfrentadas. Pero este debate no condujo a conclusión alguna. Carrión no lo permitió.

El apoyo de Silvia Salgado a la presidenta fue decisivo. “No es cuestión de encontrar el artículo que calce”, dijo en actitud de quien zanja las cosas. Una declaración muy extraña para provenir de alguien que se la pasó la sesión entera, sentada a la izquierda de la presidenta, consultando la Constitución, la Ley Orgánica de la Función Legislativa y otros códigos y susurrándole al oído, asistiéndola en todo. Salgado fue presidenta de la Comisión de Fiscalización en la primera legislatura correísta y, como tal, es la principal artífice del infamante mote de “comisión de archivo” que se le aplicó en ese entonces. Ella sabe perfectamente cómo se manejan estos trámites.

Finalmente, el morenista Daniel Mendoza celebró que el curso de los acontecimientos ratificara su posición de hace días. Eso sí, dijo, es necesario elaborar un informe. Y entonces, ante esta petición sincera presentada por uno de los suyos, Carrión volvió a no hacer nada. Fue como oír llover.

La sesión concluyó, en la nada, a la una de la tarde. “¡Qué vergüenza!”, expresó a gritos su indignación Luis Pachala. “¡Ya se lavaron las manos los Pilatos!”. Dos horas después, Terán, Tello, Candell y Castanier continuaban en la sede legislativa tratando de comunicarse con la secretaria y la presidenta para salvar la sesión que había sido convocada para las 17:00, a la que supuestamente debía comparecer el exvicepresidente. Ellas no contestaban sus teléfonos. A las tres, llegó el oficio que dejaba sin efecto la convocatoria. Último documento oficial de un juicio abortado. Telón.

Quiere pero la ley no le deja

“No descansaremos en luchar permanentemente contra la corrupción. Y como lo hemos demostrado, con absoluta frontalidad”. Lo dijo María José Carrión antes de dejar a Jorge Glas libre de toda responsabilidad política. Y añadió: “lucharemos profundamente por hacer esas reformas para que, a futuro, nuestra Constitución permita hacer juicios políticos”.