Casas vacias, causa de mala vecindad
Los constructores de Urdesa ofertaron tres sectores: clase media, terrenos de hasta 400 m2; media alta, de hasta 800 m2; y, clase alta, de 2.000 m2.
Cada cierto tiempo alguien llama al 911 para denunciar que algún fantasma ronda en el interior del número 320 de la calle Cedros, en Urdesa.
Pero no, como debe entenderse, nunca se trata de apariciones. Suele suceder que un vagabundo decidió pasar la noche en lo que hasta hace 20 años era la vivienda de una familia honorable, ubicada en uno de los sectores de más plusvalía en esta ciudadela.
“Aquí las casas tienen terrenos de 500 hasta 2.000 metros cuadrados”, dice Martha Béjar, quien preside la fundación Asociación Cívica y Cultural de Urdesa (Accur), hasta donde también se remiten quejas por parte de los vecinos por esta casa.
“Implica riesgo tenerla como vecina”, dijo la dueña de una de las casas aledañas, quien, por seguridad, prefirió no dar su nombre.
Martha Béjar hace referencia de esto: “El incendio de la mansión abandonada que está ubicada en las calles Higueras y Costanera es un ejemplo. Pudo contaminar las viviendas cercanas, pues se encuentra deshabitada desde su construcción, hace casi 40 años”.
En el catastro municipal la propiedad aparece en manos del Banco Central, que mantiene al día los pagos de impuestos prediales, apenas tiene una deuda de 192 dólares.
En Miraflores existen tres construcciones en similares circunstancias, en donde el abandono reina hace 2, 8 y hasta 10 años.
“Generan mala vecindad”, agrega Tatiana Di Mattías, quien preside la junta barrial de esta ciudadela, adjunta a Urdesa, tramita desde hace un año ante el Municipio la posibilidad de que una de estas construcciones le sean entregada en comodato para establecerla como una casa comunal.
“Una casa en abandono es un peligro. Se trata de un tema de seguridad también”, le contó en su momento Di Mattías a EXPRESO.
Al momento, de acuerdo con la información obtenida con respecto a la vivienda del número 101 de la calle Porvenir y av. Carlos Julio Arosemena, el Municipio informó al consejo barrial que está imposibilitado de una expropiación.
“Nos informaron que el solar corresponde a la CFN, de acuerdo con la ficha predial municipal”, dice Di Mattías.
Las otras dos casas que ofrecen mala vecindad en Miraflores son las del número 216, de la calle Tercera, y 315, de la Sexta. Sus habitantes dejaron el barrio hace ocho y dos años, respectivamente, y sus casas quedaron expuestas al vandalismo.
Tal como en la construcción de la calle Cedros, que con los años su acabado arquitectónico fue siendo desmantelado, estas casas terminaron en ruinas.