Bodega. El salón donde ensayaba el coro de la universidad se ha convertido en una bodega donde se guardan  los implementos que se quieren rescatar.

La Casona Universitaria aun espera ayuda para reparacion

En noviembre del 2018, el Municipio prometió apoyo económico. El edificio presenta fisuras y deterioro en las paredes. El acceso es limitado al lugar.

La reparación de la Casona Universitaria es una tarea que está pendiente desde noviembre pasado, cuando las autoridades de la Universidad de Guayaquil anunciaron el compromiso del Municipio de respaldar la ejecución de obras para la intervención de este inmueble que, hasta hace pocos años, era un espacio académico y cultural de la ciudad.

Después del terremoto del 16 de abril del 2016 que afectó a las provincias de Esmeraldas y Manabí, y que tuvo réplicas en Guayas, este edificio patrimonial presentó fisuras, deterioro de paredes, placas de yeso caídas, material suelto y un poste de hierro afectado que sostiene uno de los balcones del Paraninfo.

De acuerdo con los datos de un inventario realizado por obras públicas universitaria, se requieren cerca de $ 200.000 para reparar esos daños.

La falta de recursos no solo ha impedido la ejecución de los trabajos de restauración; también ha limitado el acceso a este sitio donde solo funciona el Instituto de Música, el salón del coro de la universidad y el Centro Ruso, donde se dan clases gratuitas a estudiantes.

En los últimos meses, los directivos de la institución educativa han tratado, con recursos propios, de cambiar un poco esa imagen de abandono.

Es así que se dio una mano de pintura a la fachada e interiores; se colocó toldas blancas en los tumbados para impedir que el yeso caiga al piso por los agujeros formados por la filtración del agua; y se acondicionó el Salón Amarillo, donde reposan los cuadros de expresidentes y exrectores de la universidad, con el fin de desarrollar las reuniones de la Junta Consultiva y del Consejo de Educación Superior (CES).

Además, se habilitó el Paraninfo donde se han desarrollado algunas conferencias. Este sitio es uno de los más representativos del lugar. Allí se resalta el mural ‘A la gloria de Bolívar’, del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.

Sin embargo, permanecen cerradas el área de administración; mientras que la sala donde ensayaba el coro de la universidad se ha convertido en una bodega que guarda butacas y otros objetivos antiguos que se busca rescatar.

Pero el sitio más olvidado es el museo Huerta Rendón, que no cuenta con un inventario. Allí reposa un cúmulo de restos precolombinos, vasijas y figuras de antiguas culturas, algunas resquebrajadas, que están alineadas en el piso porque no hay vitrinas para colocarlas.

El busto decapitado de Eloy Alfaro y una placa oxidada en homenaje a Julián Coronel, también reposan sobre una mesa de metal, porque las estanterías de madera que las acogían se apolillaron con el tiempo.

Rafael Arízaga, el arquitecto que estuvo a cargo de la intervención de la Casona, en el rectorado de León Roldós (1995-2000), asegura que las afectaciones del edificio no son graves y que se podrían resolver sin mayores complicaciones.

Roberto Passailaigue, presidente de la Comisión Interventora para el Fortalecimiento Institucional (CIFI), y rector de la universidad, asegura que el proyecto para evaluar de manera técnica este bien inmueble está aprobado por la institución y que solo falta el dinero prometido por el Municipio para empezar las obras. “El cambio de administración municipal hizo que se reorganicen los procedimientos. Esperamos que el equipo técnico de la actual alcaldesa vuelva a incluir la propuesta dentro de los planes pertinentes”, puntualizó.